Capítulo 38

1K 81 4
                                    

Casa de Sebastián.

—Hola, te vengo a invitar a desayunar mañana, ¿Tienes espacio? —preguntaba Mónica, recién iba llegando.

—Necesito que me aclares una duda —dijo don Sebastián.

Intentó ser bastante discreto, pero no hacía mucho que Lorena se había ido y tenía la cabeza llena de preguntas.

—Está bien, dime.

—¿Qué pasó con tu bebé?

— No entiendo. —preguntó ella con duda.

—No es mi intención entrometerme, pero me gustaría que me tengas confianza. Estamos en una relación y sabes que tengo planes a futuro contigo. Entiendo que estabas muy joven y...

—No entiendo de qué hablas.

—De esto —dijo él entregándole la carpeta que Lorena le había llevado.

—¿Quién te dio esto? —preguntó ella, al borde de las lágrimas.

—Eso no importa.

—Sí importa ¿Y sabes por qué? porque esto no lo tiene que saber nadie —lloró.

—Mónica no es mi intención lastimarte, es solamente que me gustaría me puedas tomar en cuenta en todo —la abrazó él—, especialmente porque el tema de los hijos ha sido un tema que hemos hablado y sé que es importante para ti.

—Quizás en algún momento pueda aclararte todas las dudas, pero por ahora no puedo, por favor confía en mí —pidió limpiándose las lágrimas.

—Confío en ti y la única intención que tengo es que tú también hagas lo mismo.

—Y lo hago, pero hay cosas que son mucho más importantes Sebastián, discúlpame por no darte un voto de confianza en esto —dijo, y se fue.

Fer y Mauricio

—Creo que ya es muy tarde —dijo Fernanda—, aunque me encantaría quedarme aquí toda la noche.

—Podemos hacerlo —la besó.

—¿Y si Susana se da cuenta que no dormí en mi habitación? me puede reportar.

—Llama a Carolina. Estoy seguro de que mi prima te cubre.

—¿Tú crees?

—Creo que sabes que sí.

*Al celular.

—¿Fer o Mau? —se escuchaba la pregunta de Carol acompañada de una carcajada.

—Fer —río—, ¿Qué te pasa?

—Nada, es que me imaginaba que, si tú no me has llamado, no era posible que mi primito lo hiciera —rio.

—¿Estás en el hotel?

—No. Me vine para una discoteca con Héctor. Justo voy a aprovechar a que me cubras con la bruja de Susan por cualquier cosa, porque creo que no voy a llegar hasta en la mañana —dijo a gritos.

—Es que yo tampoco pesaba llegar.

—Entonces perfecto. Por si se dan cuenta, tenemos de cuartada una a la otra. Podemos decir que salimos juntas, igual que la otra vez.

—¿Te parece?

—Sí, igual ya es muy noche, seguramente ya se dieron cuenta o falta poco para Susana se dé cuenta, y te dejo porque te escucho muy poco.


—¿Qué dijo?

—Resulta que nos escapamos el mismo día. No está en el hotel —dijo, entregándole su celular.

Para EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora