PROMESAS; Nara Shikamaru. ✓

[2T] Capítulo 23: Volver a verte.

Estaba completamente sorprendida y confundida a la vez.

Frente a mí se encontraba mi madre... ¡Mi madre!

Corrí a abrazarla.

—Tenía tantas ganas de conocerte, madre. —digo con nostalgia, sentía las lágrimas caer. —Siempre, siempre lo quise.

—Mírate. —decía con una sonrisa mientras acariciaba mi rostro. —Te has vuelto toda una mujer.

—Tengo tantas preguntas que hacerte.

—Creo que eso puede esperar.

—¿Eh?

—Hay otra persona que quiere verte. —dijo con una cálida sonrisa y entonces a lo lejos noté a una persona, cuando se acercó corrí a abrazarlo. —Siempre quise verlos de esa forma.

—Hija mía.

—Padre.

—No llores, mira que te pondrás fea, aunque eso lo dudo. Eres una belleza, espero Asuma esté alejando a los chicos de ti.

—Papá...

—Eres mi pequeña niña, no cualquiera puede tomarte.

—Hiruzen. —suspiró mi madre. —Deja que ella decida con quien salir, apuesto que Asuma es muy sobreprotector contigo.

—Ni te lo imaginas. —solté una risita. —Ahora, ¿me podrían decir que hago aquí? No es que me moleste estar con ustedes, es más, me encanta, pero no entiendo del todo.

—____, tú has muerto. —decía mi padre.

Me quedé muy sorprendida al oír eso, así que Pain me mató. Aunque ya sabía las consecuencias me siento triste.

Dejé a ese vago solo.

—¡Hiruzen! —exclamó enojada mi madre. —Deberías ser más sutil con las noticias.

—Lo siento, lo siento. —reía.

—Hiruzen, nuestra pequeña tiene varias preguntas.

—Pongámonos comidos y pregunta todo lo que quieras.

Nos sentamos y ellos me miraban curiosos esperando alguna pregunta.

—Yo quiero saber que sucedió aquel día en que mamá murió. —les digo con seriedad, mi madre se sorprendió y mi padre se mantuvo serio. —Le he preguntado tantas veces a papá, pero siempre me cambiaba el tema.

—Ah, sigues con eso. —suspiró. —Bien, te contaré todo.

—Ponte cómoda cariño, mira que cuando tu padre habla no hay quien lo pare.

—Biwako...—murmuró avergonzado. —Bien, bien. —tosió. —Todo sucedió cuando tu apenas tenías 2 meses de nacida, había una mujer que estaba embarazada la cual tendría a su hijo ese día, la mujer era la esposa del cuarto Hokage. Todo el proceso sería muy complicado por todos los enemigos que podrían apoderarse del poder que poseía Kushina.

—¿Mandaste a mamá a ese lugar aun así? —pregunté con el ceño fruncido. —¡¿Por qué?! ¡Sabías que era arriesgado!

—¡Lo sé! —exclamó. —Pero tú madre era la más indicada en ir. Cuando nació el pequeño niño todo iba bien, Biwako sostenía al bebé...pero entonces apareció un hombre quien asesinó sin piedad a tu madre.

—¿No sabes el nombre?

—No, solo sé que tenía una máscara.

¿Máscara? ¿Podría ser...?