Canadá parte 2

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(T/N) bien podría pasar por una bravucona para cualquiera.
A excepción de unos pocos, casi todos le temían y los valientes llegaban a apostar para ver hasta donde llegaba su cordura. Los problemas que le daban con los profesores y directivos eran casi innumerables, pero ella no era mala persona, solo no podía evitar golpear a esos idiotas que se pasaban de listos.

Todo comenzó un día de invierno. Uno de los últimos de las vacaciones, cuando Matthew Williams llegó a (T/P).

-¡Alfred, saldré a conocer un poco el barrio! -dijo mientras se ponía una bufanda color azul oscuro y unos guantes grueso.

-Bueno, ve -dijo el estadounidense moviendo la mano con indiferencia, mientras buscaba la posición perfecta en el nuevo sofá.

Matthew abrió la puerta y sintió el frío viento matutino en el rostro. Al ser un país latino, (T/P) no tenía nieve como en el norte, por lo menos no dónde se encontraba ahora, pero sí hacía un frío de cagarse, así que bien abrigado y calentito empezó a caminar.

No tardó mucho para toparse con un paseo, había mucha gente y era muy animado. Lamentó un poco haber ido solo, pero si tu hermano es un vago ya no se puede remediar.

Hubo un momento en que su mirada se topó con unos grandes ojos ámbar, un pequeño perro lo observaba de cerca.

Qué lindo!"

Se acercó para acariciarlo pero éste lo hizo saltar de un ladrido.

"Perro traidor."

Al echarse para atrás no pudo evitar chocar de espaldas con alguien. Volteó rápidamente para ver a una chica cubierta del café que se le había derramado.

-¡Oh, cielos! Perdóname tanto. No quise... Yo no...

La chica lo miró con sorpresa, no tanto por su tartamudeo, sino porque... Se estaba disculpando, y lo lamentaba realmente.

«¡Uy! Derramé mi café, qué pena, me salió carorecordó el trato de sus compañeros. Al ver al pobre muchacho le dedicó una sonrisa que le sacó un sonrojo.

-No te preocupes, soy algo torpe y se me derrama todo el tiempo. -intentó calmarlo-. Se me hubiera derramado de otra forma.

-Aún así... Lo lavaré.

-No, no, enserio no hace falta -¿Por qué le pasaban esas cosas a ella?

-No vivo lejos de aquí, déjame remediarlo -le suplicó con la mirada. La (C/P) soltó un suspiro y aceptó, no tenía de otra.

—Perdona mi descortesía, soy Matthew Williams —dijo mientras empezaban a caminar—.¿Cómo te llamas?

—Soy (T/N). —contestó con simpleza pero sin sonar descortés y caminaron unas cuantas calles en silencio.

—Acabo de mudarme con mi hermano —dijo el rubio rascandose la nuca, intentando romper el ambiente incómodo que se había formado entre los dos—. Por lo que ví esta ciudad es bastante bonita.

¡Y aún no llega la primavera! —comentó con una sonrisa tan melancólica que le sorprendió al chico.

—Ya llegamos —dijo Matthew luego de unos minutos, sacó las llaves y abrió la puerta.

—¿Ya llegas tan rápido? ¡Mejor! No tenía ganas de cocin... —el  rubio mayor salió de la cocina y paró en seco al ver a la chica. —Oye Matty...

—Saca esa sonrisa de tu cara, le tiré el café sin querer y-- ¡No sonrías así!

—Ni siquiera un día, eh. No pierdes el tiempo. —dijo Alfred con una sonrisa pícara, dándole pequeños codazos a su hermano.

—Mira nomás cómo vas vestido a ver si sigues sonriendo —Alfred miró para abajo y notó que no tenía pantalones.

—¡El hero ya vuelve! —gritó mientras corría a su habitación a toda velocidad.

Matthew le indicó a (T/N) que lo siguiera y entró en la cocina e hizo que se sentara en la silla, estaba rojo y avergonzado, tanto que no podía mirarla a la cara.

—Eh, siento eso. Es mi hermano gemelo, Alfred...

—Es muy diferente a ti. —comentó (T/N) mirándolo con atención con la mejilla cómodamente posicionada en su mano.

—¿Tú lo crees? Es que siempre nos confunden y... ¡Lo olvidaba! Si me permites tu abrigo. —Matthew la ayudó a quitarse un abrigo como todo un caballero, una de las muchas cosas que le había enseñado su tío Francis, y a la vez una de las pocas cosas "sanas".

Pudo sentir por unos instantes el perfume de la chica. Un perfume angelical, que lo hacía sentir en el paraíso y tocar las nubes...

—¡Llegué! —gritó el estadounidense, Matthew pudo sentir como el ambiente se rompía en pedazos.

—Hazle un café —le susurró, claramente molesto y fue al lavadero.

¡Sure!

Más tarde, cuando Matthew volvió a la cocina se encontró con Alfred y la invitada platicando animadamente.

¡Dude! Iremos a la misma academia que ella ¡Eso es genial!

—Si, lo es. —sonrió sinceramente.

Por lo que pudo ver Matthew, (T/N) y Alfred se gustaban. No era raro, él era muy sociable y divertido, además las chicas siempre se enamoran de él ¡Cómo lloraron cuando se enteraron que tenía que venir a (T/P)!

Pero él estaba muy equivocado.

Porque ella era una maldita acosadora y lo quería a él. Aún así nunca pensó en separarse de ella, luego de conocer a sus compañeros y cómo la trataban decidió no volver a dejarla sola. Así fue como con su hermano se transformaron en las personas más cercanas a (T/N). Pero claro, no se salvaba de ser acosado.

Y sin poder evitarlo, esa mujer lo hizo caer en las redes del amor. Y ciertamente (T/N) gustaba de él pero Matthew sentía que solo quería su... "virginidad".

¡Don't worry! Ella te quiere a ti, tanto como tú a ella, solo no sabe expresarse bien.

—¿Y si--?

—¡Basta! Ahí viene. Buena suerte~ —le deseó su hermano y se fue corriendo para dar privacidad.

Matthew veía acercarse a la chica y casi parecía arrepentirse de haberla citado.

—¿Sucede algo malo, Matt? ¿Por qué me citaste aquí? —(T/N) parecía preocupada, Alfred le había dicho que era algo de "VIDA O MUERTE".

—Sólo escucha. —Matthew enrojecía cada vez más—. Sé que desde hace rato haz estado... Bueno, algo... "Interesada" en mi —miró a (T/N) y está permaneció en silencio, expectante, a lo que prosiguió—. Y hace poco me dí cuenta de que... ¡No puedo verte triste, siento la necesidad de hacerte tan feliz cómo tú me haces a mí, aunque seas más fuerte quiero protegerte de cualquier mal, y ten por seguro que nunca estarás sola, porque yo siempre estaré para tí! Realmente me vuelves loco, y si aún no te quedó claro, (T/N), me gustas mucho. Y quiero saber si sientes lo mismo por mí... ¿O es que sólo... Quieres una noche?

(T/N) se quedó sin palabras, pasmada, miraba la cara completamente roja del canadiense, haciendo que sus mejillas comenzaran a arder. Sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Yo... Perdóname si lo malinterpretaste, pero sí, me gustas mucho tu también—. Y contra todo pronóstico, (T/N) se lanzó sobre Matthew para plantarle el beso más suave y dulce que alguna vez le pudieron haber dado, el que correspondió inmediatamente, abrazandola como para no dejarla ir.

Y así señoras y señores, llegó la primavera.


Hetalia y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora