CAPITULO 13'2

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-¡Sakura, te dije que esperaras! -Shaoran apareció a su lado. Se hallaban completamente ocultos de los demás; la vegetación era tan exuberante que hasta ahogaba el sonido de sus voces.

Sakura tanteó con la rama, barriendo el piso, y al ver que nada se lo impedía, avanzó otro paso.

-¿Qué pasa? -preguntó Shaoran, observándola con cuidado.

-Quiero abrirme camino hasta detrás de esta roca.

-¿Por qué?

-Porque las instrucciones no dicen que haya que "trepar" -contestó ella.

Shaoran alzó las cejas.

-Comprendo. Está bien. Pero yo iré adelante.

Se apretó contra la roca y se adelantó. No fue fácil, porque las enormes rocas se encontraban muy cerca unas de otras. Utilizó el machete para limpiar el camino de malezas y de pequeños árboles que ocupaban cada centímetro e impedían el avance. A cada paso que daban, el lugar se tornaba más oscuro por las enormes rocas que se cernían sobre ellos.

Shaoran se detuvo, muy tenso.

-¿Qué pasa?

-Presta atención.

Sakura permaneció en silencio, concentrada. ¿Prestar atención a qué? ¿Una leve brisa fría...? ¿Una brisa? ¿Allí, detrás de esas rocas enormes?

-¿De dónde viene? -preguntó ella en un susurro.

-Sopla justo frente a mí -Su voz era tensa. -Me da de lleno en la cara.

Volvió a blandir el machete y taló el muro verde que les oscurecía la visión. La gruesa maraña de ramas, lianas y enredaderas cayó y dejó al descubierto una abertura negra y angosta. De allí procedía la corriente de aire.

Shaoran retrocedió y chocó contra Sakura.

-¡Qué increíble!

-¿Alcanzas a ver si es muy largo?

-Mi amor, adentro de ese agujero no alcanzo a ver a sesenta centímetros de distancia. Es muy oscuro.

Se había desprendido de la mochila antes de reunirse con ella, de manera que no tenía linterna. Sakura regresó presurosa hasta donde se hallaban los demás. Todos estaban un poco ansiosos con respecto a lo que ella y Shaoran podían estar haciendo, pero no tan curiosos como para ir a ver personalmente lo que había detrás de la enorme roca. Al ver que ella sacaba la linterna de su mochila, Reed preguntó:

-¿Encontraron algo?

-Es posible que detrás de esa roca haya un pasadizo -contestó Sakura-. Tal vez no. Todavía no sabemos,

-Iré con ustedes -decidió Reed.

Volvieron al lugar donde Shaoran esperaba. Reed dirigía permanentes miradas por sobre el hombro pero no se volvió. Cuando alcanzaron a Shaoran, Sakura comprobó que mientras aguardaba había despejado un claro alrededor de la entrada.

Reed abrió muy grandes los ojos al ver la delgada hendidura en la montaña. La idea de introducirse allí le resultaba aterradora.

Shaoran tomó la linterna e iluminó la abertura. Notó que se ensanchaba enseguida y que esa entrada abierta en la roca era sin duda una excelente defensa. Los enemigos se verían obligados a entrar de a uno, lo cual permitiría a los ocupantes a deshacerse de ellos sin esfuerzo. El corredor posterior era un pasillo cavado en la montaña y tendría aproximadamente dos metros y medio de alto por un metro y medio de ancho. No era posible asegurar si esas dimensiones se mantenían a medida que el túnel avanzaba, porque a los tres metros doblaba abrupta mente hacia la derecha.

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