Capítulo 33

1.1K 79 5
                                    

—¡¿Mauricio?! ¡¿Qué haces aquí?!

No salía del asombro.

—¿Vamos, o prefieres quedarte aquí? —preguntó muy sonriente,

Por dentro temblaba, y temía la respuesta.

—Fuiste tú el que se robó el trofeo ¿O estás aquí por arte de magia?

—No te enojes por favor, sé que te metí en un problema, pero mi única intención es poder pasar tiempo contigo.

—¡Estás enfermo Mauricio! Señor, disculpe. ¿Habrá otra forma para poder llegar al pueblo sin necesidad de ir en lancha? —preguntó, alejándose de Mauricio.

Él solamente se quedó observándola con las manos en la cintura.

—Por este lado, solo lo puede cruzar en lancha. A menos que rodee todo el lago, hasta que encuentre el puente, pero está muy lejos de aquí.

—¡Nos podemos ir juntos! —gritó Mauricio.

—Yo creo que es buena idea que se vaya con el joven, por lo que veo se conocen y en un lugar como este, es mejor que esté con alguien de confianza.

Fernanda estaba muy molesta.

—Ni loca me voy a ir contigo —dijo, regresando a donde Mauricio estaba.

—Está bien, mi intención nunca fue incomodarte. Ya mismo veo la forma de que regresemos al hotel, creo que es lo mejor. Tampoco quiero que te molestes conmigo.

—¡Yo no pienso regresar contigo!

—Fernanda, es mi culpa que estés en esta situación. Realmente lo lamento, no era lo que quería. No puedo dejarte regresar sola al hotel, así que voy a acompañarte. Y en caso no encontremos taxi, puedo llamar a Mauro para que venga por nosotros.

—¿Mauro está aquí?

—Sí, vino para ayudarme con esto.

—Mauricio, está bien. Tampoco quiero regresar al hotel ahora, y mucho menos después del coraje que me hizo hacer Susana —dijo, y extendió la mano.

Mauricio la ayudó de inmediato a subir a la lancha.

—Ni pienses que voy a caer otra vez en tus trucos —amenazó—, y tampoco me hables.

Mauricio solamente acentuó la cabeza, no quería discutir con ella. Eso sí, sonrío discretamente todo el recorrido al pueblo, hasta que antes de llegar detuvo la lancha en medio del lago.

—¡¿Qué estás haciendo?! —preguntó exaltada.

—Dijiste que no te hable, así que voy a respetar eso —respondió, sacando una caña de pescar—, el lanchero me dijo que a esta hora se encuentran buenos peces.

La manera en la que lo dijo la hizo temblar, pensó incluso que la besaría, así que se quedó callada. Aunque tampoco le disgustó la idea.

Su enojo duró un par de segundos. Ver a Mauricio enredado bastó para que se riera y acercara a ayudarlo.

—¡Eres un mentiroso! —exclamó en medio de risas cuando notó que, si sabía cómo usar la caña, y el enredo había sido una táctica solamente.

—Estoy consciente que me estoy comportando como un adolescente, pero no me importa si con eso logro conquistarte de nuevo —dijo viéndola con dulzura.

Hotel

—Buenas noches, Susan —saludó Marlon.

Recién iba llegando.

Para EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora