Capitulo 52

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Casa de Beatriz

No sólo para Fernanda había comenzado mal el día, la salud con Beatriz cada vez era peor, su pelo se seguía cayendo y aunque solía ser fuerte la mayoría del tiempo, ese día le dolió.

—Creo que sería más fácil si les dijeras a todos de una vez lo que te está pasando, no tendrías que esconderte —dijo Blanca, recién salió Beatriz del baño.

—¿Qué quieres decir?

—Lo que está pasando contigo. Soy vieja, pero no tonta y estoy segura de que es algo grave.

—No digas nada por favor. Sabes muy bien que si digo algo va a ser muy difícil, y no lo quiero.

—Erick, dijo que hoy iría a la iglesia para preguntar sobre el bautizo de la niña —agregó Blanca.

Fue una manera de no seguir presionando a Beatriz, o recordarle que estaba enferma. También, una manera de decirle que guardaría silencio.

—Sí, justo anoche hablamos sobre pedirle a Fernanda y a Ignacio que sean los padrinos.

—Paco hubiese sido mejor opción.

—Lo sé, incluso pensamos en Mauricio, pero... tanto Erick como yo, queremos ahorrarnos los comentarios de mi suegra —sonrió—. Gracias Blanca.

—Voy a ver si ya está listo el biberón de Danielita.

Empresa

—Mauricio —dijo Paco, alcanzándolo en el estacionamiento.

No hacía mucho que Samantha se había ido.

—¿Pasó algo?

—Vi que seguiste a Samantha, hasta acá. No me quiero meter, pero conozco sus intenciones, asi que quiero estar seguro de que mi hermana no va a sufrir.

—No digas eso, sabes muy bien que quiero a Fernanda. Y no la seguí, también venía para acá y queria preguntarle algo, pero ya ves que se fue y por lo que veo, fue lo mejor.

—Mauricio, sabes que te aprecio, y si aceptas un consejo. Es mejor que te mantengas muy alejado de ella, yo sé por qué te lo digo —dijo, señalando el auto de Samantha, quién iba regresando.

—Vi por el retrovisor que querías hablar conmigo, así que regresé. ¿Qué pasó? —preguntó desde el auto.

—No era nada Samantha —respondió y se fue a su auto.

—¿Qué le dijiste? —cuestionó a Paco.

—¿De qué?

—¡Ay, paquito! Enserio ¿Crees que soy tonta? Te conozco bien y no sabes mentir. Solamente mantente alejado, porque si no...

—A mí no me amenaces Samantha.

—No te estoy amenazando, solamente advirtiendo. Se supone que quedó claro que no me ibas a ayudar, pero tampoco te ibas a meter, así que no te metas, porque si lo haces, tendré que ventilar que le fuiste infiel a tu esposa con una secretaria de la empresa. Siempre nos hemos llevado bien, no eches a perder la amistad que hemos tenido —dijo Samantha, y se fue.

Paco se quedó muy serio.

Hacienda Monteros.

—¿Estás mejor?

—Sí, gracias por venir. No sé qué voy a hacer, Fernanda me desprecia.

—Tampoco te victimices Irene, tú misma me dijiste que no le preguntaste qué había pasado y le dijiste cualquiera.

—¡Ya lo sé Mónica! Fue solo que me exalté, no me gustó para nada verla en ese apartamento y con la ropa de Mauricio.

—Te entiendo, pero recuerda que Fernanda ya es mayor de edad y ya no la puedes controlar como a una niña, lo mejor ahora es que siempre que pase algo así, le preguntes primero antes de sacar tus conjeturas. Además, Mauricio es un buen muchacho y estoy segura de que la cuida.

Para EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora