—Llegamos señorita...
—Gracias Ger— baje del auto con mi mochila al hombro —Te voy a extrañar, amigo mio.
—Creame que yo igual, señorita— nos abrazamos.
Me gire en mis tacones que Chloe me obligó a poner. Según ella tengo que dar una buena impresión y tratar de no ser la reservada del lugar. Chloe siempre es así de metida en mi vida, ella quiere que me convierta en una zorra popular como lo era ella.
Me prometí que no me convertiría en eso nunca, se que mi madre no quisiera eso para ninguna de sus hijas aunque mi hermana mayor ya se haya convertido por culpa de la mujer de mi padre (nunca mi madre, jamas).
Genial universidad nueva, la mire y estaba llena de chicos que caminaban y conversaban animadamente.
—Madison nos vemos en vacaciones— habló papá —Adiós.
Si, así de frío. Técnicamente me odia a mi y a Dylan. Por causas que ambos conocemos pero bueno, la vida es dura.
—Adiós Maddie, espero que la pases bien y ten mucho cuidado con lo que haces— Chloe me guiño un ojo.
Soy yo o tiene doble sentido.
No te das cuenta que si.
Rodé los ojos. Yo no soy una zorra como para hacer lo que ella piensa.
—Gracias— la mire mal —Adiós.
Me di la vuelta y empecé a caminar. Gracias a Dios, a ellos ni le importo que no los dejara inscribirme o de seguro iría a uno de zorras plásticas y fresitas.
Pero como dije Gracias a Dios no es así, yo misma buscaré una fraternidad y/o hermandad que me guste.
El campus era hermoso. La verdad daba gusto caminar por aquí. Pero como no conozco a nadie me siento incomoda caminando con mis dos valijas y la mochila.
Debería cambiar mi nombre y apellido o por lo menos el apellido. Si todos se enteran que soy la hija de Stefan estoy perdida, y más si saben de Chloe.
¿No me entienden verdad? No creó que no.
Bueno, mi familia es una de las mas jodidamente ricas de este país o quizás del mundo. Esta integrada por Stefan Cooper, dueño de hoteles y empresas por todo el mundo, ex jugador de fútbol americano y mi padre.
Megan Cooper, mi hermana mayor de diecinueve años, actual enemiga mortal que se la pasa haciéndome la vida imposible, Dylan Cooper mi hermano mellizo de diecisiete años obviamente, una de mis personas favoritas y Chloe Pierce, famosa y muy reconocida modelo, actual diseñadora de moda, usurpadora de lugar y -lamentablemente- mi madrastra.
Y lo digo así porque ella intenta remplazar a mi madre pero no lo logrará porque simplemente ella no tiene comparación alguna. Nadie, jamas pero jamas de los jamases se va a comparar a Caroline (Manson) Cooper, ella si que era una modelo de verdad, sin cirugías, no como Chloe que es mas plástica que las muñecas.
Pero bueno, como dije, era. Así es, mi madre ya no se encuentra con nosotros. Ella falleció en un accidente. La extraño mucho, todos los días para ser precisa. Antes quería ser como ella pero siempre fui una nerd.
Pero ahora busco otra carrera, una en la que pueda ayudar a la gente, se que a ella le hubiera gustado.
Y por eso estoy aquí. Me gusta y creo que me ayudará a pagar mi culpa...
—¡Ten mas cuidado inútil!— grito enojada una voz chillona que para mi era conocida.
Había estado caminando pensando y no me di cuenta que acababa de chocar a una chica y caí de culo al suelo y ella no ¿Pueden creerlo?
—L-lo s-siento yo... ¿Megan?— dije levantandome. Ella me miro con asco como siempre.
—Maddie— me dedico una sonrisa más falsa que su rubio "natural" —Veo que ya llegaste— No, querida aun no, Dios creo que le afecto mucha tintura —¿Ya decidiste en que fraternidad y/o hermandad entraras?
—Aún no, pero iba hacia administración a ver eso.
—Ah, que bueno— me miro de arriba a bajo —Yo estoy en Gamma Beta y soy la presidenta— sonrió con arrogancia —Espero que decidas venir conmigo hermanita.
No, no y no, me niego a ir con esta chica que tiene la cabeza mal teñida.
—Lo pensaré— sonreí sin ganas, me gire y empecé a caminar de vuelta.
—Maddie— me detuve y la mire —Espero que no sigas siendo la misma antisocial, haz caso y sácate esos lentes— la fulmine con la mirada.
Ignore su comentario y camine mas a prisa.
Agh, odio que se meta con mi vida. Uso lentes si, y no es porque los necesite es porque me gustan.
Me los compre hace un año, son de esos con marco grande pero no llevan aumento. No me molestan porque estoy acostumbrada.
Mis ojos son marrones como los de mi mamá y Dylan los tiene celeste. Megan los tiene con un azul claro, podría decirse que casi un celeste. Ella heredo los ojos de mi padre.
Todos dicen que soy una copia a mi madre, que tengo sus mismos ojos, su misma sonrisa y mirada penetrante, su carácter, amabilidad y belleza...
Ahí se les arruinó todo el discurso.¿Como pueden creer que soy linda? Dios la gente es ciega. ¿Como pueden decir que soy como mi madre? Ella era la mujer mas hermosa y aunque sea su hija no voy a llegar a compararme ni nada.
No soy igual, me gustaría pero lamentablemente no lo soy, ella era la persona mas dulce y con un gran corazón. Era incapaz de dañar y tenía una facilidad incomparable para entender y perdonar.
Yo creo ser mas terca que ella y muy distinta. Ella era popular yo no.
Ay mamá, cuanto te extraño.
Una lágrima se deslizó por mi mejilla al recordarla. Me la seque rápidamente, seguí caminando y entre en mi mundo, narnia obvio.
Creo que sera difícil empezar sin mi hermano para ayudarme, por eso decidí escaparme de la realidad.
Mis pies me empezaron a doler como los mil demonios.
Maldita, maldita y muy maldita Chloe.
Y tu por hacerle caso.
No pedí tu opinión.
Creo ser la única persona que discute con su conciencia.
Es que es tan....
¡¿Que?!
Otra vez...
ESTÁS LEYENDO
Nadie Se Mete Con La Nerd
Teen FictionMadison Cooper es una chica muy inteligente de 17 años. Ingresa a Stanford y por una decisión de su padre termina por inscribirse en Zeta Phi Beta. Donde están los chicos más guapos, divertidos y mujeriegos. Sin mencionar que son los mas populares d...