Unos meses después de que se terminara aquel operativo del que hablaba y que había terminado por culpa de un error que alguno de nosotros cometió ahora nos encontrábamos de nuevo en casa.
Me habían promovido como representante de la fiscalia en asistencia de la procuradora de chihuahua, lo que significaba que andaría de aquí para allá trabajando de la mano de Cristina y vería demasiado a Camila, con quien cada vez más arreglaba más nuestra situación, hablábamos cada vez más, nos sonreíamos y yo sentía que podíamos tratar y conseguirlo.
Hasta después de una junta en casa de Cristina, en que Camila se ofreció a llevarme a mi casa por que yo había ido en uber, para variar.
En el camino yo le contaba de como José se había emocionado de que haya llegado, y aunque sabía que seguramente no debería hablarle de él, no sabía de que otra cosa hablar.
Llegamos a mi casa y ella se estacionó frente a ella, nos quedamos mirando sin saber que paso dar o cómo despedirnos y soltamos una pequeña risa por lo idiota de la situación
- Llegamos Sheyla- me dice sin apartar la mirada de mi.
- Lo puedo notar-
Sabía lo que iba a hacer, lo sabía y no la detuve: y no lo hice porque lo anhelaba, lo quería, quería que pasara y la dejé . Primero fue un beso lento, con cariño como si nos fuéramos a romper, hasta que nos besamos más fuerte con más necesidad, puse mis manos en sus mejillas para que no se separara y ella me acercó más a su cuerpo todo lo que el cinturón le permitía, no era mucho y ella lo notó por lo que lo desabrochó sin apartarnos hasta que en un mal movimiento golpeó el claxon del auto haciendo que este sonara y haciéndome regresar a la realidad en el proceso, a una realidad en la que me moría de miedo, insana y en la que me era más fácil culpar a Camila que enfrentarme a esta realidad.
-Estoy casada Camila, él pudo haber salido y vernos ¡Por qué me besaste!.- La miro y mis palabras salen con un tono temeroso y quebrado.
-Sheyla, tú me respondiste- su mirada relataba que no podía creer lo que le decía, como si yo fuera la persona más estúpida del planeta.
- No se puede repetir ¡todo estaba tan bien!,
- Tienes razón, no se va a repetir. Hay que olvidarnos de esto Shey- tenía unas ansias de que nos besáramos de nuevo que era tan estúpido e ilógico a la vez.
Entré a mi casa y ella arrancó su carro dirigiéndose a la suya, José salió de nuestra habitación y yo dejé mi saco en la entrada una vez que lo levanté del piso ya que se me había caído debido a los nervios que tenía al tope.
- ¿Qué pasó, Camila? ¿Estás bien?- Pregunta claramente preocupado.
- Si, todo bien no te preocupes- paso a su lado apresurada y entro al baño de nuestra habitación, José me sigue y yo cierro la puerta en su cara.
- ¿Segura Camila?- ¡maldita sea!-
- Ya te dije que si, José déjame tomar un baño.
- Está bien, háblame si me necesitas.
Dejo que la bañera se llene mientras que yo me deshago de la ropa que llevo puesta, una vez que termino de desvestirme me sumerjo en la bañera, aunque está todavía no se llenaba completamente.
Cerré mis ojos e inmediatamente vinieron a mi los recuerdo del beso y de lo que sentí con él, el agua era tibia pero yo podía sentir mi cuerpo arder, como si por dentro mi sangre corriera como lava y como si mi pubis fuera un volcán que necesitara explotar.
Comencé a tocar mis pechos, a apretar mientras con mis ojos cerrados imaginaba que era Camila quien lo hacía, Tomaba mi pezón entre los dedos y deslizaba las yemas alrededor de mi areola mientras imaginaba que era la lengua de Camila la que se deslizaba en mi. Imaginaba a Camila mordiendo mi cuerpo, dejando marcas con sus labios y sus dientes, siendo gentil y un poco agresiva a la vez sin lastimarme, haciéndome anhelar que fuera real. Deslicé una mano en camino a mi clítoris sin dejar de masajear mis pechos con la otra.
Masajeé los pliegues de mis labios con mis dedos indice y medio, tomándome mi tiempo. Comencé a flotar mi clítoris lentamente, hasta que fue imposible resistir más y comencé a flotar más rápido, en busca de hacer explotar ese volcán, se sentía cada vez más cerca y aceleré lo más que me fue posible. Mordí mis labios una vez que llegué, aguardando así un grito pero no un gemido con su nombre en él.
Estuve un rato más en la bañera hasta que mis dedos comenzaron a mostrar las típicas arrugas símbolo de la humedad, me vestí con mi pijama y me fui dormir continuando en sueños lo que hacia en mi imaginación, anhelando fuera realidad pero sabiéndome incapaz y sin la fortaleza para hacer que lo fuera.
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Eligeme A Mi
Romance¿Qué tan valiente se necesita ser para luchar por lo que amas o por quien amas? ¿Qué tanto depende tu felicidad de ti misma?. Imaginas un futuro con la persona que amas pero ella no hace más que apartarte. -TERMINADA-