PROMESAS; Nara Shikamaru. ✓

[2T] Capítulo 3: El chico de las Rosas.

Miraba a aquel chico fijamente.

—No sé qué problema tienes con esa serpiente, pero estas equivocado respecto a esta marca.

—¿Qué quieres decir? —preguntó con el ceño fruncido.

—Esta marca si me la colocó Orochimaru, pero no para darme poder, si no para utilizarme.

—¿Utilizarte?

—Cualquiera que sepa aquellos sellos de esta marca...—toqué mi marca con frustración. —Podrá utilizarme.

—Como un arma. —murmuró y bajó su rosa. —Ah, entonces no me sirves.

—¿Qué haremos, Taichi? —preguntó la chica y apareció a su lado.

Con mis compañeros nos sorprendimos al oír ese nombre.

—¿Por qué me miran así? —preguntó con una ceja arqueada.

—¿Tú eres Taichi? —preguntó Ino, quien ya tenía su brazo un poco mejor.

—Sí? —respondió algo dudoso. —Ese es mi nombre.

—Necesitamos que vengas con nosotros a Konoha. —dije con seriedad, él me miraba confundido y entonces comenzó a reír. —¿Qué es lo gracioso? —pregunté con el ceño fruncido.

—Esa manera de pedirlo, te has puesto tan seria. —reía. —Iré, pero...necesitaré algo a cambio.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Chouji escondiendo sus frituras detrás de su espalda.

—No te preocupes no quiero tus tontas frituras.

—¡No son tontas!

—Calla gordito, no quiero lidiar contigo. —decía con un suspiro, con Ino nos alejamos. —¿Qué sucede?

—Yo... ¡No soy gordo! —exclamó con mucho enfado y le dio un golpe en el estómago a Taichi. —¡Solo tengo los huesos anchos!

—Eso debió doler. —dije al ver como Taichi se retorcía del dolor. —Ya dinos que es lo que quieres.

—Déjame...déjame recobrar...el...aliento...

—Que fastidio. —me crucé de brazos. —Solo apresúrate.

—Me agradas. —decía con una sonrisa.

—Tu no a mí.

—Bien, les diré que quiero a cambio. —nos miró con una sonrisa. —Quiero que ustedes tres cierren los ojos y...

—No. —dije frunciendo el ceño. —Si los tres cerramos los ojos, intentarás escapar.

—Ah, veo que eres inteligente.

—Idiota.

—Bien, Bien. —suspiró. —Que el chico de las frituras mantenga los ojos abiertos.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó Ino.

—Ya lo sabrán.

—Esto no me gusta para nada. —murmuré y cerré los ojos. —Ya está.

—Manténganse así hasta que les diga.

Me mantenía con los ojos cerrados y los brazos cruzados. No sabía que es lo que tramaría este idiota, pero no podrá escapar con Chouji vigilándolo.

Taichi no decía una palabra, entonces sentí una respiración muy cerca de mí y fue ahí cuando sentí una presión en mis labios. Abrí mis ojos de inmediato y me topé con los ojos café de Taichi.