Despedida

863 73 17
                                    

Una asombrosa verdad había sido revelada en un pequeño bosque cercano a un pueblo que pocas personas conocían. El llanto entre las dos desconocidas hermanas había cesado y el ambiente se llenó de silencio. A lo lejos solo se podía escuchar el canto de pequeños pajarillos que estaban en árboles cercanos a nuestra ubicación.
Anastasia le agradeció de sobremanera a Sylvie por su muestra de cariño y perdón, ella interrumpió su abrazo con su pequeña hermana. La distinguida señorita volvió a tomar posición junto a su leal mayordomo Alfred. Ambos nuevamente se inclinaron ante nosotros. En esta posición Anastasia nos dijo:

— Te agradezco de sobremanera querida hermana por tu compasión y perdón hacia nosotros. Por nuestra parte no merecemos tales actos de humanidad que nos profesas.
Por otro lado, debo decirte cuál es tu verdadero nombre delante de nuestra familia.

— ¡¿Mi verdadero nombre Anastasia?!

— Así es mi querida hermana, tu verdadero nombre es "Arian Earl Lang".

— ¡¿Mi verdadero nombre es Arian?!

La cara de mi pequeña amada mostraba un asombro increíble. En mi cara también se dibujaban las mismas emociones de Sylvie. Me acerqué a ella y la abracé por la espalda, después le di un gran beso en una de sus mejillas. Ella atendió a devolverme la misma muestra de cariño.
El discurso de Anastasia no había terminado aún.

— Debo informarte Sylvie que mi Padre en estos momentos está agonizando debido a una cruel enfermedad. Como última voluntad a pedido verte para solicitar tu perdón y él desea devolverte todos tus derechos como su hija legítima.
Por mi parte yo considero que él no tiene perdón de Dios. Él debería morir solo, ahogado en sus propias culpas.
De todos modos necesito saber tu opinión y accionar a lo que te he comentado antes.

Sylvie sin dudar de ella misma dijo:

— Por favor Anastasia, llévame hasta donde esta él para poder verlo.

La respuesta de Sylvie fue concisa y certera. Anastasia abrió sus ojos más de la cuenta por la sorpresiva y decidida respuesta de Sylvie, su pequeña hermana le estaba dando lecciones de una gran humanidad y empatía.

La distinguida señorita de la Familia Earl Lang con respeto mencionó:

— Entiendo Sylvie, eres increíble, te has ganado toda mi admiración.
Si queremos llegar a tiempo, debemos salir lo antes posible en dirección a la mansión de nuestros padres.

Por mi mente surgieron muchas ideas y algunos leves pesares. Por un tiempo no definido debíamos abandonar nuestro tranquilo y agradable hogar. No había tiempo para dudar, debía acompañar a mi pequeña amada en estos cruciales momentos. Sylvie me miró a los ojos en modo de pregunta, yo respondí a viva voz lo siguiente.

— No hay problema Sylvie, vamos a la mansión de tus padres. Yo te acompañaré a donde quiera que vayas. Soy tu novio, estaré apoyándote en todo lo que necesites.

— Te doy las gracias mi amado Mero, estoy muy agradecida de tu apoyo en esta nueva situación que se nos presenta. Te amo cariño.

— Yo también te amo mi querida Sylvie.

Junto a mi pequeña amada recogimos todos los excesos que habían quedado de nuestro día de picnic. Ya con todo guardado volvimos al pueblo junto a Anastasia y su mayordomo Alfred. Ella tenía que esperar la llegada de uno de sus sirvientes que se haría cargo de conducir su lujoso carruaje.

Le indique a Anastasia que volvería junto a Sylvie a nuestro hogar para hacer unas improvisadas maletas.
Tenía que preocuparme de dejar todo bien cerrado. Me preocupaba de cierta forma la gente del pueblo, esta quedaría desvalida y sin atención médica por un tiempo indefinido. Junto a Sylvie fuimos rápidamente a nuestro hogar, llegamos hasta él y nos dispusimos a ordenar todo. Dejé todo mi hogar bien cerrado. Puse un cartel en la puerta de entrada indicando que me encontraba de viaje. Ya con nuestras maletas armadas nos dispusimos a volver al pueblo junto a mi amada Sylvie.

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora