CAPITULO 2'2

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A la media hora era dueña de una pistola automática calibre 38, fácil de limpiar y mantener, y de un impre sionante abastecimiento de balas que le pesaban como hierro dentro de la cartera. El vendedor ni siquiera demostró curiosidad. Tal vez todos los días tuviera ocasión de vender armas y municiones a estadouniden ses como ella. Hasta le llamó un taxi y le permitió esperar dentro del negocio.

Cuando Sakura regresó al hotel, Tôya y Reed todavía no habían vuelto. Tôya estaba tan malhumorado con ella que era capaz de dejarla toda la noche sola, una perspectiva que suponía alarmaría a su hermana. Pero no era así. Sakura no estaba allí como turista, y el menú del servicio de habitaciones era de lo más adecuado. No le molestaba en absoluto tener que permanecer el resto del día dentro del hotel. Hasta le vendría bien descansar un poco.

Pero Tôya y Reed regresaron a última hora de la tarde y se dirigieron a su habitación, ambos muy sonrientes y de buen humor. Sakura percibió olor a alcohol en el aliento de ambos, pero no estaban borra chos.

-Conseguimos un guía -anunció Tôya con tono jovial, abandonando por fin su malhumor-. Se supone que debemos encontrarnos con él a las siete para planificar la expedición.

-¿Aquí, en el hotel?-Le pareció muy conveniente.

-No, en el bar que concurre. Deberás venir. Tienes más experiencia que nosotros en todo lo que se refiere a planear una expedición.

Sakura suspiró para sus adentros. Se le ocurrían muchos lugares mejores para hablar de la expedición que en un bar, donde habría muchos oídos atentos escuchando.

-¿Quién es ese guía? No me han dicho cómo se llama.

-Li -respondió Reed-. Shaoran Li. Le pedi mos informes a mucha gente, y todos nos dijeron que es el mejor. Supongo que nos servirá. Con tal de que deje en paz la botella, creo que cumplirá bien sus funciones. Eso no sonaba demasiado alentador. Sakura volvió a suspirar.

-¿Es de por aquí?

Tôya se encogió de hombros. -Supongo que sí. Tiene un buen acento... aunque…

-Nació en Hong Kong -se apresuró a informar Reed-, pero no sé si se sigue considerando de allá. Creo que se lo podría definir como "expatriado". Nadie parece saber cuánto hace que anda por aquí.

El tiempo suficiente para convertirse en un ser completamente tropical, supuso Sakura. Más lento, menos preocupado por los detalles. Pero en casi ningún otro lugar del mundo reinaba la obsesión por la veloci dad y la eficiencia que caracterizaba a los Orientales, y ella misma había aprendido a actuar con mayor lentitud cuando se hallaba en el extranjero. Había estado en excavaciones africanas, entre gente en cuyo lenguaje no existía la palabra "tiempo" y donde el concepto de actuar de acuerdo con un horario precon cebido hubiera resultado completamente antinatural. En esos casos era cuestión de adaptarse o volverse loca; sería interesante comprobar qué actitud había elegido ese señor Li.

-Es del tipo de los que quieren dirigir el espectáculo -dijo Tôya-. Si la mitad de lo que nos dijeron de él es cierto, supongo que hace lo que se le da la gana.

Sakura se dio cuenta de que ese Li había impresio nado a su hermano. Pero como desde su punto de vista la capacidad de juicio de Tôya había quedado anulada en plena adolescencia, decidió reservarse su propia opinión para más adelante. Tôya se dejaba impresionar por cualquier matón y estaba convencido de que el machismo era la esencia de la virilidad.

A pedido de Tôya, estuvo lista a las seis y media.

Conocía bastante bien a su hermano como para saber que le hubiera gustado que ella fuese una especie de bomba rubia dispuesta a utilizar su cuerpo para influenciar a ese hombre, que de alguna manera lo había impresionado. Pero aun en el caso de que hubiera estado dispuesta a teñirse el pelo, la naturaleza simple mente no le había deparado el material necesario para ser una bomba. Uno de los requerimientos era la voluptuosidad, y nada más lejos de Sakura que eso. En realidad esa carencia siempre la había alegrado, porque consideraba que tener que cargar con esos grandes pechos que volvían locos a los hombres debía de ser un esfuerzo inútil.

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