Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)

Capítulo 59

Amber.

Cuando desperté era de noche.
Por lo que me había quedado dormida toda la tarde.

Mi papá no me había despertado pero no le tome importancia , seguro seguía enojado y no quería lidiar con su mal humor.
Me habían quitado el celular pero casi ni era problema para mi.
No lo usaba en lo absoluto y en cambio, todas las notificaciones importantes me llegaban a la computadora.

Mi sonrisa se amplio al ver el vestuario que tendría que utilizar pasado mañana.
Una pollera acampanada cortisima iba a adornar mis piernas y una malla rosa pálido con brillos hacían lucir al traje ridículamente aniñado.
Todo prolijamente acomodado.

Mañana tenia que ir a comprar el vestido y no sabia como iba a hacer.

Por ahí me podría inventar algo y salir de la casa, pero sabiendo como era papá, eso no iba a ser posible.

Parecía paranoico aveces.

Un pequeño ruido en la ventana me sobresalta de sobremanera y frunzo el ceño.
Mis ojos viajan hasta el cristal y me levanto.
Con pereza, la abro.

Un Aaron amagando a tirar, lo que parecen ser más piedras a mi ventana, me hacen rodar los ojos.

—¿Y que paso ahora?—admito que mi humor variaba bastante pero sentía el cuerpo ardía en llamas.

   —Me quede escondido tras los arboles—una pequeña sonrisa se asoma por mis labios y asiento.

Le digo con la mano que haga silencio y que valla para la entrada.

Corro hasta la puerta y mirando para los costados, la abro.

     —Estaba pensando en que podríamos ir ahora a comprar el vestido y mañana hacer algo solo para los dos—dice apenas entra.

Subo las escaleras sin contestar.

Cuando llegamos a mi habitación lo hago pasar.

    —No lo creo, estoy castigada por el resto del mes—digo rondando los ojos.

    —¿Y si nadie se entera?—sugiere mientras una sonrisa propia del gato de Alicia en el país de las maravillas, aparece en sus labios.

    —No, no, claro que no te meteré en problemas por mi, iré con algún vestido que ya tenga—digo sentándome en la cama.

     —Vamos Amber, no pasara nada, lo prometo—sus brazos me rodean suavemente.

Niego con la cabeza con duda.

    —No lo sé...

[...]

Habíamos recorrido todo el paseo de compras de arriba a abajo y de abajo a arriba, ningún vestido llamaba mi atención.

Aaron seguía entusiasmado aunque muchas veces miraba su celular sin prestarme demasiada atención.
No le tomaba importancia.

     —¿Y si vamos a esa?— la mano de Aaron interrumpe en mi visión y me señalan un pequeño local escondida que si no fuera por que el me lo había mostrado ni siquiera me daría por aludida de que estaba ahí.

     —¿A esa? Pero ahí no debe de haber nada, vamos ya a casa, esta anoche...—no termine de hablar cuando ya estábamos caminando hacia el local.