veintisiete

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- ¿traes tu coche Sheyla?- pregunté mientras caminaba hacia el mio.

- no, vine en uber.

- vamos en el mio

Me adelanté a donde estaba estacionado mi coche mientras Sheyla me seguía a unos pasos. Debo de admitir que estaba demasiado nerviosa e iba jugando con las llaves del coche. No tenía ni idea de como hablar con ella, cuando antes era lo más natural en el mundo.

Abri el coche con la llave a distancia y entre en el, esperé a que entrara también ella para poder arrancar. Yo iba conduciendo y pensando que iba a decir, que decir, hasta que Shey prendió el radio. Al menos la música nos iba a sacar de ese silencio incómodo.

- ¿Recuerdas cuando antes podíamos hablar horas y horas o simplemente quedarnos en silencio sin necesidad de prender un radio para salir de la incomodidad?- claro que lo recuerdo, recuerdo casi cada conversación que teníamos... También recuerdo casi al final como no paraba de hablar de José, "lo maravilloso que era" y recuerdo como me dolía y me mataba escucharla.

- por supuesto que lo recuerdo Sheyla. ¿como olvidarlo?- le respondo con sarcasmo.

- nunca hubiese pensado que terminaría.

- velo como un nuevo comienzo. aparte. Para cada una- me dirigió una mirada y después volvió la vista a la ventana.

Llegamos a un la zona centro y busqué un lugar disponible para estacionarme.
Llegamos a un restaurante y nos sentamos en una mesa que estaba afuera en el área para fumadores.

nada más sentarnos llegó el mesero con los menús y nos los entregó, y después se retiró diciéndonos que en cuanto quisiéramos ordenar le habláramos.

- muy amable joven. Gracias- le dijo Sheyla

Revisamos el menú cada una en silencio y después ordenamos cuando estábamos listas. Como dijo el mesero.

- ¿De qué quieres hablar Sheyla?

- no contestaste el mensaje que te envié

- ¿Qué querías que te contestara? No tenía nada que decirte, todo estaba dicho ¿no? no entiendo para que querías mi bendición o que te dijera que estaba bien que te casaras si igual lo vas a hacer. No lo creí importante.

- ¿No lo Creíste importante? ! Te dije lo importante que eres para mi! ¡Que te necesitaba conmigo! !Que...

- Ese es el problema Sheyla... !No te importo como tú me importas, no me necesitas como yo te necesito, no significo para ti lo que significas para mi, no... - maldita sea- no me amas como yo te amo...- justo eso esperaba. Ese silencio afirmando lo que le acababa de decir... Yo lo se y no puedo luchar contra eso.

- No minimices lo que siento por ti- me dice con la mirada hacia su plato el cual llevaba revolviendo un rato - no tienes ni idea.

- Cualquier cosa que tú sientas, no la sientes igual que yo, lo que yo siento por ti tú lo sientes por José... Y está bien. Quien decide es el corazón.

- ¿Por qué te victimizas?

- ¿eso te parece? No se, tú sabes como me gusta la auto-compasión. Creo que deberiamos irnos, tengo que empacar y prepararme psicológicamente para el lunes y todo eso- le digo levantandome del asiento.

- ¡Espera! Quería hablarte de eso, sientate por favor.

- ¿Qué pasa ahora?

- Seré clara. No quiero que vayas o aceptes la operación, no sabes lo horrible que es la situación para los periodistas en Juarez. Es demasiado peligroso, por favor no vayas.

- ufff... Debes estar bromeando. Creo que ya hemos pasado por esto y no tienes ningún derecho a decirme lo que quieres o no quieres que haga en MI vida, Sheyla.

- No te estoy diciendo que hagas, te estoy pidiendo por favor que no lo hagas... Aunque no lo creas me importas y no quiero perderte. Por favor.

- creo que debemos irnos Sheyla, estoy demasiado cansada y lo único que yo quiero es dormir.

Pagó Sheyla la cuenta adelantándose y salimos del restaurante. Nos dirigimos al coche en completo silencio y sin siquiera voltearnos a ver.

En todo el camino a casa de Sheyla permanecimos en silencio. Llegamos y estacioné el coche para que bajara de él.

- por favor Camila, estás a tiempo y en tú derecho de no aceptar.

- Es mi trabajo, por favor no te metas, te lo estoy diciendo amablemente... Tenemos meses sim hablar y sinceramente no creo que tengas derecho a meterte o a "pedirme" nada.

- Tú así lo decidiste, tú decidiste alejarte y huir, tú fuiste la que me apartaste de ti sin ningún motivo realmente fuerte. Fuiste tú.

- ¿No se te hace un buen motivo que me enamoré de ti y cuando te veo solo quiero besarte? ¿no te parece demasiado buen motivo que quisiera abrazarte y dejarte junto a mi el resto de mi vida y jamas soltarte? ¿Qué te parece desear cada maldito segundo que me ames un poco de lo que amas a José? ¿te sirve de motivo desear despertar a tu lado cada mañana por el resto de mi vida?- Sheyla bajó del coche tan rápido que apenas me dio tiempo de ir tras de ella. La alcancé y la tome del brazo girándola hacia mí pegando su pecho junto al mío- ¿Que te parece este motivo? No puedo estar cerca de ti y no imaginarme recorriendo tu cuerpo con mis labios. Hacerte el amor cada segundo de mi vida. Que me digas que me amas aunque sea solo una vez... ¿pero sabes cuál es el motivo más fuerte Sheyla?- al no obtener ni una respuesta (lo cual era obvio) continué- Que nada de eso importa, por que yo no lo voy a dejar de desear y tú te vas casar y por eso no vamos a poder ser amigas, por que eres el amor de mi vida y lo has arruinado porque cualquier persona con la que esté no vas a ser tú, aunque ni siquiera hemos estado. Así que...- la tome de la cintura y la pegué más a mí y la besé... La besé como si no hubiera un mañana sabiendo que era lo único que iba a "tener" de ella. Por un momento puedo jurar que me respondió el beso.

Me separó de ella y nos miramos a los ojos por unos momentos que parecieron años. En silencio. Yo trataba de que entendiera o se diera cuenta de lo mucho que la amaba y ella tratando de decirme algo, buscando la manera de decírmelo... Hasta que lo hizo. y rogué a dios que no fuera cierto y despertar. Hace unos instantes estaba en el cielo y ahora con una relativa efemidad estaba en el infierno...

- Estoy casada. Me casé con José en Mazatlan, fue espontáneo y nadie lo sabe. Estoy casada y lo siento mucho.

No pude detener las lágrimas que salían, sentía un vacío dentro de mi, sentía como si mi interior estuviera ardiendo y lloraba junto conmigo.
Y ella también lo hacía, ella también lloraba y era obvio era mi amiga y le dolía no responderme y que yo pasara por esto.
Subí a mi coche y aceleré, lo único que quería era llorar y sacar este ardor dentro de mí, este dolor dentro de mi alma.
Se había casado y ahora tenía que abrazar mi dolor y afrontarme a una realidad que siempre estuvo ante mis ojos... Ella nunca iba a ser mía.

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