treinta y dos

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Pasó una semana desde el beso con Sheyla, no hablamos del tema y decidí igual dejarlo pasar, ya que sabía que al fin y al cabo no iba a pasar nada ni nos iba a llevar a nada.

Estaba confundida y al mismo tiempo estaba en un estado de que me daba casi igual, era raro porque en otro momento hubiera insistido en que habláramos de ese beso.

Ahora me encontraba mirando a través de la puerta de mi oficina, viendo como pasaban las personas por allí. Ni siquiera me di cuenta cuando Cristina entró.

- Necesito que vengas un momento a mi oficina, y ve por Eduardo por favor.- salió de mi oficina cerrando la puerta tras de ella.

Entré junto con Eduardo a la oficina de Cristina y nos sentamos frente a su escritorio, ella acomodaba unos papeles y dando unos golpes al grupo de archivos sobre la mesa para alinearlos se sentó en su silla.

- Inicialmente se les dio este caso a Mark y Fabián, pero parece que tuvieron unas diferencias y como tienen doce años no pudieron resolverlo y pidieron dejarlo - puso una carpeta frente a nosotros y nos hizo una seña con la mano para que la tomáramos- Es un caso nuevo, hace tres días, el martes para ser exactos, entró un grupo armado al bar Ángeles y mataron a dos sujetos, que supuestamente esperaban a sus parejas.

Ese caso había sido muy sonado, ya que las víctimas eran hijos de unos diputados. Según lo que decía en la carpeta estaban actuando de una manera bastante prepotente con un grupo que estaba ahí (me imagino que debe de haber sido de esos tipos que creen que por tener "contactos" creen que tienen derecho a todo) tal vez es un problema de ética en mi, pero algunas personas se merecen lo que les pasa. En los archivos decía también que el grupo de cuatro personas al que molestaban se hartó tal vez y salió de ahí, pero después de tres minutos más o menos volvieron a ingresar dos de ellos y uno les disparó con un arma.

- Necesito que vayan al bar y hablen con el dueño y antes recojan los vídeos de vigilancia que tienen en revisión para ver si el dueño reconoce a alguno de ellos.-

Salimos de la oficina y nos dirigimos al bar, eran las cinco de la tarde, no estaba abierto pero igual el dueño estaba ahí. Fuimos en la camioneta de la agencia que estaba asignada a Eduardo, ya que la que mía al ir a Juarez la asignaron a alguien más.

Llegamos al bar y aparcamos la camioneta en un estacionamiento que estaba al lado, bajamos de ella y entramos al lugar.

......................

Hablamos con el dueño del bar y nos comentó que uno de los jóvenes que estaba con el grupo que asesinó a los otros dos iba hasta dos veces por semana con otro grupo, pero nunca con el que estaba ese día. También nos dijo que se llamaba Javier y estaba en la universidad, que era buen muchacho y no se veía una persona problemática, nos dijo también que era amigo de uno de los meseros y que en ese momento éste estaba haciendo un inventario, nos llevó con él y hablamos un rato.

El mesero nos contó que podríamos encontrarlo en la universidad donde estudia, pero que era muy tarde y ya habían terminado sus clases, por lo que tendríamos que esperar hasta el lunes.

Habíamos pasado dos horas interrogándolos y ahora íbamos de vuelta a la comandancia, agencia, lo que sea.

- ¿Qué piensas, Camila?- me dice Eduardo apartando por un momento la mirada del camino.

- Que no estoy segura que encontremos a ese muchacho vivo, y ni siquiera sabemos donde vive.- Para mi era muy obvio que ese muchacho no tenía la oportunidad de salir de eso, de seguro estos diputados investigaron por su cuenta y lo mandaron a matar y por el otro lado tal vez los tipos que asesinaron a los otros no querían que los acusara y lo mataron... Esperaba equivocarme.

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