Capítulo 40

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Amber.

Despues de que Aaron me deja en mi casa, me propongo llamar a papá.

El dolor sigue palpitando en mis sienes y un mareo intenso me invade.

Marco el numero a medida que me siento en el sofá tratando de estabilizarme.

Llamo.
Uno, dos, tres... nada.

La linea esta muerta. Dioss...

Segundo intento.
Uno, dos, tres... nada.

Revoleo el teléfono y este cae, como si estuviera calculado, en la mesa con un fuerte ruido que hace que el dolor de cabeza sea aun mas.
Me paro y decido ir a acostarme a mi habitación.

Papá debería estar acá, pero se que pocas veces sale con su amiga del trabajo, a quien no conozco y llega mas que tarde.

Aveces pienso que tendría que darse otra oportunidad para amar, y no porque aquella mujer, a quien mejor llamo "madre", allá sido una víbora maldita, el tenga que catalogar a todas las mujeres por igual.

Después de subir las escaleras, entro en mi habitación.
Con ropa y todo, me acuesto en la cama tratando de conciliar el sueño.

[...]

A pasado una hora y aunque estoy cansada, el intenso dolor de cabeza junto con un nudo en el estomago me avisa que algo anda mal.

Papá todavía no a llegado y mi preocupación ahora se hace mayor.

Me saco la ropa de Aaron y la dejo junto con la otra que me había prestado.

Me pongo unos jeans a las apuradas y una simple remera.

Peino mi pelo con mis dedos, mientras bajo las escaleras.

Después de agarrar las llaves, salgo de mi casa y me dirijo caminando hasta la estación de policía.

Ya son las doce y media del medio día, y por fin cruzo la puerta del lugar.

Camino hasta un hombre bastante regordete con su uniforme y carraspeo para llamar su atención.

   —Hola, buenos dias— me mira con seriedad extrema y yo decido volver a hablar ante su cara de malhumor—Bueno...¿Usted me podría decir donde se encuentra el oficial Oscar wills?—pregunto mientras retuerzo mis dedos quienes sufren de las consecuencias de mi nerviosismo.

    —Si, ¿Quién lo busca?— dirige su mirada a otro oficial que pasa por detrás mío.

    —Eso no importa o ¿Si?—me mira con las cejas alzadas y yo solo froto mi cabeza mientras cierro los ojos.

   —Pues claro señorita— ruedo los ojos.
—O si no le pido que se retire y que valla a querer molestar a otras personas, acá estamos trabajando por su seguridad, no venga con sus chistesitos—lo miro mal.

    —¡Quiero ver a otra per..— no termino de hablar cuando una chica morena de buen cuerpo, me regala una cálida sonrisa.

Frunzo el cejo ante su actitud confianzuda.

   —Amber Wills—su mirada es de preocupación absoluta pero aun así su tono es amable.—Lamento lo de tu padre ¿Ya acabo el horario de visita? Tengo tantas ganas de verlo—se lamenta.

Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora