Epílogo

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Amber.

Tres meses despues

¿Alguna vez an tenido días grises?
Bueno, no exactamente.
Pero digo...
¿Esos días así en donde no tienen fuerzas para levantase de la cama o peor aún, no tienen una razón para hacerlo?
Yo podia decir que por primera vez, los estaba teniendo.
Eso era muy común.
Aaron había sido mi primera vez en muchas cosas.
Mi primer amor, mi primera vez, la primera persona que me había roto el corazón y por ultimo, la persona que me había dejado un gran vacío en el pecho.

Dolía demasiado.
Casi es un sentimiento que no puedo explicar con palabras.
Es como cuando te das cuenta de que algo es una total mentira, de que algo a acabado o mejor dicho, nunca ha comenzado.

No es un dolor físico que uno puede curar con el tiempo, que cuando cicatrizan dejan de doler; es un dolor en el corazón que aun dejando cicatrizes estas duelen para siempre.

Yo en realidad nunca había tenido un primer amor.
Porque ahora, no estaba segura si me había enamorado de Aaron o de lo que el queria que me enamorara; de sus mentiras.

Las personas llegan a decir que lo mejor que te puede pasar es encontrar a la persona correcta. Ahora no estoy tan segura.
¿Para qué nos queremos enamorar?
¿Por qué dejamos a alguien subirnos tan alto?
¿Acaso todos somos masoquistas?

También he escuchado personas hablar de que han encontrado el verdadero amor, pero
¿Tan seguras están?
Porque yo, hace meses atrás, pensaba que lo había encontrado y ahora, mírenme.
No soy más que una chica, patéticamente acostada en la cama, mirando al techo, repasando su vida y las cosas malas que le han sucedido mientras mi cabeza duele y mis ojos arden de tanto llorar.

Tocan la puerta.

  —Amber, ya te he dicho que no cierres con llave—reprende mi padre. Lo ignoro completamente—Espero que ya tengas listas tus valijas, salimos en media hora, jovencita.

Ruedo los ojos.

Si, lo había decido.
Mas bien, mi papá había decidido que era hora de dejar de llorar.
Pero ¿Como podría hacerlo?
fue la pregunta que le hice unos días atrás.
Él solo respondió que la mejor manera de sanar, era esquivar los problemas y seguir avanzando.
Eso es lo que planeaba hacer.
Ya me había sacado el vuelo y había vendido su auto.
Junto con unos ahorros, había logrado pagar el alquiler de un año en unos de los mejores departamentos de Nueva York.
Era un buen principio.
Pero aun me sentía culpable por dejar a papá, a Mia y a Mike acá, sin saber nada de mi.

Mike y Mia habían venido todos los días a tratar de subirme el animo, no podia, nadie podia. Solo la persona que me había puesto en este hollo de sentimientos oscuros, era la que podia sacarme de ahi, y yo no estaba dispuesta a que me tire la mano.

Había recibido tantas llamadas de Aaron que las que había recibido en toda mi vida.
Me tiraba piedras en la ventana para que le abriera.
Hablo con mi papá para que lo dejara verme, pero no sirvió de nada.
No podia ni tan solo nombrar su nombre en voz alta, el dolor permanecía en mi pecho pero esta vez, se había trasformado la mitad en odio.

Nunca entendí porque el quería venganza, ni tampoco planeo descubrirlo.

[...]

  —Si no te apuras se ira tu vuelo—advierte papá mientras entramos al aeropuerto.
Bufo cansada.

  —Que mas da—esa clase de contestaciones sabia que herían de sobremanera a mi padre pero acaso ¿No podia dejar de procurarse ni por un segundo?

  —Soy tu padre—no respondo mas nada.

Mi maleta marrón gastada, se mueve contra mi cuando la empujo para avanzar.

Mi mochila de mano, es agarrada por mi papá por algunos segundos.
Me doy la vuelta mientras veo una melena pelirroja acercarse corriendo hacia mi.

     —Te voy a extrañar tanto—Mia me abraza con fuerza y lagrimas recorren sus mejillas.

     —Y yo a ti— la abrazo con mas fuerza dejándola sin aire.

Nos separamos y les doy una ultima mirada cuando anuncian que mi vuelo esta por salir.
Agarro mi mochila y abrazo a papá.

    —¡Los amo!—grito a medida que me acerco al lugar donde cortan la boleta.

   —¡Nosotros a ti!—rio suave.

Me acerco a la chica de anteojos y la miro con una sonrisa dandole mi pasaje.

   —Que tenga un excelente vuelo—asiento agradecida.

Ya arriba del avión, me apoyo en la ventana y mi mente vuelve a volar por ahi.
La misma noche pasa por mi mente una y otra vez como una película.
Pienso en las personas que han pasado este año por mi vida. Pienso en los buenos momentos y en las palabras que, aunque ahora se que son mentira, seguían haciendo que mi piel se erizara.
Cuando me había mantenido fuerte para salir de mi habitación me había prometido a mi misma dejar de llorar, pero esta vez todos esos pensamientos masoquistas, hacen que una lagrima resbalé sin mas.
Decepcionada de mi misma, abro la mochila y saco los pañuelos.
Cuando estoy apunto de volver a meterlos, un sonido de algo arrugándose llega hasta mis oídos.

¿Qué es esto?
Saco una hoja de papel ligeramente arrugada y el perfume que larga esta, hace que mi cabeza de vueltas.
La miro con sospecha.
Mis manos vuelven a temblar.
La abro y empiezo a leer.

Amber:
No sé escribir cartas ni tampoco pensaba tener que hacer una nunca, pero parece que ni el destino ni la suerte están de mi lado. Tengo que contarte tantas cosas, explicarte mil mas, y no tengo la posibilidad de hacerlo.
La angustia me esta matando, mas que el perfume de tu piel que sigue teniendo las sabanas cada noche cuando me acuesto en mi cama.
Los ojos no mienten, Amber.
Yo te lo demostraba, todo era verdad, todo lo que mis ojos te trasmitían era como si mi alma estuviera hablando. Yo lo veía en ti. Ese brillo que me hacia sonreír, esos ojos azules que me daban total acceso a tu corazón.
Juro que nunca quise hacerte daño.
Me di cuenta que una sonrisa tuya valía mas que mil palabras y una palabra mía desvanecía todas tus sonrisas.
Y me odio por ello.
Solo me queda el recuerdo de esa noche en la que tu me explicaste las complicaciones de enamorarte y yo quedé completamente enamorado de ti.
Solo tu pensar me hizo caer a tus pies.
Me hizo replantearme si lo que estaba haciendo estaba bien o mal.
Cuando por fin me enteré la verdad de todo, ya era demasiado tarde.
Ya nos habíamos enamorado.
Y para demostrarte que no todos los finales terminan mal como tus desilusiones te lo demuestran en este momento, prometo enseñarte las ventajas de enamórate, juro que prometo hacerlo.

                                   Aaron.

De mis ojos no se escapa ninguna lagrima mas. ¿Podia ser que ya no creía en nada?
Lo nuestro había sido tan inesperado que nos encontramos sin buscarnos.
Nos habíamos conocido como completos desconocidos y habíamos terminado de la misma forma.
Siempre supe que no éramos como las demás parejas, lo nuestro era especial.
Y como he dicho era.
Toque mis labios acordándome de aquellos besos que parecían tener todo el amor del mundo, creo que de todas sus mentiras sus besos habían sido las mejores.
Le entregue la mejor versión de mi misma, y aun así me había decepcionado.
Una parte de mi había quedado en aquellos momentos con él, esos que ahora solo parecían recuerdos.

En ese momento comprendí que no quería que nadie me explicara las ventajas de enamorarse, si eso tenia como consecuencia hacer rodar una sola lagrima mas de dolor por mi mejilla.

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N/a:
   Buenoo, acá les dejo el epilogo,gracias a todos los que me siguieron desde el principio y leyeron hasta el ultimo párrafo.
¡Después subiré una nota dandole gracias a todos formalmente!
Nos leemos:)

Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora