Capítulo 28: Papeles

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BELLA.

Relajadamente estaba con la bañera llena de espuma, solo asomaban mis rodillas y estaba en el punto de más relajación. El cachorro que me regaló Zayn lo deje en nuestra cama, acostado y la cena la deje en la mesita. Intentaba olvidar todo lo que me había dicho Rebecca pero no podía. Hundi toda mi cabeza en el agua y pasado unos segundos todos los recuerdos venían a mi mente.

Recordé cuando mi madre se acercaba a mi habitación cuando era pequeña cada noche sin fallar ni un día y se quedaba un rato conmigo asegurándose que todo para mí estaba bien y que nada me hacía daño. Casi siempre que hacia eso yo estaba dormida y cuando no lo estaba me leía libros, me daba besos por toda la cara y reíamos, reíamos sin parar. Luego mi padre llegaba siempre feliz, se quedaba con nosotras, también me llenaba de besos y abrazos hasta que me dormía y los dos se marchaban de mi habitación sin cerrar la puerta.

Cuando mamá murió mi padre era el que con su sonrisa fingida venía a mi habitación y me explicaba que mamá estaba en un sitio lleno de paz para ella y entonces volvía a llenarme de besos y abrazos, me leía cuentos diferentes cada noche haciendo de padre y de madre al mismo tiempo, pero que tonta fui al no saber que quien necesitaba estar lleno de besos y abrazos era él. Y una vez más cuando me quedaba dormida se iba de mi habitación a seguir llorando en la suya pero nunca cerraba mi puerta.

Con el paso de el tiempo y al llegar ya mis dieciséis años ya sabía todo lo de mamá pero papá estaba ya bien aunque nadie podía borrar nunca el recuerdo de mi madre en el corazón de mi padre. Me regaló una cadena de oro con el nombre de Bella y nada me gusto mas que ese regalo. Siempre me decía que era igual que ella y que nadie nunca me separaría de su lado, que me tendría que cuidar a mí, a su niña.

Pero todo dio un giro cuando dos meses después de cumplir mis diecisiete, vino la catástrofe arrasando con mi vida y quitándome la libertad, separándome de mi padre, dejándolo una vez más solo y dejándome sola a mí.

Zayn Malik, arrasó con mi vida, me hizo daño y quizás iba a acabar conmigo, pero la catástrofe cambió y se calmo. Y descubrí que con amor todo se podía, hasta perdonar a tu secuestrador.

Salí de el agua y respiré varias veces buscando aire. Abrí mis ojos y cuando giré mi cara pegué un mini grito. Toqué con la palma de mi mano mi corazón ¡que susto me había llevado!. Adam estaba parado enfrente de mí, esto de no hablar al llegar a los sitios viene de familia ya que Abel hace lo mismo. Adam me regaló su mejor sonrisa en modo de disculpa.

–¡Joder Adam!, casi me da un infarto– Me tranquilice poco a poco.

–Lo siento Bella pensaba hablarte cuando salieses de debajo de el agua– Rió.

–Eso de no hablar cuando se entra a los sitios viene de familia ¿verdad?–.

–¡Ey, yo soy muy diferente a mi padre!– Reclamó y yo solamente asentí.

Adam se acercó a mí y dejó reposar sus brazos en el filo de la bañera y me miró mientras se puso de rodillas. En ese momento me di cuenta ¡estaba en la bañera desnuda mientras un hombre me observaba!, aunque gracias a la espuma no se lograba ver nada pero todavía estaba algo incómoda. Adam noto esto.

–Adam estoy un poco incómoda– Reí falsamente.

–No te preocupes soy gay– Abrí mis ojos.

–¿Por que no me lo has dicho nunca?– Me sentí ofendida.

–Pensaba que lo sabías– Negué.– Pues ya lo sabes, asi que no te preocupes por mí– Rodé los ojos y después sonreí.– ¿Cómo estás?–.

–Bueno– Acaricié mis piernas.– Más mal que bien pero no puedo hacer nada todo el mundo tiene una forma de pensar diferente–.

–Una cosa es pensar de diferente forma y otra muy distinta es herir los sentimientos de alguien por algo que no ha hecho– Sonrió.

Secuestro | Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora