Una enemiga en común

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Mero en estos momentos se sentía hipnotizado ante los grandes encantos que profesaba Aurelia. La presencia de esta gran mujer dejaba sin palabras a cualquier hombre que estuviese delante de ella.

De forma preocupada Aurelia le preguntó lo siguiente.

— ¿Se siente bien Doctor? Lo veo perdido en sí mismo. ¿Tengo algo extraño en mi cara?

Mero sacudió su cabeza sutilmente de lado a lado. Después de esto él pudo recobrar conocimiento de su actual realidad. Él de manera oportuna mencionó:

— Perdóneme usted a mi señorita Aurelia. Me perdí en mis pensamientos por unos instantes. Usted luce muy bien como siempre.

La bella costurera sonrió de forma risueña. Ella respondió:

— Le agradezco sus halagos Doctor. ¿Le gusta el conjunto de ropas que visto en estos momentos?

Mero observo detalladamente el conjunto de ropas que vestía en estos momentos Aurelia. Su vestido resultaba ser bastante fino y elegante, un pronunciado escote en la parte superior era un imán para la mirada de cualquier hombre que estuviese cercano a ella.

El novio de Sylvie respondió de manera respetuosa y cortés.

— Le sienta muy bien el vestido que usa en estos momentos. La felicito por su buen gusto.

— Estoy agradecida de sus cumplidos Doctor.

Sylvie, Mía y Cristine se acercaron sigilosamente hacia la espalda de su querido Mero. Ellas miraban de reojo a la distinguida señorita que hablaba en estos momentos con su amado.

Sylvie se colocó en uno de los costados de Mero, ella tomó uno de los brazos de su novio y se arrimó a este con cierta fuerza.

Los pensamientos de Sylvie se pronunciaron en su mente.

— No me gusta para nada las actitudes que ha tenido Aurelia en favor de mi amado Mero. La veo muy interesada en él.

Mía imito la misma actitud que tuvo Sylvie con su novio, ella tomó el brazo libre de Mero y se sujeto fuertemente a esta extremidad.

Los pensamientos de Mía se pronunciaron en su mente.

— El futuro se ve demasiado adverso. Los encantos de Aurelia son demasiado llamativos y provocadores. ¡¿Por qué no crezco más rápido?! Esta competencia es demasiado desigual.

Cristine de manera tímida se escondió detrás de la espalda de Mero, ella asomó ligeramente su cabeza por uno de los hombros del novio de Sylvie.

Los pensamientos de Cristine se pronunciaron en su mente.

— Mi querido Mero, por favor no caigas ante los encantos de esa presuntuosa y voluptuosa mujer.

Aurelia se percato de la actitud caprichosa de las tres doncellas que acompañaban a Mero. Esto le pareció muy tierno y gracioso a la dependiente de la boutique de ropa del pequeño pueblo.

La conversación entre Aurelia y Mero continuó. La dueña de la boutique de ropa le expreso una pequeña petición al novio de Sylvie.

— Doctor necesito pedirle un favor. Requiero que usted y las tres señoritas que lo acompañan vayan junto a mi hasta donde se encuentra mi tienda. No tomaré mucho de su tiempo se los aseguro.

Mero respondió de manera amable y cordial.

— No se preocupe señorita Aurelia. La acompañaremos hasta su lugar de trabajo. ¿Están de acuerdo conmigo chicas?

Sylvie respondió con un tono bajo de voz.

— Está bien mi amado Mero. Vayamos juntos a la tienda de Aurelia.

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora