Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)

Capítulo 55

Amber.

De pronto, Aaron se sienta en la cama, sujeta mi rostro, consiente de que mis pensamientos volaban libres, y todos en su contra.

Flashback.
 
—No es l-lo— le interrumpo su muy trillado discurso.

—Adelante , dilo, quiero escuchar el famoso; "No es lo que parece, cielo"

Fin del flashback.

Lo empujo con fuerza y casi pierde el equilibrio, pero eso no sucedió.
Solo había logrado sacarlo de mi cama, estaba molesta, furiosa, dolida, y no entendía por qué.

<<Tenia miedo.>>

Confiaba en Aaron, pero...
¿Por qué no contestó mis llamadas?

No lo sé.

Y tampoco tenia ganas de preguntárselo ahora

   —Fuera— dije lo más calmada posible, no tenia que explotar, no lo haría.

   —P-pero no, vamos Amber, déjame ex...— y exploté.

  —¡No quiero verte ahora! ¡Fuera!— me levanto de la cama y abro la puerta dandole el paso.

Tenia poca paciencia.
Pero estaba enojada, y no me importaba estupidas excusas.

     —Bien— sale de la habitación con la cabeza gacha, cerrando detrás de él.

Y me tiré a la cama, obviamente no podía dormir.
Una que otra lagrima se escapó de mis ojos, últimamente andaba muy sensible.
Confiaba muchísimo en Aaron, no sé por qué hacia tanto escándalo.

  [...]

La mañana se hizo presente muy rápido.
Me levante temprano para hacer el desayuno de Mia y eso me encontraba haciendo.

La casa estaba en silencio.
Había hecho un poco de café y unas tostadas.

Agarro la bandeja con una gran sonrisa y me doy la vuelta.

Mi sonrisa se borra.

Aaron.

—Permiso—digo indiferente mientras trato de pasar por la puerta de la cocina.

—Vamos Amber, no seas infantil— abro la boca y tan rápido como lo hago, la cierro.

—Permiso—vuelvo a repetir sin mirarlo.

—¿Podemos en algún momento hablar?— pregunta mientras camina hacia mi.

—No, no podemos, así que permiso—repito por tercera vez, cansándome.

—¡Dios! ¡Eres tan estúpidamente infantil!— me encogí ante su grito, pero no fui una cobarde, solo lo enfrente otra vez.

—¡Si soy tan infantil, lárgate, déjame de molestar!— lo empuje con fuerza.

—¡¿Ahora yo te molesto?!— pregunta mirándome con el ceño fruncido.