EPILOGO

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Después de una semana repleta de llamadas, entrevistas, cartas, y ruegos de algunos colegas para participar en el viaje a la Ciudad de Piedra, lo que más deseaba Sakura era terminar de una buena vez con eso. Acababa de regresar de una junta con los encargados del Departamento de Antigüedades de Brasil, se encontraba recostada en la cama cuando le echó un vistazo al reloj; las nueve y media.

Recordó que Shaoran se acababa de meter a bañar y cuando pensaba ir a acompañarlo escucho que tocaban la puerta de la habitación.

Frustrada y cansada fue a abrir de mala gana.

-¿Esta es la habitación de Shaoran Li?- Sakura contuvo la necesidad de levantar una ceja al ver a la despampanante mujer que la miraba como a alguien muy inferior, aunque de hecho era de menor estatura.

-No, lo siento- Mintió.

Estaba a punto de cerrar la puerta, con mucha satisfacción, cuando escucho la voz de Shaoran detrás de ella.

-Cariño ¿No piensas acompañarme?- Volteo cuando escucho que se acercaba y agradeció mentalmente que saliera con una toalla en la cintura y no desnudo, aun así se le seco la boca al contemplar el exquisitamente bien formado cuerpo de su marido.

-¡Shao!- El escandaloso grito y el empujón que sintió cuando la desconocida paso corriendo por un lado de ella, la sacaron de sus lascivos pensamientos, y, cuando vio que se lanzaba a los brazos de su Shaoran, se quedó en shock. –Oh mi amor te extrañe tanto, hace mucho que no te pasas por el bar y pensé que algo malo te había pasado en esa odiosa excavación…- Sakura comprendió inmediatamente porque esa mujer le parecía familiar, recordaba vagamente haberla visto por el bar donde se encontraba Shaoran cuando lo conoció. Ahora tenía ganas de degollarla. Aun sin hacer o decir nada, busco la mirada de su marido.

Shaoran no sabía qué hacer, ¿Cómo era posible que Mei lo haya encontrado?

Lo aterraba la idea de lo que Sakura podría estar pensando. Aferro la toalla a su cintura con una mano mientras que con la otra trataba de quitarse a Mei de encima, se reprendió por no salir del baño vestido y culpo a Sakura por no meterse a bañar con él. Extrañamente divertido busco la mirada de su mujer y todo ápice de diversión se esfumo en menos de un segundo. Sakura estaba furiosa, más que furiosa. Había fuego en su mirada y por su postura con los brazos cruzados en el pecho, supo que era una manera de mantenerlos quietos y no lastimar a alguien.

Justo cuando bajo la mirada para arreglar el asunto con Mei, sintió unos labios sobre los suyos, y aterrado comprendió que esos segundos de distracción en que estaba mirando a Sakura le iban a salir muy caros.

-Escuche rumores de que te habías casado ¡¿Puedes creerlo? Me preocupe por un momento pero ahora que te encuentro, sólo quiero recuperar el tiempo perdido, ¿Qué tal si le dices a la camarera que…- Shaoran tardo solo un segundo en comprender las estupideces que estaba diciendo Mei, se preguntó cómo le resultaba tan agradable antes y ahora no la soportaba ni en la misma habitación.

-Es verdad Mei me case.

-Vamos mi amor, no bromees conmigo, tu y yo sabemos que no eres hombre de una sola mujer. Además, ¿No deberías estar en tu luna de miel?

-De hecho- La voz de Sakura salió clara y controlada, con lo que señalaba su irritación. -Has llegado a interrumpirla- Mei volteo a mirarla con sorpresa y la escudriño desde los pies descalzos hasta su despeinada melena. Sakura, sin soportar por más tiempo la presencia de esa zo… mujer, se acercó y la tomo por el brazo, aplicando la fuerza suficiente para separarla de Shaoran y llevarla hacia la puerta que seguía abierta. -Sí, sorpresa, yo la camarera también soy su esposa, así que te agradecería mucho que no te le volvieras a acercar, un placer- Termino con una angelical sonrisa y después le cerró la puerta en la cara llena de estupefacción.

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