Capítulo 50

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Amber.

De mi boca salió un gritito ahogado.

Casandra levanto las cejas tan alto que tenia miedo de que se le queden trabadas.

Con cautela, miro detrás de nosotras, donde se encontraba la gran puerta.

Una sonrisa de superioridad se pinto en sus labios, dándome ligeros escalofríos.

Yo todavía no podía darme la vuelta, así que solo escuché.

—Ajam...¿Y tu eres?— río sin gracia la chica parada frente a mi.

Podía ver como mis compañeras se daban la vuelta y empezaban a cuchichear lo lindo que era y un montón de cosas más a las que no me permití seguir escuchando.

—Su novio, y como le decía, no vuelva a gritarle—me di la vuelta y lo mire.
Su cara reflejaba la palabra "Tranquilidad", más sus puños sufrían las consecuencias de sus nervios.
Los mantenía apretados, al igual que lo tenso que se veía su cuerpo.

—Bueno, yo soy la encargada de que ella participe o no en el recital, que tal si guardas tus palabras para cuando tenga tiempo de escucharlas.— habló cínicamente.

Mi cuerpo tubo frío por un momento.
La clase estaba en absoluto silencio, luego, un intenso calor se apodero de mi cuerpo.
Y hablé.

—Nunca vuelvas a hablarle así— dije entre dientes, tratando de controlarme.

—Es la verdad, así que fórmate y saca a tu novio, tu ya eres un estorbo y el suma un poquito más—todos la miramos anonadados.

¿Cómo iba a decirme algo así?
¿Era yo, o esto estaba cada vez más personal?

En unos pasos largos, ya estaba enfrente de ella.
La mire desde mi altura, porque ella era un poco mas alta que yo, y lo era un poco más porque sus tacos le hacían ganar altura.

—No me falte el respeto, en ningún momento se lo falte a usted, si su problema es personal, cuando salgamos de acá, nos sentamos en una cafetería a charlar de todo lo que le molesta de mi, pero ahora; no se olvide que estamos en una clase, aparte sus emociones irritables hacia mi ¿Bueno?— la mire a los ojos, los suyos reflejaban ganas de agarrarme de los pelos y tirarme contra el suelo, pero podía jurar que de los míos salían llamas.

Me permití mirar a Aaron quien me sonreía con orgullo, mientras una risita traviesa se escapaba de sus labios.

Casandra me sonrió de una manera tenebrosa.

Pero aun así, no dijo nada mas.

Tan solo me dejo formarme donde estaba yo antes.

Con un "gracias" articulado hacia Aaron y un besito en el aire, escuché como salía por la puerta.
Sonreí ante eso.

Mientras hacíamos nuestra rutina, Casandra no me dejo de sonreír en ningún momento y me estaba empezando a asustar.
Sea lo que tuviese planeado, seria una buena jugada.
Así que tendría que mantenerme atenta.

Luego de unos minutos más, Felix paso por la puerta con un café en un lindo baso térmico rosa, mientras sonreía y decía algunas palabras alentadoras a mi paso final.

Cuando la hora termino, corrí hasta el baño y me cambie.
Cuando termine, con un asentimiento de cabeza hacia Felix me despedí y a Casandra tan solo le dedique un pequeño guiño de superioridad.

Se lo merecía, por perra.

Llegue al estacionamiento y mientras caminaba, pude ver el auto de Aaron.

Estaba hablando con Amanda, y esta estaba muy cerca, demasiado como para incomodarme.
Cuando me acerque un poco más, vi como Aaron discutía, porque la miraba enfadado.

Por otro lado, Amanda tenia un sonrisa entre traviesa y ¿Coqueta?, no, no puede ser, son como hermanos.

Cuando finalmente llegue hasta ellos, Amanda me dedico una sonrisa, y antes de que pudiera saludarla con un beso en la mejilla, Aaron agarró mi brazo y de un tirón, me atrajo hacia su costado.

Lo mire enojada y confundida ante su acción.

—¿Qué carajos, Aaron?— el ni me miro, solo siguió mirando a Amanda.

Parecía que estaban haciendo guerra de miraditas, como pequeños niños.

—Vamos, Amber— le sonreí en disculpa hacia la chica de anteojos y me subí al auto.

El no tardo en seguirme.

Ibamos en el auto en silencio, hasta que decidí hablar.

—Aaron, no quiero que vuelvas a agarrarme así del brazo, no soy tu juguete— el apretó el volante y sus ojos destellaban arrepentimiento.

—Lo sé, pero no quería que te acerques a ella, es una mala persona— río.

—Tú no decides con quien me junto y con quien no, pero para que te quedes más tranquilo, no somos amigas—el suelta un suspiro de alivio y yo no dudo en mirarlo confundida.

—¿Me puedes decir por qué diablos ya no quieres ni verla?— el no dijo nada.
—Bueno, ¿entonces al menos me podrías decir que si alguna vez se van a arreglar?

—No lo creo— nos mantuvimos en silencio el resto del recorrido.

Paramos en un pequeño parque.

Aaron estaciono en un lugar cerca de ahí, y yo, mientras, me senté en el sector en donde no se encontraban los niños.

El se sentó minutos después.

El sol se escondía de apoco, pero aún se podían ver rastros de el.
Su mano agarro la mía, para llamar mi atención.
Sus ojos verdes inspeccionaban mi rostro y yo solo me que quede quieta, dandole a entender lo que causaba su cercanía.

—No es normal lo que me haces sentir— no se si fue la intensidad de sus palabras, o simplemente lo que significaban, pero me quede estática, las piernas me temblaron ligeramente, y sentí como mis ojos se cerraban cuando el apoyo una mano en mi mejilla, para después plantar un breve beso en mis labios.

Cuando me separe, lo vi.
Sus ojos eran hermosos, y brillaban con una luz única.

Y ahí lo entendí.

Entendí que de repente llega alguien. Alguien con quien puedes hablar desde lo más profundo del alma, ese alguien que no necesita verte maquillada para decirte lo linda que estas, que no conoce tu pasado en su totalidad pero aún así, solo le interesa el presente junto a ti y por ultimo, y lo mas lindo de todo, es que con esa persona puedes ser dulce y enojona, sin miedo a que piense mal.
Simplemente lo había encontrado y quería disfrutar de él al máximo.

—Aaron— lo llamé, me miro de nuevo.— ¿Adivina quienes se van a ir por toda una semana a la playa?— me reí porque enseguida me abrazo y río contra mi.

—Eso es fantástico, bonita— me quede ahí abrazándolo, en silencio.

Silencio que no tarde en romper de nuevo.

—Aaron— volvió a posar su vista en mi— ¿Me enseñaras a nadar?—me mira sorprendido y una sonrisa se apodera de sus labios.

—Claro niñita—le doy un manotazo cuando pellizca ligeramente mi mejilla.

Silencio otra vez.

—Aaron— puede ver como rueda los ojos ante mi intento de molestarlo, aun no me mira, pero se que me esta escuchando— Te quiero.

➿✿➿
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Nos leemos en el próximo;)

Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora