Capítulo 45

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—¡¿Qué cosa?!

La cara de don Gonzalo era inexplicable.

—Si le parece, preferiría que vayamos a la cafetería para poder hablar más tranquilamente —pidió Mauricio.

Don Gonzalo acentuó la cabeza.

—¡Papá! —exclamó Fernanda—. Beatriz, quiere hablar contigo.

—Necesito que hablemos, después de que vea a tu hermana —puntualizó.

Fernanda se extrañó por el gesto que tenía su papá.

—¿Cómo está Beatriz? —preguntó Mauricio.

—Bien, ya nació mi sobrina —sonrió—. ¿Sabes qué pasó con mi papá? Lo noté extraño.

—Sí, pero ven... vamos a la cafetería, necesito que hablemos —dijo.

Mantuvo su distancia dado a que doña Irene y Johanna estaban cerca.

Irene, apenas se percató que su hija se fue con Mauricio, en otra ocasión hubiera indagado más, pero en ese momento estaba más preocupada por lograr en algún momento que las cosas se solucionaran con ella.

—Se lo dije Fer —dijo Mauricio, en la oportunidad que tuvo.

—No entiendo.

—Le dije a tú papá, que te amo y que tenemos una relación.

—¡¿Qué?!

—Fer, sé que quizás no fue el mejor momento, pero tuvimos una conversación que me dio la oportunidad de decírselo y no dudé en hacerlo. Sabes que te amo, y Fer... mi intención con esta relación es formar una familia contigo en el futuro. Sé que estás pasando por un mal momento y quiero apoyarte, pero sin tener que escondernos.

—Sabes que yo también te amo Mauricio, pero olvidas algo.

—¿Qué?

—Lo que dijo Samantha. ¿Qué va a pasar si lo que dijo es verdad?

—¿Cómo que, ¿qué va a pasar?

—¿Qué harías?

—No lo sé, no he pensado en eso. Fer... en este momento eres lo más importante, mucho más que un hijo porque estoy seguro de que es una mentira. Y si no lo es, creo que es algo que me gustaría enfrentar a tu lado. ¿o a ti te molestaría? Fernanda, en caso fuera verdad y tuviera un hijo ¿Las cosas cambiarían?

Sintió temor en ese momento.

—No —sonrió ella, viéndolo con amor—, especialmente ahora que me enteré de que soy adoptada creo que entiendo mucho que una persona que no comparte precisamente tú sangre igual puede quererte y darte amor. Aunque tampoco estoy en el mejor momento para poder ser sincera sobre lo que sentiría o haría. Sé que te amo y quiero apoyarte, especialmente por qué sé que, si ese hijo existe, todo pasó mucho antes que lo nuestro.

Habitación de Beatriz.

—¿Me vas a decir por qué estás disgustado? —preguntó.

Por muy discreto que don Gonzalo intentaba ser, no podía ocultar su molestia.

—Se trata de tu hermana.

—¿Cuál de las dos?

—Fernanda.

—¿Pasó algo? Recién salió y estaba tranquila.

—Mauricio, me acaba de decir que está enamorado de ella y que tienen una relación.

—Lo sé —respondió después de unos cuantos segundos—. La misma Fernanda, me lo dijo.

—No sé qué voy a hacer, sabes muy bien lo que eso significa. Admito que me siento muy molesto y decepcionado en este momento, porque ella sabe muy bien lo que pienso de ese muchacho. Pero ahora, ahora que sé que le afectó saber que no es mi hija... Quiero mucho a tu hermana, las quiero Beatriz y...

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