Revolución

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En el calabozo de la mansión de "Sir David Earl Lang" se había realizado un brutal castigo contra una pequeña e inocente niña. El perpetrador de dichos castigos dio un gran suspiro con aburrimiento, con una actitud de burla él se dirigió al cuerpo inconsciente y moribundo de Sylvie.
"Sir David" de manera despectiva levanto la cabeza caída de su sujeto de torturas.

— Ohhh, ella al fin perdió la conciencia. Qué lástima, no podré continuar con mi sesión de castigos sobre ti. Trabajar sobre un muñeco inerte no me hace ninguna gracia ni me provoca ninguna emoción.

La puerta de madera con incrustaciones de metal del calabozo de la mansión de "Sir David Earl Lang" fue golpeada con algo de fuerza. El encargado de toda la servidumbre abrió la puerta y se dirigió hasta donde estaba su amo.

— Con su permiso "Sir David Earl Lang", tiene una visita que lo está esperando en el comedor central de la sala de su mansión.

"David Earl Lang" con molestia menciono:

— Mmm, ¡¡¡Demasiado largo!!! Llámame solamente "Sir David"... ¡¿Cual es la identidad de nuestra visita?!

El sirviente con un tono bajo de voz dijo:

— Entendido "Sir David", lo nombraré de esa forma de ahora en adelante.
El nombre de su invitado que lo espera es "Sir Ferrum".

"Sir David" con una sonrisa caprichosa en su rostro menciono:

— Ahhh, ya veo, ya veo, mi viejo amigo de negocios me hace una visita inesperada. No lo haré esperar más.
Desata los grilletes de esa pequeña niña y cárgala en tus brazos. No deseo que mis manos o mi conciencia se manchen con su eventual muerte. Trata sus heridas y mantenla estable dentro de su gravedad.

El sirviente le respondió al instante a su amo.

— Entendido "Sir David", haré lo que usted me ordena.

"David Earl Lang" con un ánimo renovado dijo:

— ¡¡¡Muy bien!!! Yo saldré primero de este calabozo, sigue mi paso desde atrás mientras caminas mirando mi espalda.

El encargado de toda la servidumbre soltó los grilletes de acero en ambas muñecas de Sylvie, luego tomó su pequeño cuerpo desnudo en sus brazos. Variadas marcas y cicatrices estaban repartidas por todo el cuerpo de esta pequeña niña. El sirviente siguió el paso de su amo y juntos llegaron hasta donde se encontraba "Sir Ferrum" esperándolos.

"Sir David" saludo cordialmente a su invitado. La mirada de Ferrum se centro en el pequeño cuerpo de la niña que estaba siendo cargada por el sirviente de "Sir David". Él se percato de todas las cicatrices recientes que estaban sobre ella.
El dueño de la mansión dio una última orden a su sirviente.

— ¡¡¡Acaso no te quedaron claro mis órdenes!!! ¡¡¡Te dije que te llevaras a esa niña a una habitación y que trataras sus heridas lo antes posible!!!
¡¡¡No quiero que mi conciencia cargue con la muerte de ella!!! ¡¡¡Te quedó claro!!!

Con nerviosismo y temor el sirviente dijo:

— Mil perdones "Sir David", lo haré enseguida, perdone mi olvido y mi incompetencia.

"Sir David" con una mirada intimidante menciono:

— Por esta vez seré generoso contigo y no te haré ningún daño, ya que debo atender a mi ilustre visita. Siéntete agradecido de mi benevolencia y humanidad.

El sirviente con un tono bajo de voz dijo:

— Le agradezco de todo corazón "Sir David" por su piedad, con su permiso me retiro.

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora