Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)

Capítulo 54

Amber.

Mire como Aaron se separaba de la rubia con una gran sonrisa.

    —Tanto tiempo, jess— la mira detalladamente, a lo que yo abro los ojos tanto que me duelen.

   —Si, no sabes cuanto te he extrañado, pastelito—dice ella mientras agarra su brazo y le da un ligero apretón.

   <<¿Pastelito?>>

Me paro de golpe sobresaltando a Aaron un poco y la chica se dedica a mirarme amable.

<<Falsa>> pensé.

   —Y tu eres...— mi voz salió mas agria de lo que pretendía

Aaron me mira con reproche.

<<¿Y a este que le pasaba?>>

   —¡Oh, que tonta soy! Mi nombre es Jessica, fui la ...—Aaron carraspea con fuerza.

   —Fue mi vecina— da una sonrisa forzada a la rubia.

  —Claro, su... vecina— asiente rascándose la nuca, levemente avergonzada.

  —Yo soy...— su voz me interrumpe y se lleva la total atención de Aaron.

   —Has cambiado tanto, pastelito— menciona mirándolo de arriba a abajo.

   —Tú igual ¿Teñiste tu cabello?— Aaron toca su cabello ligeramente a lo que yo me sitúo más cerca de él para que note mi presencia.

  <<¿Qué diablos le pasaba?>>

   —Si, el pelirrojo no era lo mío, ya sabes, "fósforito"— ríe con él.

Silencio.

   —Aaron, creo que ya deberíamos ir a buscar a Mia—agarro su brazo y lo jalo.

   —Si...—me mira a mi y luego a ella—¿Cuanto tiempo te quedaras?—su interesada pregunta me hace fruncir el ceño.

   —Oh, hasta mañana—hace un breve puchero—Me quedo con Megan—él sonríe.

   —Wow, me encantaría verlas a ambas— sus ojos de fijan en mi—Amber ¿Salimos al bar hoy?

   —No—aclaro mi garganta al ver que mi voz salió furiosa— Digo... hoy no puedo, quede con Mia para..—¡Inventa algo, rápido!—Para comprar cosas...

   —Oh, es un lastima—dice la rubia frente a mi, mirando a Aaron con tristeza.

   —Sabes... puedo ir yo, mientras tú vas a comprar tus cosas—miro sorprendida a Aaron.

   —¡Ay! ¡Eso seria genial, lindura— ríe la rubia.

Este posa sus ojos en mi, y parece que nota mi cambio de humor, pero simplemente desvía sus ojos.

    —Claro—fuerzo una sonrisa—Me tengo que ir— y dejando a los dos atrás, voy hasta la pequeña casa en donde se que esta Mia.

[...]

Mia y yo caminábamos por el pequeño almacén.

    —¿Puedes creerlo? ¡Se quedo con la estupida rubia!— digo indignada, haciendo que las escasas personas se volteen a verme.

Mi mejor amiga me mira preocupada.

    —Seguro es alguna conocida, amiga, hasta incluso familiar de él— trata de convencerme mi ella mientras coloca algunas cosas en la bolsa de almacen.