Capítulo 7: Llamada

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2 días después.

Me miraba en el espejo detenidamente, mi mejilla tenía un moratón y mi ojo igual. ¿Esta era yo?, ya ni siquiera me reconocía a mí misma. Zayn me había vuelto a encerrar por desobedecer pero estaba mejor encerrada que viéndole la cara de gilipollas que tiene. ¡Lo odio!. Él me ha hecho estar así, destrozada. Decir que ahora estoy casada con él me hace tener un nudo en mi estómago de angustia, todavía no me creo que sea su mujer y él ¿mi marido?. Agh maldita sea.

Siento la llave ser introducida en la puerta, salgo corriendo de nuevo hacia la habitación y me siento en el escritorio, cojo un libro y hago como si estuviera leyendo. Cuando entra cortó mi respiración y cierro los ojos. No se acerca solo se queda parado en la puerta.

–Bella– Aveces me llama Zeina y otras veces Bella, no hay quien lo entienda.– Tienes una llamada.

Me giró y vuelvo mi respiración a la normalidad, abro mi ojos y veo a Zayn con su traje perfectamente planchado, sonriendome y enseñándome el teléfono.

–¿U-una llamada?– Frunzo el ceño.

–Es tú padre–.

En cuanto las palabras salen de su boca, abro mis ojos y me retiro del escritorio. Corro hacia Zayn y intento quitar el móvil de sus manos pero el evita que lo coja, tapa el altavoz y me mira para hablar.

–Pequeña recuerda que como digas que estamos en Francia la que pagara las consecuencias va a ser tu pobre abuela. Aunque si se lo dices solamente tendríamos que irnos a otro país y ¿querrás irte con la conciencia de que tú abuelita se ha muerto por tu culpa?–.

Lo miré con odio y luego arrebate el teléfono de sus manos.

–¡Papá!– Grito.

–Bella hija ¿donde estás? ¡dímelo! ¿que ves?–.

–No lo sé papá, no lo sé– Lloro.

–No llores mi niña, se me parte el alma–.

–Me ha violado papá y me ha pegado y me drogo para casarse conmigo–.

–Te prometo hija que pagará por todo y te prometo que te sacaré de dónde estás, no voy a dejar de buscarte– Ahora llora él.

–No puedo más papá, yo no tengo la culpa de nada–.

–Cariño sé fuerte aunque ya lo eres, hazlo por mí y por tu madre, ella te cuidará mientras yo te busco–.

–Te quiero muchísimo papá–.

–Yo también mi pequeña Bella–.

–Se acabó el tiempo– Me quitó el móvil de las manos.

¡Ayúdame papá!– No se si logro a escucharme o no porque Zayn colgó. 

–Tu padre está completamente hundido, me encanta– Se ríe y yo aprieto mi mandíbula de rabia.

–¡¿Por que eres tan malo?!– Grité.

–No hablemos de quién es más malo, porque tu familia saldría perdiendo–.

–¡No somos así!–.

–No hablo por tí– Lo miré.

–¿Entonces que familia dices?, yo no tengo una familia solo tengo a papá y a mi abuela, bueno tenía porque me lo has quitado todo– Lloré.

–Yo sí tenía una ¿sabes?, pero Bruce se encargó de matarla y de destruirme a mí–.

–¿Entonces porque te casas conmigo? ¡ahora tu también eres su familia!– Rió.

–Te equivocas preciosa, ahora tú eres mía legalmente, ahora tú perteneces a mi familia y el hijo que tengamos será un Malik, tu padre lo odiará pero me la suda– Camine hacia atrás asustada.

–¿Hijo? ¿familia? ¡que dices, estás loco!– Respiré pesadamente.

–Si pequeña, mi hijo y el tuyo–.

–Tu violación– Su sonrisa se borró de su cara y me miró enfadado.– ¿Que película te estás montando, en tu cabeza?.

–Me estoy montando la película que ara a tu padre llorar, hundirse, tener rabia, caer en el alcohol y por último suicidarse–.

Negué una y otra vez con mi cabeza, papá cuando mamá murió paso por una gran depresión y salió adelante gracias a mí y pensar que puede llegar a quitarse la vida por una puta venganza me hace tener un leve mareo y unas ganas de vomitar y llorar increíbles.

–Si mi padre se llega a suicidar, te prometo que yo también Zayn Malik– Sus fracciones se relajaron.

–N-no serías capaz– Titubeó por primera vez.

–Ya no me queda nada que perder a si que ponme a prueba Señor– Digo con asco y dispuesta a salir de la habitación.

Pero Zayn me cogió del brazo y me giró brutalmente marcando sus dedos en mi pálida piel. Me quejé pero no me soltó estaba rojo de ira y las pupilas se le dilataron.

–¡Tu de aquí no te mueves, y menos me dejas con la palabra en la boca!– Gritó.

–¡Déjame! ¿no te das cuenta de que me haces daño?– Me solté de su agarre.

Deje mi mano en la parte dolorida y lo miré directamente a los ojos. Sus fracciones se relajaron y me miró con pena. Me retiré de él y salí de aquella habitación conteniendo mis lágrimas.

Secuestro | Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora