—¿Qué hacen aquí? —preguntó Mauro, visiblemente nervioso.
Recién salía de su consultorio cuando se encontró con Mauricio y Fernanda.
—Ya te contaré con calma —respondió Mauricio.
—¿Beatriz? ¿Qué haces aquí? —inquirió Fernanda al ver a su hermana.
Hasta donde sabía, no había razón para que Beatriz estuviera en el hospital.
—Vine a visitar al doctor Sebastián y a Mauro, quería agradecerles por su apoyo durante el embarazo —respondió rápidamente—. ¿Y ustedes? —preguntó, mirando a Samantha, especialmente al niño.
Aunque Beatriz resolvió la duda de Fernanda con facilidad, a Mauricio le causó cierta curiosidad, especialmente por lo nervioso que se veía Mauro, algo que solo él notaba por la cercanía que tenían.
—Unos pendientes —dijo Samantha, tirando del niño—. Los espero —añadió, adelantándose.
—Vamos a hacer las pruebas de ADN. Necesito saber si es mi hijo —explicó Mauricio.
—¿Todo bien? —preguntó Beatriz tras escuchar la respuesta.
—Sí, no te preocupes.
—Hola, ¿cómo están? —saludó Sebastián—. Qué bueno verte, Fernanda. ¿Tienes un momento? Me gustaría hablar contigo.
—Sí, claro —respondió ella, extrañada por la seriedad del doctor—. Beatriz, te veo luego. Mauricio, ¿me esperas? —pidió, y siguió al doctor Sebastián.
—Lamento interrumpirte.
—No se preocupe, ¿sucede algo?
—Estoy preocupado por Jeremy. Sé que es un tema que no tiene que ver contigo, pero al parecer decidió irse del país a continuar sus estudios, y no sé hasta qué punto sea lo mejor. ¿Te ha comentado algo?
—No, no tenía idea.
—Fernanda, disculpa por molestarte con esto. Sé lo mal que se portó Jeremy contigo, pero también sé que lo aprecias. Me da vergüenza pedirte esto, pero ¿podrías hablar con él y ver si logras hacerlo entrar en razón?
Discoteca
—¡Qué sorpresa verte por aquí a estas horas! —dijo el cantinero.
No era usual que estuviera allí tan temprano.
—Quise venir un poco antes. ¿Sabes si vendrá Johanna Monteros?
—¿La de ojos claros?
—Sí, ella.
—Pues la verdad, no lo sé. La última vez que vino, el chico con el que llegó tuvo que llevársela prácticamente cargada porque se puso mal.
—Gracias —respondió, dándole una palmada en el hombro, y se fue.
Casa de los Monteros
Johanna estaba viviendo su mejor época; le encantaba cómo se comportaba Pablo con ella. Tanto, que parecía que Jeremy quedaba en el olvido, o al menos relegado.
Incluso los mensajes que le envió ese día fueron ignorados; apenas respondió alguno para negarse a lo que Jeremy le pedía: hablar.
Saltó de felicidad en el momento en que Pablo le dijo que había llegado a visitarla.
—Necesitaba verte —dijo Pablo, abrazándola—. Lamento lo que pasó la otra vez.
—No te preocupes, perdóname tú por no poner los pies sobre la tierra.
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Para Enamorarte
Teen FictionMauricio es un joven soñador y está enamorado de Samantha y ella de él, pero las vueltas de la vida son tan impredecibles que diez años después se encuentra soltero, siendo exitoso como abogado, pero no en su vida sentimental, hasta que un día llega...