Capítulo 34

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—Fer —dijo Mauricio al verla durmiendo a la par de él.

Ella lo abrazaba como a una almohada. El verla allí, tan delicada, durmiendo como un bebé, hacía que se diera cuenta aún más de todo el amor que sentía por ella—, despierta Fer.

—Buenos días —lo soltó de inmediato—. ¿No ha dejado de llover? —preguntó al ver como las gotas de lluvia resbalaban sobre la ventana.

—No, y al parecer es una tormenta la que está afectando. Lo malo es que así no vamos a poder volver.

—¡¿Cómo qué no?! —se levantó exaltada—, Mauricio yo necesito que el trofeo este en la vitrina, lo antes posible...

—Tranquila —interrumpió—, quizás lo que voy a decir te va a molestar aún más, pero el trofeo lo tiene Mauro. Se lo dejé a él para que lo entregara a tiempo por si pasaba algo.

—Eso quiere decir que el plan te salió a la perfección. Quizás hasta sabías lo de la tormenta y por eso vinimos hasta acá.

—No, no, eso no lo sabía. Me imaginé que Susan buscaría la manera de qué te fueras, pero ignoraba a dónde irías.

—Al final de todo eso solo me confirma que la vieja loca de Susan quería enviarme lejos para quedarse a solas contigo.

—Eso no importa ahora, estamos juntos.

—Se debe estar muriendo del coraje, al ver que no llegas —sonrió.

No podía evitar burlarse y más, con todo lo que le había hecho.

—Fer, ¿Sabes que te amor verdad? —ella acentuó la cabeza—. Por eso mismo quiero contarte un poco sobre mí, quizás eso te ayude a comprender muchas de las actitudes que he estado teniendo en nuestra relación —dijo, levantándose de la cama para armar el sofá y poderse sentar.

—¿Un poco sobre ti? No comprendo.

—Ya quedó, ven siéntate —haló su mano—. Fer, hace muchos años estuve enamorado de una chica que creí sería el amor de mi vida, incluso compré un anillo de compromiso para proponerle matrimonio. Terminamos nuestra relación porque la encontré con otro, un tipo mayor, y por muchos años fue algo que me lastimó mucho y me marcó. Siempre creí que ella era la mujer de mi vida, hasta que te conocí. Fer, te juro que jamás había amado a nadie como te amo a ti. Pero tampoco puedo mentir, que inconscientemente he traido muchos de esos miedos a nuestra relación, y el vernos en una relación de la que pocos saben me llena de muchas dudas. La más grande, es que yo no sea el hombre de tú vida.

—¿Por qué nunca me lo habías dicho?

—No lo creí importante, fue hace muchos años, pero ahora que sentí que te perdía, me di cuenta de que debía ser sincero contigo sobre esa historia que me guste o no, marcó mucho mi personalidad en una relación.

—Agradezco tu sinceridad, pero siento que muchos de los problemas que hemos tenido no se tratan sobre lo que viviste con Samantha, si no, por lo que ha sucedido con Susan ¡Vaya que tenías una obsesión con las "S"! Puedo entenderte Mauricio, tú mismo sabes lo que yo viví con Jeremy, y admito que esa experiencia también me ha afectado, pero no soporto y jamás voy a soportar ver como Susan te besa cada vez que tiene la oportunidad —se acercó a él y acarició su rostro—. Así que si realmente vamos a luchar por esto, debemos aprender que yo no soy Samantha, y tú tampoco eres Jeremy, pero también debes ponerle más limites a Susan.

—¿Qué es lo que me quieres decir?

—Que anoche fue maravilloso, te comportaste como un caballero y eso solamente me hace quererte más. Te amo Mauricio, y no soporto un día más lejos de ti.

Para EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora