Capítulo 18

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El reloj marcaba las doce. No había manera que Fernanda lograra conciliar el sueño, se movía de un lugar al otro sin poder dormir. Recordaba cada momento de ese día, pero era el beso con Mauricio lo que más le impactaba y más que los besos, sus palabras.

«Dijo que me ama» sonrío.

Esas palabras habían bastado para que su día cambiara y que lo sucedido en la empresa y con su mamá no tuvieran importancia. La sonrisa en su rostro bien dibujada era muestra de eso.

Y por la mañana, no era la única con ojeras. Mauricio también se había desvelado, pensando en Fernanda. Aquel hombre de treinta años, al que hacía diez años le habían roto el corazón por primera vez lo sentía completo.

«También me quiere, me quiere»

Lo repetía una y otra vez dentro de sí.

Sobre todo, porque no tendría que esperar tanto tiempo para volver a verla. Ese mismo día estaba en la universidad para presentarse con los alumnos de plan diario en las clases que le corresponderían. Algo que incluso sorprendió a Mauro por lo rápido del asunto, pero quien lo terminó felicitando porque sabía la verdadera razón de su decisión. Tenía una sonrisa de oreja a oreja, que cualquiera que lo viera inmediatamente notaría que estaba feliz.

—Mauricio —dijo la directora.

Su sonrisa se borró al instante en el que volteó para saludarla.

—Buenos días —titubeó.

—Quiero presentarte a la otra catedrática de la clase de Desarrollo humano –dijo la directora, señalando a una mujer delgada, no muy alta, ojos color verdes—. La doctora y psicóloga Susana, como ya la conocerás. se acaba de unir a nuestro equipo, con clases para más que todo los estudiantes de medicina, pero como te comenté cuando hablamos, podrás contar con ella en caso de algún imprevisto.

Mauricio no podía creer que estaba viendo a Susana. Tenía ocho años de no verla después que se había ido a vivir a España para terminar su carrera.

—Poco me imaginé que fueras tú —dijo.

La saludó bastante amable, si bien sabía que la decana era tía de Susana jamás se imaginó volvérsela a encontrar y mucho menos en la universidad. Había sido novios por algún tiempo y su relación había terminado en buenos términos cuando ella tuvo que viajar a España para terminar sus estudios. Así que no hubo ninguna tensión en el saludo.

—Susana ya conoce el edificio de Medicina, pero agradecería mucho puedas mostrarle el edificio de Derecho, Negocios y Administración por favor. Tengo una reunión en este momento y sé que no hay nadie más de confianza que tú para esto —agregó.

En el tiempo que tenían de trabajar juntos, era la primera vez que se mostraba tan amable con él. Y sobre todo con tanta confianza, todo se debía a que conocía sobre la relación que habían tenido y la cuál no le molestaba si volvía a florecer.

—¡No lo puedo creer! —exclamó Carolina.

Recién iban llegando a la universidad.

—¿Qué pasó? —preguntó Fernanda sin apartar la vista de su celular.

—¿Ves a la mujer que está con Mauricio? —preguntó.

Mauricio iba caminando por un pasillo en compañía de Susana.

—Sí, ¿Por qué?

—Estoy segura de que es Susana, la ex de Mauricio. Es la última novia que le conocí así que... ¡Seguramente va a ser mi cuñada otra vez! Con lo guapo que es mi primo, dudo mucho que lo deje ir otra vez —dijo Carolina con emoción—. Ven, vamos a saludarlos —haló a Fernanda quien solamente sonrió, pero no evitó sentirse mal por el comentario de Carolina.

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