Capitulo 16

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Jueves

Fernanda salió muy temprano a cabalgar, siempre disfrutaba del aire fresco y ver el amanecer desde los prados era una delicia. Costumbre que a Mauricio ya se le había contagiado, por lo que esa mañana también había salido de mañana, a tal grado que cuando la vio a lo lejos se quedó observándola detenidamente.

—No tienes idea de cuánto la quiero —le dijo a su caballo—, la quise desde el primer día en el que la conocí y aún después de haber creído algo que no era, la seguí queriendo. El problema es, que no sé cómo decírselo y no sé si ella siente lo mismo.

Mauricio estaba consciente de los problemas de Fernanda con Jeremy y Johanna. Era una de las dos razones que tenía para tomar distancia, y no intuía que Fernanda estaba sintiendo un sentimiento especial por él también. La otra razón se debía a la edad. Le llevaba más de diez años y ese podía representar un problema.

Prácticamente la siguió por todo el sendero en el que ella a cabalgaba, hubiese sido fácil que Fernanda notara que alguien la seguía, pero justo en esa mañana, su cabeza permanecía en otro lado, sus pensamientos se encontraban muy lejos de allí. La cena de la noche anterior le había traído recuerdos de su niñez, y esos recuerdos le hicieron recordar a Isabel, su tía, quien hacía ya muchos años atrás había fallecido.

Fernanda recordaba cómo fue Isabel quien prácticamente la había criado hasta que tenía seis años cuando ella falleció, le era triste recordarla pues era muy pequeña y no recordaba con exactitud, pero al mismo tiempo le parecía tan extraño como era posible que no tuviese ningún recuerdo de ella. Lo único que recordaba es que toda su familia había guardado cada foto, ropa o algo que representara un recuerdo para evitar el dolor que causo su partida.

Cuando llegó a su casa Maru estaba cocinando junto a su abuela Cecilia.

—¡Qué madrugadoras, buenos días! —saludó mientras se servía un poco de jugo de naranja en un vaso.

—Buenos días mi niña ¿Cómo te fue?

—Todo bien, normal. pero sabes abuela... No sé por qué, pero me recordé un poco de mi tía Isabel—dijo con tono dudoso y salió de la cocina con el vaso de jugo de naranja en la mano.

Doña Cecilia y Maru se vieron la cara con un gesto de sorprendidas.

—¡Ay, Maru! hace mucho que no escuchaba ese nombre aquí en la casa —dijo doña Cecilia mientras le pegaba un sorbo a un vaso con agua—, no hay que comentarlo con nadie más. Tú más que nadie sabe el recuerdo que Isabel representa para esta familia y lo último que necesitamos en este momento es causar un alboroto. Confiemos en que Fernanda no comentará nada sobre el tema —terminó, mientras Maru solamente escuchaba y con el mismo gesto de preocupación que Cecilia, inclinaba la cabeza para seguir partiendo las naranjas.

***

En el hospital todo fluía de manera tranquila. Don Sebastián trabajaba junto a Mauro para poder continuar las ampliaciones del hospital junto a la constructora de Mónica, quién, era una mujer muy voluntariosa así que también invertía todo su tiempo en ello. Aunque fueron quizás dos días los que casi no llegó, por ayudar a sus sobrinas a buscar un apartamento en la capital.

—Saben que después de haber visto los apartamentos, estaba pensando en que fácilmente podrían vivir en una casa de la constructora. Justo está vacía, no está tan cerca de la universidad como los apartamentos que vimos, pero tendrán más espacio y está en una zona bastante exclusiva —dijo.

Ya habían gastado buena mañana viendo propiedades.

—Si me lo preguntas a mí estoy totalmente de acuerdo, esto de andar viendo apartamentos no es lo mío. Y si tiene más espacio mucho mejor — dijo Johanna.

Para EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora