Capítulo 58

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Amber.

Los ojos de todos fueron a la puerta que daba a la entrada, con terror.

La tía de Mia no podía saber que todavía estábamos acá, y no nos habíamos ido.
Ha de pensar que su hija estaba en la casa, y ahora nos meteremos en un gran problema.

Una cabellera roja tinturada aparece en mi visión y ruedo los ojos.
La tía de Mia siempre extravagante.
Aunque no es de mi agrado, había sido buena dejándonos su casa.

Lucrecia nunca había sido una tía para Mia.
Nunca la iba a ver en sus cumpleaños y cuando la veía, actuaba como una completa extraña.

Su manera de vestir era llamativa y su una prenda de ropa suya valía más que todo mi guardarropas.
Había enviudado cuando ella tenia solo treinta años, luego tuvo un esposo y se divorcio de el.

Dirán que personas como ella tendrían que vivir en el medio de la ciudad, pero no.
Ella se conformaba con tener una casa en una de las playas más importantes y hermosas del lugar.

    —¿Quien me va a decir porque diablos están acá?—su voz chillona inundo nuestros oídos y todo tuvimos que cerrar los ojos aunque sea por un segundo.

Mi mejor amiga hablo.

    —Es mi cumpleaños tía—Lucrecia solo esperaba a que ella hablase de lo que realmente le importaba—Bueno, la cosa es que mamá me dijo que vos nos dejabas quedarnos en tu casa—dijo Mia demasiado rápido.

Su tía frunció el ceño mirando a los chicos.

    —Si, ellos son nuestros am....—Mike interrumpió a Mia antes de que terminara.

    —Sus novios— la mujer pareció haber escuchado lo peor del mundo.
En su boca una mueca de enojo apareció de repente.

—Mia, ven—su orden sonó clara, imponente, y con aquella maldita voz que daba ligeros escalofríos.

Mia dio pasos para adelante, pero antes de que pudiera avanzar más Mike sujeto su brazo,
luego su mano.

—Amor...—susurro él despacio.

—Ya, esta bien—Mia se soltó del brazo de el y en caro a su tia— ¿Qué?—su voz no tardo en escucharse de nuevo.

—Esto lo sabrá tus padres— señalo a Mike y a ella mientras agarraba sus maletas y se las llevaba consigo.

Mi suspiro salió sin permiso de mis labios llamando la atención.


—Wow por un momento me sentí excluida—bromee para sacar un poco el tenso ambiente.

—Vamos a casa— con esas simples palabras de Mia, todos nos dimos vuelta y nos fuimos a empacar.

[...]

Dos horas después, nos encontrábamos todos riendo y cantando arriba del auto.
Mia había discutido unas cuantas palabras con Lucrecia, pero salió de la casa como si no le hubiese afectado.
Aveces envidiaba a las personas que eran tan fuertes.
Yo era bastante sentimental, no aguantaba tanto sobre mis hombros, ni siquiera pequeñas preocupaciones.

Nos faltaba media hora para llegar.
Me propuse a mi misma no dormir en todo el viaje y había fallado.
Pero por suerte, el viaje me había parecido mucho mas corto que antes.

    —Ya llegaremos—anuncia Aaron quien ahora le tocaba conducir.

Asentimos todos con la cabeza y seguimos cantando la próxima canción.

Cuando llegara, tendría solo un día de diversión y luego, el recital.
Sabia que esa había sido la jugada que había planeado Casandra.
Quería que el recital sea días antes, por que pensó que yo iba a estar de viaje, entonces no podría participar, pero se equivoco.

Hoy antes de salir de la casa, la llame y le dije que le avisara a Felix que iba a ir.
Ella solo soltó un suspiro momento y cortó.

    —Amor, tenemos que comprar el vestido— frunzo el cejo por el comentario de mi amiga hacia Mike.

  —¿Para qué?—pregunto curiosa.

La boca de Mia se abre ligeramente.

    —La graduación ¿Para que más si no?— río con nerviosismo al no haberme acordado.

<<Mierda, ahora tendría que preocuparme en comprarme un vestido bonito>>

     —¿Aaron también tengo qu...— su voz se hace escuchar rápidamente.

     —Si Amber, tienes que comprarte un vestido y punto—ruedo los ojos.

Sinceramente, yo no quería ir de compras.

Minutos más tarde, ya estamos en la puerta de mi casa, todos bajamos con prisa aunque era estupido porque mi padre me matará de todas formas.

Aaron agarraba mi mano dando ligeros apretones reconfortantes.
Si salgo viva de esta situación, ca a ser un milagro.

       —Bueno, me voy—saludo a Mia y a Mike con un beso en la mejilla y me detengo en Aaron, sujeto rápidamente su rostro y le doy un pequeño beso.

      —¡Suerte!—gritan todos mientras se alejan.

Rio nerviosa y toco la puerta.
Esta no tarda ni un segundo en abrirse y dejarme ver a mi padre.
Como siempre cuando esta enojado, su pelo esta ligeramente despeinado seguro por los tirones nerviosos que le a dado.
Sus cejas están fruncidas y sus manos detrás de su espalda.
Me mira desde su altura, furioso.

      —Al fin llegas— sonrío sin mostrar los dientes ante sus palabras.

     —Mejor tarde que nunca—hablo nerviosa.
Parece que mi comentario no me da nada de gracia porque niega con la cabeza y me indica que pase.

    —Con que estas de graciosa— niego con la cabeza muchas veces.—Bueno, vamos a ver si esto te sigue dando gracia, castigada un mes, sin salidas, sin celular, sin visitas, sin nada. Solo iras a la escuela y a la academia.

<<No>>

    —Pero papá, tengo que ir a la cafetería...—refunfuño.

    —Bueno, solo podrás ir a la cafetería también, pero nada más, no puedes llegar tarde  ¿Bien?

    —Bien—digo sin ganas.

    —Celular—pide con las manos extendidas.

Se lo entrego enojada.
Subo las escaleras cansada porque mi cabeza retumba.
Todavía no he sido capaz de mirarme en el espejo, pero siento como la ropa me raspa en la piel.

Molesta por el insistente dolor, abro la puerta y me miro en el espejo frente a la cama.

<<Santo dios>>

Mi cara, y lo poco que llego a ver de mi cuerpo está completamente rojo.

<<¿Como nadie lo menciono?>> 

                                ➿✿➿
N/a: ¡Hola!
¿Cómo andan?
¡Perdón por no subir capitulo!
¡Espero que lo disfruten!
Los leo siempre :)
Nos leemos en el próximo capitulo :D

Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora