Secuela del pasado

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Las actitudes recientes de la ferviente pasión de Sylvie me habían dejado perplejo. Nunca esperé de ella esas acciones, el sensual espectáculo que me brindo fue muy erótico y excitante, su pasión hacia mí ya superaba con creces los límites establecidos. Ella usaba como catalizador a mi propia camisa para autosatisfacerse sexualmente cuando yo no estaba presente, esto lo podía afirmar recordando el siguiente hecho, antes de salir de nuestra pequeña casa en las afueras del pueblo para acompañar a Anastasia y Alfred a la gran mansión de la "Familia Earl Lang", Sylvie y yo tuvimos que hacer unas improvisadas maletas, cuando yo me encontraba ordenando mi ropa me di cuenta que una de mis camisas se encontraba extraviada, le pregunté a mi pequeña amada por esto, pero ella atendió a negarme el paradero de esta agachando la mirada y mostrando sus mejillas sonrojadas.

Por mi parte no quise darle más vueltas al asunto y lo deje pasar. Ahora me doy cuenta que estas acciones pervertidas de Sylvie se arrastran de un tiempo atrás. ¡Bueno que más da!, no es algo por lo que deba preocuparme, ¡¿verdad?!

Mi atención se enfocó en el dormir de mi pequeña amada. En estos momentos podía ver su rostro con una expresión tranquila y feliz, eso me alegraba mucho, tener a mi pequeña amada en mi regazo, dándole todo mi calor y amor. Después de unos minutos sucumbí al cansancio y me quedé dormido al lado de mi amada Sylvie.

Mi conciencia despertó en un lugar en el que nunca antes había estado, en estos momentos me encontraba sentado en una banca al lado de un pequeño parque que tenía a su disposición diferentes tipos de juegos para niños, mis ojos recorrieron el nuevo sitio de lado a lado para familiarizarme con el nuevo ambiente. Una sutil voz que era conocida para mis oídos sonaba melodiosamente en el ambiente. De pronto mi vista se centro en el origen de esa voz, la silueta de mi pequeña amada se mostró ante mí, ella en estos momentos se encontraba jugando con una pequeña niña que no aparentaba tener más de dos años de edad, las facciones de la infante eran muy parecidas a las de Sylvie. La voz de mi pequeña amada se pronunció nuevamente.

— Cariño, Cariño, mira como nuestra pequeña juega en estos momentos, ¿es adorable no es así?

De forma cariñosa le respondí a Sylvie.

— Si lo es, ambas se ven muy hermosas.

Me paré de la banca donde estaba sentado y camine en rumbo donde estaba Sylvie con mi hija. Llegué hasta ellas y entre los tres nos brindamos un cálido y reconfortante abrazo de familia. Al parecer me encontraba perdido en mis sueños. Ante mis ojos se presentaba un futuro distante y feliz.

De un momento a otro desperté y me di cuenta que estaba acostado al lado de mi pequeña amada nuevamente. Algunos pensamientos de dudas comenzaron a inundar mi mente. Con Sylvie habíamos tenido intimidad más de cuatro veces y ella por el momento no mostraba ni un atisbo de quedar embarazada. Un sentimiento de preocupación se propago por todo mi ser, me enfoqué en mí mismo y me concentré en tranquilizarme. Tenía que ordenar mis ideas y pensar con calma.

De acuerdo a mi experiencia como doctor, yo conocía las limitantes para el embarazo. Una de ellas era la delgadez y desnutrición. De la misma forma, las mujeres con índices bajos de peso pueden tener complicaciones para embarazarse por la falta de leptina, una hormona necesaria durante el ciclo menstrual. Sylvie era delgada y comía poco, pero su estado actual de salud era óptimo.
Otra limitante podría ser los químicos corrosivos que se usaron para lastimar su piel. La exposición a agentes industriales de limpieza o pesticidas puede disminuir la posibilidad de concebir un embarazo hasta en un 29%. Por mi parte yo desconocía que mezcla de químicos había usado el malnacido de "David Earl Lang" para lastimar a Sylvie.

Otra limitante resultaba ser una excesiva carga de estrés sobre el cuerpo de una persona. El estrés por sí solo no puede causar infertilidad, sin embargo las enzimas que éste produce pueden contribuir a agravar los problemas para concebir un embarazo. Yo desconocía todo el dolor que había sufrido Sylvie por el malnacido de su hermano "David Earl Lang" y si esto había resultado ser tan influyente en el presente.

La última limitante que consideré fue la enfermedad que corresponde a desórdenes hormonales de la tiroides. Él tener problemas con esta glándula causa complicaciones en la ovulación, por lo que es muy recomendable hacerse un análisis detallado para descartar esta opción.

Tenía que aprovechar la oportunidad de mi estadía en esta gran ciudad. En esta deberían estar disponibles clínicas con los recursos idóneos para hacerle los exámenes adecuados a mi pequeña amada. Debía atender este asunto lo antes posible.
Sylvie despertó de improviso y me saludo con un dulce beso. Ella me preguntó somnolienta.

— Mmm, mmm... ¿Mi amado Mero me podría decir qué hora es?

— Parece que ambos despertamos nuevamente en la madrugada. Son las dos de la madrugada mi amada Sylvie.

— Ohhh, es verdad es demasiado temprano aún, Cariño tu cuerpo es muy cálido, me encanta tu abrigo.

Tomé más cercanía con mi pequeña amada y envolví su cuerpo con mis brazos. Nuestras caras quedaron de frente, los ojos de Sylvie brillaban al mirarme, yo no aguante más y le brinde un cálido beso. Esto dio inició para que nos perdiéramos en muchos besos de enamorados. Estos agradables momentos para mi eran de inmensa felicidad. De un momento a otro volvieron a mi mente los recuerdos de las fogosas acciones de mi pequeña amada. De forma casual le mencione a Sylvie.

— Me sorprendiste mucho con tu actuar reciente, no puedo negarlo, nunca antes habían visto mis ojos esas demostraciones de amor tan sensuales de tu parte.

Sylvie se sonrojó muchísimo y de forma tímida respondió.

— ¿Yo soy una pervertida?, ¡¿no es verdad?! ¡¿A mi amado Mero le molesta esto?!

De mi lado no deseaba que mi pequeña amada se sintiera mal con ella misma debido a sus recientes acciones. De manera rápida y precisa le respondí.

— Te veías muy linda y sensual mi amada Sylvie, me encantó conocer esa nueva faceta de tu parte.

— ¡¿En serio?! ¡¿En serio?! Yo me deje llevar demasiado por mi latente pasión hacía ti. Que bueno que no te haya molestado Cariño. Te amo mucho mi amado Mero.

— Yo también te amo mucho mi amada Sylvie.

Alparecer mi pequeña amada resultaba ser una caja de sorpresas en la manera queme demostraba su amor, de todos modos a mi me encantaba su manera de profesarsu pasión y seducción hacia mi persona.

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora