Capítulo 42

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Durante la semana las cosas estuvieron calmadas para la relación entre Fernanda y Mauricio. Ni siquiera Susana o Samantha dieron problemas y Paco mantuvo su palabra sobre no comentar nada sobre su relación. Las mellizas y Sonia pasaron esos días en la hacienda, dado a que tenían una semana libre para prepararse para los exámenes. Inclusive Jeremy parecía que había aceptado su derrota.

Sonia, también había comenzado a salir con Ignacio. Relación que no había sido nada más que el interés de ella de darle celos a otro joven e interés de él de buscar la forma de emparentar con una buena familia, como lo había hecho su hermano. Y Beatriz, pese a que había dicho que daría la noticia, toda la semana seguía posponiendo el momento, su excusa era el próximo cumpleaños de sus hermanas y su deseo de no arruinarlo. Justo, Johanna era la primera emocionada en los preparativos.

—¡Tranquila mamá! —exclamaba Sonia.

Ya no sabía, qué más decir para tranquilizar a Claudia. En los días que habían pasado, el único problema que había existido cada día era justamente entre Claudia y Fernanda. Y ese día, después de la visita de sus papás no había sido la excepción.

—¿Acaso no la viste? No la soporto, me molesta que mis papás le den un lugar, que nos corresponde a ti o a mí.

—¡Ay, mamá! A mí no me molesta que mi abuelo diga, que Fernanda es la mujer que representa a los Monteros. Creo que lo dice por lo de la empresa, y no podemos negar que tiene razón. Incluso Beatriz o Johanna podrían molestarse con eso, y ya vez que ni les importa.

—¡Es una altanera! ¡Eso es lo que me molesta! Pasa todo el día entrando y saliendo de la casa como si nada, incluso se comió mi Yogurt ayer y lo único que dijo es que iría a comprarme más.

—Sabes que mi prima no es precisamente de mi agrado, y sé que es insolente, pero mamá...

—Pero mamá nada... mejor déjame sola —pidió.

Estaba muy molesta.

***

—Tengo los nervios de punta Gonzalo —se quejaba doña Irene.

Ambos estaban en su habitación.

—Claudia está siendo muy inmadura, no es posible que se comporte así por el comentario que hizo mi papá.

Siempre hemos sabido que el favoritismo que tiene don Augusto y doña Cecilia por Fernanda le ha molestado, pero esto está insostenible Gonzalo.

—No es favoritismo, es justo eso lo que Claudia no comprende. Es simplemente que Fernanda apenas va a cumplir diecinueve años y para mis papás el ver lo capaz que ha sido en la empresa les ha impresionado.

—No es solamente por la empresa, debemos aceptar que Fernanda, es la consentida de los abuelos. Tanto tús papás como los míos siempre están al pendiente de ella, pero en este caso Gonzalo, en este caso me preocupa que en algún momento Claudia estalle y termine diciendo cosas demás. Y Fernanda, no ayuda. ¡No sé qué pueda hacer para que se quede callada, si quiera una vez en su vida! ¿Escuchaste lo que le dijo hoy?

Casa Beatriz

—¡Ya estamos listos criatura! ¿Me vas a decir siquiera a mí, a qué se debe está celebración? —sonrió doña Socorro.

—Sabes que no soy tan curioso como mi mamá, pero desde que te casaste con mi hermano he pisado la casa de los Monteros, si mucho tres veces —agregó Ignacio.

Temía que alguien supiera sobre su relación con Sonia.

Beatriz les había pedido que se arreglaran y la acompañaran a casa de sus padres. Incluso ya les había llamado a sus papás para pedirles que se reunieran a almorzar ese día. Era sábado y finalmente había tomado la decisión de que ese sería el día para dar la noticia.

Para EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora