Dime quien eres y te diré...

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Narras Tú

Después de comer algo, Chico Rico me enseñó el lugar, nada más que habitaciones y habitaciones aburridas, aunque había ciertas excepciones.

-Y este es el estudio- dijo cuando entramos a otra habitación.

-¿No te has puesto a pensar que en cuanto me vaya puedo regresar por todo esto?- Dije señalando todo el lugar.

-La verdad no pareces ese tipo de ladrona.- respondió.

-Buen punto niño rico.

-Okey, esto de los apodos ridículos tiene que parar, yo tengo un nombre- dijo un poco molesto.

-Muy bien.

-Bueno, soy Dick - se presentó extendiendo su mano.

-Un gusto- bromeé chocando su mano, un apretón se me hacia un tanto ñoño. Seguí observando la habitación.

-¿Qué hay de ti?- preguntó.

-Ya te dije soy Bonnie - dije.

-Ese es tu apodo, pero que hay de tu nombre. Un pajarito me dijo que eres ¿Cobblepot?

-Parece que cierto pajarito merece una patada en los huevos- dije con una mueca pero él pareció un tanto preocupado.- Hablando del pajarito supongo que Robin volverá por mi, ¿verdad?

-¿Por qué lo dices?

-Bueno ya debe saber quien soy y después de lo sucedido dudo que me deje libre.- Respondí.
Dick se quedó pensativo un momento.

-¿Y quién eres?- preguntó al rato.

Por alguna razón su pregunta me tomó desprevenida, y mi mente en vez de optar por algo sencillo comenzó a profundizar haciendo que varios recuerdos de mi niñez me abordaran.

Por un momento sentí un nudo en la garganta pero suprimí ese sentimiento por algo de molestia.

-Nadie que te importe chico- respondí cortante dando fin a lo que pudo ser una buena charla.

Narra Robin

Por un momento su mirada se perdió en algún punto de la habitación ante mi pregunta. Sus facciones se relajaron y su rostro tomó otra perspectiva,  mostraba cierta tristeza pero en un segundo volvió con un tono cortante.

Me di cuenta que era mejor no indagar más, ya que podía hacerla enojar y aún herida la creo capaz de darme una paliza.

-Bueno- dije rompiendo el silencio- tengo cosas que hacer así que te dejo, puedes andar por donde gustes,  no se tal vez quieras hojear algunos libros, ir al patio o ver tele.- Sonreí algo nervioso.

-Claro- se limitó a decir a lo cual asentí y me fui.

No la ví hasta la noche. Escuché pasos en las escaleras y noté que se dirigía a la azotea.
Era momento de que tuviera una charla con Robin.

Me puse mi traje y subí por afuera a la azotea. Ahi estaba, sentada en la pequeña barda que rodeaba el techo de la mansión,  observando las luces de la cuidad. La observe un momento, su silueta era marcada por la luz que emanaba de la cuidad y la pequeña corriente de aire que estaba presente movía ligeramente sus cabellos.
Por ese momento me quedé cautivado, pero un golpe de la realidad me hizo volver.

<<¿Qué demonios te está pasando Grayson?>> me cuestione mentalmente pero negué con la cabeza para alejar cualquier estúpida idea que a mi cerebro se le ocurriera.

Me acerqué unos pasos más a ella pero me detuve al escuchar su voz.

-Te hace falta ser más cauteloso-  se volteó lentamente mientras me apuntaba con un arma.

¿De donde rayos la sacó? Alcé las manos mientras sonreía divertido.

-Parece que te gusta que te apunten con armas- comentó ladeado ligeramente la cabeza.

-La verdad sonrio porque me pareces impresionante-  alzó una ceja ante mis palabras- digo, mírate,  con una herida que pudo costarte la vida y aún así me dejas con las manos arriba.

-¿Vas a intentar algo?

-Sólo vengo a charlar.

-No sabía que ya éramos amigos- dijo guardando el arma. Bajé las manos y curiosamente su comentario me dio pie para molestarla.

-Honestamente,  después de lo que vi deberíamos ser algo más-  contesté con una sonrisa picara a lo cual me miró sin entender.- ¿Quién crees que atendió esa herida?

-Maldito pervertido- me acusó y  el sonrojo en su rostro se hizo presente.

-Al contrario querida, soy todo un caballero.

-Muchos dicen serlo- dijo rodando los ojos.

-Auch.

-Y bien, ¿de que quieres charlar?- Dijo volviendo al grano.

-Bueno, _________ Cobblepot.- Dije su nombre a lo cual se tensó.- No sabía que el Pingüino tuviera hijos.

-No los tiene.- Respondió seria y firme.

-Sabes, me parece raro que aquellos policías supieran tu verdadero nombre cuando en la base de datos sólo está tu alias.

-Entonces eres más ingenuo de lo que pensé-  se cruzo de brazos- aquellos no eran policías reales, probablemente tienen alguna deuda con el Pingüino y su plan era usarme.

-Sonaban muy convincentes.

-Ese era el punto.

-Entonces,  ¿qué eres del Pingüino?

-Pensé que eras buen detective- hizo una mueca desaprobatoria- parece que también me equivoque en eso.

Le gustaba molestarme, no la culpo, el sentimiento es mutuo.

-Buena suerte descubriéndolo Robin- se paró y comenzó a dirigirse a las escaleras pero la detuve.

-No puedo permitir que estes armada en la mansión. - Dije serio.

-¿Miedo de que le dispare a tu jefe?- Peguntó divertida.

<<Miedo que me dispares a mi>> pensé.

Mantuve mi pose seria, ella bufó y rodó los ojos.

-Le quitas la diversión a las cosas- tiró el arma al suelo y siguió su camino.

Me quedé mirando el arma un momento y mi mente se iluminó,  me acaba de entregar todo lo que necesito, huellas dactilares.

Robin O Dick Grayson-Robin & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora