Capítulo 23

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—Buenas noches —saludó don Gonzalo—. ¿Y ese milagro?

Le sorprendió encontrarse a Mónica en la hacienda, especialmente cuando sabía que a Irene le incomodaba verla.

—Creo que al fin entendí que Mónica es mi hermana y no hay nada de malo en eso.

—Hoy tuvimos una larga conversación y tuve la oportunidad de explicarle a Irene que, aunque me fui, con la idea de algún día volver y contar toda la verdad. Al ver a mis sobrinas convertidas en las mujeres que son, me di cuenta de que todo pasa por algo y no vale la pena desenterrar el pasado —sonrió Mónica entre lagrimeos.

—Me da mucho gusto escuchar eso, tú sabes que en esta casa al menos para mí, siempre has sido bienvenida. Y tanto para Fernanda como para Johanna has sido de mucha ayuda, incluso me parece que te has llevado bien con ellas ahora que has vuelto.

—Sí, eso creo. Aunque me identifico un poco más con Fernanda por su forma de ser, especialmente por lo arrebata —sonrió.

–Propia de su madre –Sonrió doña Irene–, pero debo agregar que realmente pienso que la que sí tiene mucho parecido contigo es Johanna. Por si no lo recuerdas, la que quería ser modelo y siempre andaba a la moda eras tú igual que Johanna. Fernanda más bien pienso se parece más a mí, y es por eso por lo que no hemos aprendido a llevarnos tan bien.

–No digas eso mujer –la abrazó don Gonzalo–. Fernanda tiene un carácter angelical —bromeó.

El comentario les causó mucha gracia a todos, incluso a Jazmín y Paco quién recién iban llegando. Los ánimos aún no estaban calmados, pero don Gonzalo tenía una noticia que dar y justo por eso les había pedido que se reunieran en el comedor a cierta hora.

—Ahora que Jazmín y Paco ya llegaron, me gustaría compartir con ustedes una noticia. Especialmente ahora que Fernanda, Johanna y Sonia no están. Irene ya lo sabe y se lo comuniqué a Beatriz antes de venir para acá y es que mi hermana Claudia y su esposo llegarán el próximo viernes. Quiero mantenerlo en secreto, aprovechando que para esas fechas las muchachas estarán de viaje y cuando regresen Sonia se lleve una grata sorpresa.

—¿Vienen de viaje o a vivir? —preguntó Paco con duda.

—La verdad no me gustaría entrar en detalles, pero prefiero decirlo antes que cometan alguna indiscreción. Lamentablemente mi hermana y su esposo han estado pasando por temas financieros un poco delicados, que prácticamente los está obligando a venirse para acá e iniciar de cero. Facundo como lo hacía antes de irse, hace años, va a colaborar en la empresa nuevamente. Así que solamente les voy a pedir que sean considerados con ellos, especialmente porque no les será fácil el cambio después de tener un estatus muy alto y haber tenido la necesidad de pedir ayuda. Pretendo que hagamos de cuenta que solamente son unos invitados más. Ya hemos hablado con Irene, y vivirán un tiempo aquí en la hacienda, tenemos suficiente espacio y para esas fechas su casa ya estará arreglada —se dirigió a Jazmín y Paco.

–Lamento mucho su situación. Pero realmente no sé qué decir, como tú sabes la relación con tu hermana en el pasado nunca fue muy cordial que se diga.

–Yo lo sé Mónica, y no te preocupes por eso.

–Papá, pero... Sí mi tío viene y va a trabajar en la empresa ¿Qué puesto va a desempeñar? –preguntó con duda.

–Ya hablaremos luego de eso –terminó don Gonzalo tranquilamente, en lo que Paco se quedaba con mucha duda.

***

Las ocho de la noche marcaba el reloj. Johanna y Sonia recién iban llegando a su casa. Habían pasado prácticamente toda la tarde buscando la ropa perfecta para el viaje.

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