Devoción (TheWolf81)

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(Hola les comparto el trabajo narrativo de TheWolf81, quise que él tomase mi capítulo "Devoción" y lo relatase de su propia forma y modo. De todo corazón le doy gracias por emprender este proyecto)

Ya era de noche; había pasado un día desde que Sylvie cayó en cama, y por desgracia no mostraba signos de mejoría; sus síntomas empeoran a cada segundo que pasa la noche; presentaba una fiebre muy alta, y tenía convulsiones muy seguidas. Le trato de administrar los mejores medicamentos que tengo en mi equipo, y también estoy al pendiente de ella cada vez que puedo, pero nada surte efecto.

Estoy en la sala por el momento; estoy tratando de pensar, ya no sé qué más hacer, mi mente se encuentra hecha añicos, mis pensamientos dan vueltas de un lado a otro en mi cabeza, hasta mi razonamiento se encuentra nublado en estos instantes; ver a Silvie recostada en la cama, sin esos ánimos que tenía, decaída, desanimada, y yo aquí, sentado, sin hacer nada, sin poder curarla, sin estar a su lado; eso no se lo puedo hacer, debo acompañarla, quiero estar con ella. Tomé la primera silla que se me cruzo en mi camino, y me dirigí directo a la habitación de Sylvie; su cuarto se encontraba casi a oscuras, solo había dejado una pequeña luz que provenía del baño de su cuarto; dejé la silla a un lado de la cama y procedí a sentarme, no la pienso abandonar, ni aunque el cielo se caiga a pedazos, no la pienso dejar.

Pasaron las horas, cada segundo era un infierno para mí; de vez en cuando le cambió las compresas a Silvie, pero la mayoría del tiempo me quedó sentado a su lado, esperando a observar cualquier mejoría; que me diera un poco de esperanza. Con todo mi corazón deseaba que Sylvie se recuperará, no quería perder su compañía; ella abrió mi corazón vacío, y cambió mis días de soledad por días de felicidad, ella es la razón por la cual soy feliz ahora.

-Debes de ser fuerte Sylvie- Le digo mientras sostengo una de sus manos entre las mías; mi voz apenas se escuchaba, sentía un nudo muy grande en la garganta -El destino ha querido que nuestros caminos se crucen- Mantenía la cabeza agachada, una cuantas lágrimas empezaron a salir de mis ojos, cayendo por los costados de mis mejillas -Yo deseo... yo deseo mostrarte que el mundo puede ser amable y cálido- Mi voz se cortaba, casi no podía hablar; con cada palabra que decía, más lagrimas salían de mí -Quiero cuidarte..... Quiero mimarte Sylvie.... Quiero.... Quiero demostrarte que la vida no es tan mala cuando estás con las personas correctas- Sostenía con más fuerza la mano de Sylvie, quería sentirla conmigo; por mis mejillas corrían caudales de lágrimas, cayendo poco a poco en la cama -Eres mi linda y pequeña señorita.... Eres.... Eres mi niñita- Me debaste en ese momento; no podía dejar de llorar; acerqué mi cara a la mano de Sylvie, quería que supiera que estaba con ella, que la acompañaba en estos momentos.

Mis ojos empezaron a pesar; mi cuerpo a cada minuto se sentía más cansado, mientras que mis respiraciones se volvían más agitadas de lo normal; bueno, creo que por una parte es justo, llevó más de 18 horas sin dormir; además de ser un poco irónica la situación, ya que ni eso puedo hacer bien. Poco a poco fui perdiendo mi conciencia, solo me limite a recostar mi cabeza en una parte de la cama, sin soltar la mano de Sylvie con una de mis manos.

No sé cuánto tiempo paso desde que me desmaye hasta que desperté; Aún estaba en el cuarto, mis ojos ardían al tratar de abrirlos, además de que tardaban en enfocar las cosas. Con mi mano pude sentir una sábana, esta estaba sobre mí, cubriéndome; el ambiente se sentía cálido, una pequeña brisa entraba por las ventanas mientras que las cortinas se movían de un lado a otro; unos pocos rayos de luz pasaban a través de las mismas, haciendo que el cuarto se llenará de una luz muy tenue de color anaranjado. Vagamente, unos pensamientos surcaron mi cabeza, pasando de mi mente a mi pensamiento: -Buenos días Amó-. Me enderece en la silla de un golpe; ¡Sylvie!; rápidamente volteé a ver a la cama, pero Sylvie no se encontraba en ella. Me extrañe por un momento; en un instante me intenté parar, pero mis piernas falsearon y caí sobre la cama, no me respondían; era el efecto por quedarme mucho tiempo sentado. Me intenté parar de nuevo sujetándome esta vez de la cama; mis piernas se encontraban entumidas y me costaba caminar; caminé hasta la pared y me dirigí hacia la sala manteniéndome recargado en la misma.

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora