Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)

Capítulo 19

Aaron.

Poder hablar sin ninguna estupida pelea con Amber, de alguna manera se sintió bien.

Me encontraba pensando, en que nunca fui capaz de contarle a mis mejores amigos lo de mi familia, pero, sin embargo; Amber me inspiraba confianza.

  Había algo en mi interior que me decía que sí podía confiar en ella y esta vez, me deje llevar.
Amber aunque lo escondiera, podía ser una chica comprensiva y me agradaba.
  Muy raro, ya que he estado peleando con ella más de lo que he podido hablar tranquilamente desde que la conocí, y sabia que era mi culpa; porque yo provocaba esas discusiones.

   Luego de un rato, vi como la pequeña castaña, caminaba a paso lento pero firme hacia mi habitación.

Podía decir que era bastante confiada, pero no me molestaba en absoluto que lo fuera.

  Tomé la taza café que se encontraba en mis manos mientras esperaba a que Amber saliera para poder cambiarme yo.

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Luego de unos minutos, un mensaje en mi celular, hace que ponga mi vista rápidamente en el.
    
     Caytelin.

Amor ¿Nos veremos hoy?
                                      Cay.

Decido ignorarla, ya que tenia otros planes y me encamino a la habitación para ver si Amber ya esta lista.

Toco la puerta.

      Uno, dos, tres... no contesta.

     —¿Amber?

    —Ya salgo, solo... — abro la puerta por el repentino nerviosismo que pude detectar en su voz, y ella larga un grito que puedo decir que me dejo sordo.

    —¡¿Qué diablos te pasa?!— supongo que no soy el único bipolar.

    —¿Te encuentras bien?— pregunto al verla casi al borde de un desmayo.

   —No— suspira con fuerza.—Tengo un problema— confirma por fin.

  La miro desconcertado, con detenimiento, y solo ahí me doy cuenta de que se encuentra tapada con mis sabanas de la cintura para abajo.

  —¿Qué paso con tu parte de abajo?— frunzo el entre cejo.

  —Nada, sal de la habitación.— espera... ¿ella me ha dado una orden en mi propia casa?

«Si lo ha hecho...»

  Me acerco a ella a paso firme, a lo que Amber retrocede apretando las sabanas más cerca de ella, como si fuera posible.

       —Alejate— susurra cuando estoy a pocos pasos de ella.

No me detengo y continuo caminando hasta que estoy mas cerca de ella, tanto que puedo sentir como un calor que inmediatamente me abraza, desprende su cuerpo sin que se de cuenta.

  La sensación me hace retroceder un poco, pero no lo suficiente, ya que todavía puedo escuchar su respiración acelerada.

  Puedo jurar que si llevo mis dedos hasta su cuello y mido su pulso, este estará peor que su respiración.

Agarro sus brazos y desenrollo la sabana que tan fielmente, tenia enrollada en si.

Esta cae y cuando lo hace una fuerte carcajada sale de mi.

   Ella se despega de mi como si de repente le abría dicho la peor cosa del mundo.

    —No te rías imbecil.— bufa cansada.—¿Cómo es posible que esto quedara así?