Capítulo 4

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Amber.

Mientras me levanto, miro el reloj y veo que ya es demasiado tarde para ir al instituto.

Ni si quiera me preocupo por desayunar ya que no me caben ganas de nada y me desplazo, con toda la pereza del mundo, hacia el baño.

Hago mis necesidades y me doy una ducha rápida para luego vestirme de lo más cómoda.

Agarro me celular y veo que tengo...
¿38 llamadas perdidas de Nathan?
¿12 de Mia?

«¿Qué mierda?»

Llamo de inmediato a mi mejor amiga y al tercer timbre me responde.

—Al fin me respondes, pensé que te había tragado la tierra—Su tono me hace despegar el celular de mi oreja.—¿Me podrías explicar por qué Nathan me llamó llorando a las 2 de la mañana tratando de explicarme algo? Dios ese chico es tan insoportable ¿A quién diablos se le ocurre llamar a alguien tan temprano?Es un Idiota.—Habla rápido y malhumorada.

«Si, así es ella cuando no duerme»

—Hola amiga, si, si, estoy perfectamente y ¿Tú cómo estás? ¿Bien? me alegro—digo con sarcasmo mientras pienso en lo que ella me a dicho antes.— Si quieres saber que pasó, cuando salgas del instituto nos vamos a ver en la cafeteria cerca de mi casa y te lo contaré todo— digo mientras me froto las sienes, cansada.

—Iré solamente porque soy chusma y quiero saber que pasó— habla mientras la escucho murmurar maldiciones.

—Bien, te veo ahí— respondo, a la vez que bajo las escaleras hacia la cocina—Adiós.

Genial, son las 11:00 am y mi padre no me a despertado para ir al instituto, me parece que cree que a su pobre hija le rompieron el corazón, tanto como para faltar a un día de clases.

[...]

Me encontraba ya en la cafetería, esperando a  Mia, durante una hora.

«¿Impuntual? No. ¿Muy impuntual? Exacto.»

De pronto una cabellera que conozco bien, o a decir verdad, más que bien, entra por la puerta y veo como me busca con la mirada.
Levanto mi mano para que por fin me encuentre y cuando sus ojos conectan con los míos, ella sonríe y corre hasta sentarse enfrente de mi.

—Me parece que tienes mucho para contar ¿No?— habla rápidamente.

—Supones bien—luego de hacerme una seña para que continue, prosigo.— Nathan y yo terminamos.— puedo ver como su mandíbula se descoloca y sus ojos se agrandan como dos platos.

Luego su cara pasa a ser de preocupación total, mientras observo como me analiza el rostro.

—¿Y qué fue lo que ha pasado?— sus ojos siguen los míos y no los aparta, como si quisiera que le contara toda la verdad.

—Él y Ryana— se queda desconcertada mientras veo como ahora sus ojos se clavan en la mesa y los mueve de un lado para otro, parpadeando muchas veces.

Luego alza la cabeza y si.. está enojada.

—Maldita perra, ella era tu amiga, no entiendo como pudo haber llegado a odiarte tanto.

Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora