Finlandia

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El salón estaba lleno y un elegante vals soñaba tranquilamente, uniendo parejas en la pista. (T/N) miró al frente, sus padres charlaban con el hijo de algún empresario importante y su esposa, quienes recientemente se habían unido en matrimonio, por lo que eran jóvenes y sin hijos.

Miró discretamente a un joven moreno que parecía querer bailar con ella desde hace rato. Sintió una pequeña vibración en el celular y lo sacó con discreción.

«Ven al baño»

El mensaje era de Tino, su amada no-pareja y amigo más cercano. Ella recuerda haberse enamorado de él la primera noche que se había escapado de su casa y él, amablemente se había dispuesto a llevarla a su hogar para que no pase frío, luego de eso, incluso no perdieron contacto. Fue una de las pocas veces que se sintió querida

Después de disculparse a sus padres (quienes la miraron de reojo) y acompañantes se dirigió al baño de mujeres. No había nadie por suerte. Se dirigió a la ventana y se asomó un poco. Tino le sonreía y saludaba con la mano.

—Te ves hermosa en ese vestido rojo. —dijo con un rubor en las mejillas, Tino no supo si le había agarrado fiebre de repente.

—Gracias. Tu no te ves tan mal con ese sueter. —añadió ladina, mirando la prenda que le había regalado la navidad pasada.

—Déjalo. —dijo él abrazándose—. Me encanta.— los dos rieron. La escena era bastante romántica, parecida a Romeo y Julieta. Y en efecto, si sus padres se enteraban de sus amistades, definitivamente les prohibiría juntarse otra vez. Pero ellos ya estaban preparados. Tino le mostró a (T/N) una bolsa de papel madera antes de tirársela por la ventana. Ella la agarró y se metió a un cubículo en el baño. Cuando salió, no pudo evitar sentirse de otro mundo en aquel baño elegantemente decorado ya que llevaba ropa tan casual que no entonaba en nada con el lugar.

Sacó un pie por la ventana y Tino se preparó para atajarla.

—No hace falta. —dijo ella mientras saltaba y aterrizaba junto a él—. Sólo son dos metros y además haciendo esto me siento genial.

Rieron un poco y se metieron en el auto, cuando se alejaban, la chica logró divisar a su madre asomándose por la ventana y mirando hacia todos lados muy enojada.

—Me espera un laaaargo castigo.—dijo mientras se estiraba.

—Al menos déjale un mensaje para no preocuparla...

No era la primera vez que huía de alguna fiesta importante, pero sí era la primera vez que pasaba navidad lejos de su familia, una familia que aunque no lo parecía, se quería. Pero (T/N) no le iba a privar al rubio de su mayor deseo, que era pasar la navidad con ella.

Se quedaron en el centro de la ciudad, dónde se veían algunos haciendo compras de último momento y los pocos negocios que quedaban abiertos, cerrando. Ellos iban tranquilamente, tomados del brazo, parecían una pareja incluso. Tino paró de repente, miraba algo arriba. (T/N) alzó la vista y sonrió.

—Muérdago. —dijo antes de sonreírle cómplice y acercarse a su mejilla. (T/N) tomó el rostro del joven y antes de que la besara, ella misma lo hizo, pero en los labios. El rubio sintió aquella tan conocida presión en el pecho. (T/N) se separó algo avergonzada, pero Tino volvió a unir sus labios, profundizando el beso mientras la aprisionaba contra su cuerpo y la chica le echó los brazos al cuello.

Un silbido seguido de una explosión de colores los separó. El cielo se iluminó sobre ellos. El reloj ya daba las doce y eran los únicos en la calle.

—¡Feliz navidad, (T/N)! —la abrazó completamente felíz.

—Feliz navidad, Tino. —sin duda, amaba a ese chico.

Y pueh ya estoy haciendo el de Austria, pero dadas las condiciones, el rubio no puede faltar *guiño, guiño*

Feliz navidad, que Tino les traiga muchos regalos ;)

Hetalia y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora