Construyendo lazos

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Ya es un nuevo día, siento el sol entrar por mi ventana, la luz asciende lentamente y se sitúa en mi rostro, ya es hora de levantarme y disfrutar de un nuevo día. Levanto mi cuerpo y quedo sentado en mi cama.

Reflexiono y recuerdo todo lo sucedido ayer. Es verdad, ahora no estoy viviendo solo, he aceptado la responsabilidad de cuidar de una joven muchacha. Yo debo mostrarle a ella la calidez de un nuevo hogar.

Ordeno mis ideas y me centro en lo más importante a hacer en estos instantes: "Sylvie necesita limpiar su cuerpo y bañarse", también requiere de ropas nuevas, la que lleva puesta no es digna de ella.

Según mi experiencia y recorrido por el pequeño pueblo hasta el momento, no he visto ropa a la venta para una joven como ella. Generalmente las personas que viven en el pueblo deben ir a ciudades cercanas para poder comprarse vestimentas nuevas.

Me levanto de la cama, voy al baño y me ducho con agua fría para despertar por completo. Vuelvo a mi habitación y tomó mis ropas para quedar vestido. Salgo de este lugar y me dirijo hacía el cuarto donde está Sylvie, golpeó la puerta de entrada para pedir permiso para ingresar a la sala donde durmió la pequeña chica de cabellos plateados. Espero un par de minutos y nadie contesta. Decido abrir la puerta y me percato de que ella no está en la habitación, su cama ya esta tendida y ordenada. Tal vez ella ya esté en el comedor esperándome, llego hasta allí y puedo ver su figura, Sylvie tiene la mesa servida, ha preparado todo lo necesario para un desayuno para dos.

Mi nueva compañera me saluda con respeto y me dice:

— Buenos días amo, desperté temprano en la mañana y no pude conciliar el sueño nuevamente. Pensé que el amo estaría contento de que preparara su desayuno antes que se levantara...

La actitud de Sylvie llena mi corazón de alegría. Siempre deseé que una chica preparara mi desayuno en las mañanas. La pequeña chica de cabellos plateados me mira confundida, vuelvo a mi realidad y digo:

— Gracias Sylvie, te agradezco por este lindo detalle. ¿Qué esperamos? ¡Desayunemos!

La chica de cabellos plateados de manera aliviada me dice:

— Está bien Amo, espero que sea de su gusto lo que preparé para su desayuno...

En la mesa del comedor estaban dispuestas dos tazas con sus respectivos platos y cucharas, en el centro se desplegaban en una fuente rebanadas de pan untadas con mantequilla y con un leve toque de mermelada de mora. Estaba gratamente sorprendido, Sylvie se había interiorizado completamente con lo que tenía disponible en mi cocina y su iniciativa de preparar el desayuno me gustó bastante. Como esperaba Sylvie estaba muy callada y no establecía temas de conversación, tosí levemente y comencé a hablarle:

— Por lo que veo Sylvie, te familiarizaste rápido con lo que tengo disponible en mi cocina. Gracias por el desayuno de esta mañana, fue una grata sorpresa...

Sylvie con un tono tranquilo de voz me dijo:

— Es bueno saber que mis acciones de esta mañana hayan sido del agrado del amo. Desde pequeña fui inculcada para servir, lamentablemente soy un poco torpe y por un grave error en contra de mi anterior amo recibí muchos castigos...

De manera amigable le pregunto a Sylvie si desea hablar un poco sobre su pasado.

— ¿Te gustaría comentarme algunos detalles con respecto a eso?

La chica de cabellos plateados con un tono suave de voz me dice:

— Por el momento no me gustaría hablar sobre mi pasado, espero que el amo entienda mi discreción...

Me doy cuenta de la incomodidad de Sylvie respecto de ese tema. Así que opto por no ser una persona indiscreta.

— No hay problema Sylvie. Cuando estimes conveniente puedes hablar conmigo de eso...

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora