Pasado

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Un nuevo día ha llegado y la hora de trabajar en mi consulta médica se hace presente nuevamente. En estos instantes me siento un poco somnoliento, son recién las diez de la mañana, pero mi cuerpo a estas tempranas horas del día no está en su estado óptimo de energías. La imagen de mi pequeña señorita en ropa interior no se desvanece de mis recuerdos, ese debe ser el motivo porque no puedo dormir bien en las noches. No descansar de manera adecuada en la última hora del día me ha restado algo de mi vitalidad. De todos modos este problema lo ocasione yo mismo, así que no tengo derecho a quejarme por mi impulsiva actitud.

Sylvie en estos momentos me ayuda al realizar las labores de aseo en nuestro hogar. Ella vendrá a acompañarme más tarde cuando se desocupe. Este será el primer día de ella como mi asistente oficial, mi pequeña señorita hoy vestirá su lindo traje blanco de enfermera. Estoy atento a ver su apariencia en ese atuendo.
Tomó un lápiz de la superficie de mi escritorio y comienzo a manipularlo con mis manos, el tiempo libre de ocio me permite hacer esto.

Algunos recuerdos de mis anteriores trabajos vuelven a mi mente.
Mi experiencia en grandes hospitales privados no fue amena ni gratificante, allí me di cuenta del real desenvolvimiento del mundo. De lo frío que era este y de la poco empatía que se daba en él por nuestro prójimo.

El jefe de Doctores del hospital privado en el que trabajo de forma furiosa me dice:

— ¡¡¡Entiende Mero!!! Esa persona ya no puede salvarse. Ya es muy tarde para ella. Gastar más recursos y tiempo no es una opción para nosotros.

Sin hacer caso de las palabras que me dijo mi superior continúo aplicando tratamientos de emergencia sobre la persona que estoy atendiendo en estos momentos.

— Quiero agotar todas las posibilidades, antes de rendirme. Debo dar lo mejor de mí para salvarla.

En ese instante siento sobre mi mejilla un gran golpe de un puño que me derrumba y con esto caigo al piso. Mi superior ofuscado me atacó, mi terquedad le ha molestado bastante. Salvar a una persona que no puede pagar su tratamiento médico es una pérdida de dinero para él.

La mayoría de las personas piensa que la medicina es una buena carrera para generar altos dividendos en vez de considerarla una forma de ayudar en lo que podamos a los demás.

Mi tiempo invertido en grandes hospitales privados no fue una etapa sencilla para mí, yo casi siempre generaba muchos conflictos con mis colegas de trabajo por mis actitudes humanitarias. A ellos solo les importaba atender a las personas adineradas. Esto al principio me frustro bastante, mis jornadas de trabajo eran tristes y decepcionantes. Pero por mi parte debía cumplir mi experiencia en ese lugar y no tenía en mis opciones abdicar de mi proyecto de convertirme en un capaz Doctor.

Reaccionó, vuelvo a mi realidad actual, me doy cuenta que Sylvie ya viene llegando a mi consulta, mi pequeña señorita se ve hermosa, su traje blanco de enfermera, su sombrero, sus medias largas blancas, todo le sienta muy bien. Su falda es un poco corta, ya que está por encima de sus rodillas.

Sylvie con una sonrisa cariñosa me dice:

— Ya estoy aquí Amo, llevo puesto el traje de enfermera que me regalo... ¿Qué opinas de mi nuevo vestido? ¿Me veo bien?

Mi pequeña señorita se ve muy bien con sus nuevas vestimentas. Con un tono de voz alegre digo:

— Te ves hermosa Sylvie. Me gusta mucho el nuevo atuendo que vistes. Eres la asistente más bellísima que un Doctor pudiese pedir. Me siento muy afortunado.

Sylvie con sus mejillas ruborizadas después de recibir mí alago me dice:

— Gracias Amo, me siento alagada por sus cumplidos. ¿Podría yo pedirle al Amo un abrazo?

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora