Capitulo 6

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Mauricio se quedó por más tiempo del que el mismo había planeado, incluso almorzó con Fernanda. Especialmente después que Fernanda se enteró que su mamá y Johanna andaban por el aeropuerto recogiendo a una prima que llegaba desde España e iba a vivir con ellos, hija de la hermana de don Gonzalo. No le sorprendió enterarse hasta ese momento de la visita, más bien, entendió el por qué ni Johanna, ni su mamá habían querido quedarse en el hospital con Beatriz.

Así que fue la misma Fernanda quién lo invitó a quedarse para que la acompañara, no era una persona a la que le afectara estar sola, pero estaba consciente de que de estarlo era posible que comenzara a pensar cosas sin sentido y quería evitarlo. Mauricio aceptó encantado e inclusive se ofreció a que él mismo la llevaría de vuelta al hospital cuando lo necesitara.

***

Una semana después todo marchaba bien en la hacienda Monteros a excepción de Sonia, la prima que había llegado desde España, era otra muchachita inmadura al igual que Johanna, por eso se llevaban muy bien. No les importaba nada más que salir y divertirse, así que prácticamente era otro dolor de cabeza que todos en la hacienda Monteros debían soportar.

La salida de Beatriz del hospital se alargó, luego de otro sangrado que tuvo en el que se confirmó que se debía a una amenaza de aborto, el cuál al haber estado en el hospital se pudo atender a tiempo y se logró controlar. Sin embargo, eso había extendido su estadía en el hospital. Justo, Fernanda se arreglaba en ese momento para irse a acompañar a su hermana, en toda la semana, Erick y ella fueron quienes estuvieron al cuidado de Beatriz en el hospital, y don Gonzalo, quién lo hizo recién regresó de su viaje.

Cuando Maru entró a la habitación de Fernanda la vio bastante pensativa.

—¿Qué sucede mi niña? —preguntó.

—¡Ay, nana! —suspiró—, cada día que pasa entiendo menos a mi mamá. Pareciera que ir al gimnasio, ir de compras o reunirse con sus amigas es más importante que su propia hija. No ha ido a visitar a Beatriz, es como si no le importara. Realmente no la entiendo, porque siempre que vengo me pregunta, y ya, eso es todo.

—No creo que sea eso, más bien, que a tú mamá no le gustan los hospitales. Ya vez que a Beatricita no le gustan tampoco, de algún lugar debió haberlo heredado.

—¿Enserio lo crees?

—¡Claro! llevo muchos años trabajando con la familia Monteros, y si algo sé, es que, aunque no lo parezca, por su forma de ser, a tú mamá siempre le ha importado mucho su familia, no digamos una hija. Debe estar preocupada, pero le debe aterrar ir al hospital o quizás es el hecho de que sabe que va a hacer abuela —sonrió.

El comentario de Maru le hizo gracia a Fernanda quién también sonrió, jamás lo había pensado, pero tenía lógica.

***

—¿Todo bien? —preguntó Mauro.

Iba de salida, y se encontró a Mauricio recostado en su auto. Parecía que estaba hipnotizado.

—Sí, todo bien.

Su respuesta fue de poco ánimo.

A Mauro le fue fácil intuir que el estado de su primo se debía a que ya habían pasado algunos días sin que viera a Fernanda, ya sabía que Mauricio estaba enamorado de ella, aunque él no se lo hubiera dicho, y tampoco pretendía confrontarlo, solo esperaba el día en el que su propio primo lo aceptara, especialmente porque le daba mucho gusto verlo enamorado de alguien después de tantos años.

—Sabes, voy de camino al hospital. ¿Quieres ir?

—¿A qué?

—Bueno, sé que han pasado muchos años, pero si mal no recuerdo la relación con Beatriz nunca fue mala. Ahora que he estado en el hospital he visto que no ha recibido muchas visitas, quizás sea bueno que vayas, y la saludes, en la boda la pasamos muy bien y cuando he pasado a visitarla me ha preguntado por ti, así que creo que le daría mucho gusto verte —dijo.

Para EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora