La chica caminaba lo más rápido que podía, ya estaba llegando tarde otra vez y ese día tenía exposición de geografía. Justo pasaba frente el curso de su amado cuando este, que la vio por la ventana le gritó
—¡Suerte el día de hoy, (T/N)! —en tal estado de fangirl quedó que al doblar la esquina chocó con alguien haciendo que los papeles de los dos quedaran mezclados y desparramados por el suelo.
—¡Perdóneme, no vi por donde iba! —pero al levantar la cabeza empalideció, la profesora mala la miraba con ojos de asesina.
***
Varias horas más tarde, los alumnos se retiraban a sus hogares, menos algunos clubes, entre ellos el club de kung-fu que tenía entrenamiento. Durante el descanso Yao vio a (T/N) salir de la escuela, siempre era una de las últimas, y la saludó con la mano. La muchacha saludó embelesada, pero no notó que entró a la cancha de rugby, digamos que tuvo suerte de no salir gravemente lastimada.
***
El fin de semana siguiente (T/N) salió a pasear con su hermana pequeña al centro. Después de que la menor se aburriera de jugar por ahí, compraron helados y se sentaron en una banca. Justo en ese momento pasaba Yao con su grupo de amigos, los que saludaron amablemente y se quedaron a charlar un rato. La pequeña de tanto aburrirse empezó a moverse de un lado al otro, hasta que la bocha de helado de chocolate cayó sobre la fina tela del suéter celeste de su hermana.
***
El lunes tenían clase de gimnasia y como una profesora había faltado, juntaron los dos cursos. Haciendo que (T/N) de tanto mirar al asiático, pisara mal y se doblara el tobillo. Pasó el resto de la clase mirando con estupefacción las piruetas que daba el chico y que todos menos ella sabían que las hacía para impresionarla.
Para colmo, justo después de salir a la calle empezó a llover a cántaros y ella no llevaba paraguas porque decidió confiar ciegamente el el pronóstico y no en la rodilla de su abuela, ¡Qué idiota!.
No tenía ganas de esperar a que el horrible temporal amainara, así que camino de todas formas hacia su casa. Se sorprendió cuando una especie de techo la cubrió y dejó de empaparse. Miró hacia atrás y enrojeció al ver que Yao la tapaba con su liviana mochila de la escuela mientras él llevaba su chaqueta sobre la cabeza.
—Pero mira que roja estás. Espero no haber llegado tarde, no me gustaría que te enfermes... —expresó el chico con un tinte de preocupación en su voz.
No cabe duda de que Yao traía mala suerte, (T/N) podría vivir con eso el resto de su vida.
:>
ESTÁS LEYENDO
Hetalia y Tú
FanfictionHistorias entre los personajes de Hetalia y tú ;) Disclaimer: Hetalia le pertenece a Hidekaz Himaruya y la lectora se pertenece a ella misma, a sus papás, al país que elijan, etc.