Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)

Capítulo 69

Amber.

Camino tan rápido como mis tacos me lo permiten, agarro a Mia del brazo sin importarme que este hablando con quien sea.

    —¿Qué paso? ¿Amb?—sigo caminando hasta que por fin estoy afuera del lugar—Estas asustándome ¿Qué diablos te sucede?— suelto un suspiro y le doy la nota que mantenía hecha un puño.

Ella la lee en silencio con el ceño fruncido.
Cuando termina de leerla me mira.

    —¿Es por esto que te has puesto así?—ríe sin darle importancia— Seguro es una broma, vamos volva...— la interrumpo.

   —No, quiero ir a esa dirección, no me voy a quedar tranquila, aparte,  la única persona que debería estar aquí conmigo; diciéndome lo que tu me estas diciendo, se ha ido sin ni siquiera avisarme—siento mis fosas nasales abrirse y cerrarse rápidamente mientras trato de calmarme.

    —Ya, entiendo, pero estoy segura que esto—señala la carta—Solo es alguien envidioso, que quería esa estupida corona—habla rapidamente.

Exhalo mientras pienso mis próximas palabras.

   —Quiero que me lleves—digo mientras la miro con suplica.—Prometo que volveremos acá si todo es una broma—trato de convencerla .

   —No, no vamos a ir—declara—Vamos a volver y vas a tratar de olvidarte de esto ¿Bien?

Niego ante sus palabras, ya fastidiándome.

   —Si no me llevas iré sola, porque te aseguro Mia, que aun así pasare una mala noche si me quedo con la intriga—ella rueda los ojos.

   —¡Maldición!—suelta mientras mira al
cielo—Esta bien, vamos— saca su celular y llama a un taxi.
Lastimosamente, no teníamos el auto.

El taxi no tarda en llegar y nos subimos indicándole la dirección. El asiente y nos lleva.
Mis manos se mueven entre ellas, hago sonar mis dedos, los retuerzo y mi labio inferior sufre la mayor consecuencia de mis nervios, cuando lo atrapo entre mis dientes.

    —Vas a ver que solo es una broma pesada—asegura Mia mientras gira los ojos.

Espero que así sea.
Intento contactar a Aaron pero me desvía la llamada.

Miro por la ventana, cuando esta empieza a empañarse debido a la lluvia que parece aparecer de pronto.

Cuando el taxista avisa que estamos a punto de llegar, mis nervios aumentan un cien porciento.

Por fin se detiene y luego de que Mia le paga, bajamos.

Un bar aparece en mi vision y algo se remueve en mi interior.
Cuando intento pasar primero esquivando a las personas de la fila, choco contra una gran persona.

     —¿Adonde cree que va señorita?—se cruza de brazos y yo le dedico una mirada de muerte.

    —¡Mire grandu..—soy callada por una mano.
Claro, Mia al rescate.

    —Disculpe, mi amiga esta apurada, necesito que por favor nos deje pasar, es un asunto de verdad importante—sonríe tratando de ser amable.

El grandulón ríe.

    —Esa excusa ya lo he escuchado, ahora, a la fila—señala bruscamente.

    —Lástima que no tenga tiempo para escuchar mis otras excuses— el grandulón me mira desconcertado y yo solo le lanzo una pequeña sonrisa.

Agarro el brazo de Mia y la llevo conmigo, esquivándolo entrando corriendo al lugar.

Lo gritos del de seguridad van desapareciendo a medida que avanzo por el bar. La música se escucha alta y el olor a alcohol no es tan nauseabundo como en otros lugares.