Capítulo 55

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—Los familiares del joven Pablo Uruñas? —preguntó una enfermera.

—Yo, yo soy su papá —respondió Patricio.

—Acompáñeme por favor.

Él la siguió de inmediato. Johanna se quedó bastante preocupada, pero al menos le tranquilizaba que al final tendrían noticias de Pablo.

—¿Cómo conocen a Patricio? —preguntó doña Irene.

—No es el momento mamá —respondió Johanna.

Había corrido a abrazarlo cuando lo vio, había sido algo expontaneo y no quería tener que darle explicaciones a su mamá sobre eso.

—¿Desde cuándo conoces a ese señor? —volvió a preguntar.

—Mamá, lo conocimos en el viaje que hicimos hace poco —respondió Fernanda.

—¿Y han seguido teniendo contacto con él desde entonces?

—No, o al menos yo no. Johanna, no sé porque es el papá de Pablo, pero... ¿Podemos hablar de eso después? no creo que sea el momento.

—¿Johanna Monteros? —preguntó la misma enfermera que había salido antes—. Acompañeme por favor.

Johanna, la siguió de inmediato.

—¿Johanna, y ese muchacho son novios? —cuestionó Mónica.

—No, tengo entendido que no. Pero si estaban saliendo —respondió Mauricio.

Había escuchado lo que había dicho antes.

—Haber, ¿Qué está pasando? Johanna, ya se fue, así que si me pueden explicar por qué tantas preguntas lo agradecerían, mucho. Están todos pálidos —dijo Fer.

—Es solo que hacía muchos años no sabíamos nada de él y nos sorprendió verlo aquí.

—Mamá, hasta mi papá tiene una cara de sorpresa.

—¿Gonzalo? —preguntó Patricio.

Ya se veía más tranquilo.

—Hola Patricio —saludó Irene.

Mónica fue más discreta.

—Wow, han sido muchos años.

Patricio, también se sorprendió de verlos. Ya sabía que en algún momento lo haría, pero nunca imaginó que sería allí.

—¿Cómo está tú hijo? —preguntó don Gonzalo.

Patricio, estaba justo a la par de Fernanda, y le dolió pronunciar esas palabras. Su princesa, estaba parada junto a su verdadero papá.

—Gracias a Dios, está bien y no fue nada grave, aunque al parecer tendrá que estar interno al menos una semana. Cuando me enteré de que Pablo estaba saliendo con Johanna, me sorprendió mucho, pero creo que después de todo me da mucho gusto. Es un mundo tan pequeño, que mi hijo terminó enamorándose justamente de la sobrina de Irene —dijo con cierta pena.

—¿Enamorado?

—Sí, justo tenía planeado declarárselo hoy de una buena vez, cuando sufrió el accidente. Está encantado con Johanna.

—Pero eso no se puede! —dijo doña Irene con mucha imprudencia.

—Irene, yo sé que lo que le hice a Isabel no estuvo bien, pero nuestros hijos no tienen nada que ver con eso. Han pasado muchos años de eso.

—¿Qué fue lo que le hizo a mi mamá? —cuestionó Fer.

Mauricio, la tomó de la mano en ese instante.

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