Capítulo 19

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Fernanda salió prácticamente corriendo al siguiente día rumbo a la universidad. Se le había entrado la tarde e incluso Carolina, Sonia y Johanna ya se habían ido. Por todas las emociones que había vivido el día anterior le costó dormirse y cuando Carolina llegó a despertarla le pidió que no la esperara que ella se iría más tarde. No contaba, con que el sueño le ganaría y que cuando sentiría estaba diez minutos tarde.

—¡Buenos días! —saludó.

Los nervios la hipnotizaron en el instante en el que vio que era Mauricio quien estaba en el salón.

—Buenos días —sonrió él—, supongo que estás sorprendida de verme, pero soy el nuevo catedrático para este curso. Conozco a Fernanda porque nuestras familias son amigas y socios, he tenido la oportunidad de conocerla afuera y me gustaría que esto quedara claro antes de que se preste a malas interpretaciones —se dirigió a todo el alumnado—, como les estaba diciendo, sé muy bien mi trabajo, me gusta mucho la docencia y quiero que estén tranquilos en que no habrá favoritismos pese a la relación que pueda tener con Carolina —la señaló—, y Fernanda —aclaró—. Que, por cierto, estás bastante tarde, así que —vio su reloj—, en quince minutos cuando el curso termine quédate un momento para darte las guías que ya les compartí a tus compañeros por favor.

Fer acentuó la cabeza, por el tono que Mauricio usó se sintió incluso un poco incómoda, no quería que nadie notara lo que estaba pasando entre ambos. Especialmente cuando en el instante que Mauricio lo sintió oportuno se sonrió con ella.

la magia de los dos estaba escribiendo desde ya su historia. La historia más mágica para ambos.

—Disculpa por la tardanza, me quedé dormida —dijo recién todos habían salido del salón.

—Fer, quiero que hablemos con la directora de una vez, creo que tienes un periodo libre ahora ¿Qué te parece? No quiero que pase un minuto más sin que ella sepa de nuestra relación, y así podamos estar tranquilos.

—Creí que me ibas a dar las guías —agregó.

Sus mejillas se sonrojaron.

—Aquí están —dijo entregándolas.

—¿Vamos? —preguntó.

Mauricio sonrió de oreja a oreja y ambos salieron del salón rumbo a la rectoría. Cualquier alumno que lo vio creyó se limitó a pensar que se debían a temas de la universidad. Y para su tranquilidad la directora se mostró bastante tranquila e inclusive hasta alegre cuando le comentaron sobre su relación, especialmente porque ella ya había tenido la oportunidad de tenerlos en la oficina cuando aún no había pasado nada.

—Lo único que les voy a pedir es que se abstengan de besos y caricias dentro de la universidad —sonrió—. No quiero tener que lidiar con malentendidos y considero que para ustedes también será lo mejor.

—Claro que sí, y gracias por todo —respondió Mauricio.

Fernanda en cambio se notaba un poco más nerviosa, especialmente por la seguridad que Mauricio mostraba. Ignoraba lo enloquecido de amor que él estaba por ella, y sobre las ganas que tenía de gritar a los cuatro vientos que estaban juntos. Ella lo quería y aunque también hubiera querido gritarles a todos que lo amaba, le preocupaba que su relación fuera a afectarlo de alguna manera, especialmente su reputación como catedrático.

Ninguno de los dos contaba con que Susan aún estuviera enamorada de Mauricio y que su regreso era únicamente con la idea de recuperarlo. Mucho menos con que además de verla en la universidad la verían en el pueblo al ser parte de los nuevos doctores y psicólogos que atenderían en el hospital. Situación que ella misma había buscado, cuando regresó y se enteró que Mauricio estaba viviendo en el pueblo.

Para EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora