Nueva compañía

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Hoy parece ser uno de esos días lentos con poca afluencia de público. Espero que mejore un poco, como meta personal he considerado que atender a tres personas como mínimo por día es bueno. Al estar ubicado en una ciudad podría considerar un mayor índice de visitas, pero para ser un pequeño pueblo, debo conformarme con esto.

Ya he podido atender a las tres personas que me he propuesto en el día. Ya van a ser las cuatro de la tarde, he ingerido un almuerzo ligero: una sopa de pollo con un leve agregado de verduras y arroz.

Me siento un poco desmotivado y cansado, ya debería cerrar la consulta médica para descansar el resto de la tarde. Mis ánimos no son los mejores en el día de hoy.

De mi lado ya me disponía a cerrar mi consulta médica, pero de un momento a otro la puerta de entrada de mi lugar de trabajo fue golpeada con cierta intensidad más de tres veces, y sin perder tiempo me dispuse a abrirla a los pocos segundos. Un cuarto paciente no me vendría nada de mal para mi economía.

Una persona mayor con una apariencia seria y misteriosa me saluda de forma cordial.

— Buenas tardes Doctor, espero que se acuerde de mí. Hace más de seis meses usted me ayudó después de que me vi envuelto en una pelea callejera en una fría noche en este pequeño pueblo...

El tipo que me saluda viste un abrigo largo de color café, usa una camisa blanca percudida y pantalones café claro. Sobre su cabeza, usa un sombrero café. Puedo deducir que el café es su color favorito para sus vestimentas.

Al instante y con amabilidad le digo a mi nuevo invitado:

— Hola, puedo recordar cuando lo ayudé en aquellos callejones oscuros del pueblo. ¿Cuál es el motivo de su visita? ¿Le ofrezco un café o algo para beber?

El hombre de traje café con una sonrisa misteriosa me dice:

— No se preocupe Doctor, mi visita será breve. Usted es muy amable, le estoy agradecido por haberme salvado la vida en aquel entonces.
He oído rumores en el pueblo que a pesar de que usted es una persona generosa, su vida es muy solitaria y de que también vive solo. Perdone mi indiscreción al averiguar sobre su vida privada...

Con un leve suspiro indicó:

— Bueno por lo que veo se ha informado bastante con respecto a mi situación personal...

El hombre de traje café con un tono serio de voz me dice:

— Si lo he hecho Doctor. Necesitaba por mi parte obtener más información con respecto a usted. Tome, le entrego este sobre; en él hay dinero suficiente con el que deseo compensarle por la molestia de haberme atendido hace más de seis meses atrás.

Recibo el sobre de parte del tipo misterioso de traje café y me percato que dentro de él hay una suma considerable de dinero. No sé cómo habrá conseguido semejante suma, pero siento que no debería preguntar detalles respecto de eso.

El hombre de traje café vuelve a abrir la puerta de entrada de mi consulta médica para después decirme:

— Bien Doctor. Como tengo conocimiento de que usted es una persona solitaria. Tengo una oferta que hacerle para compensar eso.

¡Oye tú, que estás fuera, acércate y muéstrate ante nosotros!

El tipo extraño de traje café llamó a alguien que lo estaba esperando en las afueras de mi hogar. Detrás de él pude ver la silueta de una pequeña joven, cuya estatura no debe ser superior a un metro con sesenta centímetros, Ella viste una camisola café, sucia y percudida. La chica que ahora está delante de mí es muy delgada, su color de cabello es plateado y sus ojos también. Lo que me llama más la atención son las cicatrices que tiene repartidas por todas las partes de su cuerpo.

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora