Legado

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Anastasia en compañía de su leal mayordomo llamado Alfred seguía desde cerca a Sylvie y Mero. La mirada de la distinguida señorita de la "Familia Earl Lang" se fijo sobre la espalda de la chica de largos cabellos plateados.

El recuerdo de un pasado distante se pronunció en la mente de Anastasia. Una agradable memoria se daba a la luz en su presente actual.

En estos instantes una niña que estaba en su plena adolescencia se encontraba en frente del fino escritorio de madera del despacho personal de su Padre. Esta chica con un tono apenado de voz dijo:

— Papá, Papá, Papá, ¿porque debo alejarme de tu lado? Yo deseo vivir contigo y con Mamá. ¡¿No somos felices viviendo juntos?!

"Robert Earl Lang" con un tono amable de voz pronuncio:

— Hija, mi querida Annie, tú ya has cumplido los dieciséis años de edad. Es hora que avances a tu adultez y comiences a administrar tu propia mansión. ¿No te parece entretenido hija?

Anastasia de manera sorprendida dijo:

— ¡¿Administrar mi propia mansión?!

"Sir Robert" con amabilidad menciono:

— Así es mi pequeña, solo para ti, tendrás tu propia mansión, llena de servidumbre que deberá obedecer tus órdenes.

Anastasia de manera curiosa le hizo la siguiente pregunta a su Padre.

— ¿Tendré a mi cargo a mis propios sirvientes? ¡¿Puedo tratarlos como yo quiera?! ¿Verdad Papá?

"Sir Robert" con una sonrisa caprichosa dijo:

— Eso sonó frío de tu parte mi querida Annie. Puedes tratarlos como tú quieras, pero te preguntó hija mía, ¿cómo crees que uno se gana la lealtad de los demás?

Anastasia con una postura pensativa menciono:

— Siendo justo y no excediéndose al tratar mal a tus propios sirvientes, ¿no es así Papá?

"Sir Robert" con una cara llena de orgullo dijo:

— ¡¡Claro mi pequeña!! A ningún amo le gustaría ser víctima del resentimiento y odio de su servidumbre.

"Robert Earl Lang" ya había aceptado que su hija llamada Anastasia había cumplido sus dieciséis años de edad y ya estaba lista para administrar su propia mansión.

De su lado Anastasia admiraba mucho a su hermano mayor llamado Johnn, él fue el primero que emprendió el vuelo y se alejó del hogar de sus Padres. La última vez que Anastasia había visto a su querido hermano Johnn fue a los once años de edad, ella se llevaba muy bien con él, ellos se estimaban mucho entre ambos.

Caso contrario resultaba ser la relación con su otro hermano. Para Anastasia su hermano menor llamado David era muy extraño, demasiado temperamental para su gusto. Por esta razón ella nunca tuvo una buena relación de amistad con él.

El Padre de Anastasia decidió que ella necesitaría el apoyo de su más leal sirviente llamado Alfred, él le ayudaría a administrar de buena forma su nueva mansión.

Alfred era un sirviente leal, inteligente y muy humanitario. Gracias a los consejos y ayuda de él, Anastasia pudo ver más allá de ella misma, pudo ser consciente del mundo que le rodeaba y aprendió que ella no era el centro del universo. Gracias a la educación y apoyo de Alfred, Anastasia logró aprender a ser un buen ser humano. Todas sus atenciones, egoístas deseos y caprichos antes de cumplir sus dieciséis años quedaron en su pasado como simples recuerdos.

Los años pasaron sin pausa y una vida llena de obligaciones fue afrontada por la distinguida señorita de la "Familia Earl Lang".

En estos momentos Anastasia se encontraba bebiendo un café en la sala de estar de su mansión.

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora