Capítulo 40: Riesgo

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Me sentía débil, sin apenas fuerzas, mirando a un punto fijo mientras los minutos pasaban. Agarrando mi barriga y dudando por si todavía mi bebé seguía dentro de mí cosa que dudaba. Cerré mis ojos y Adam me abrazó más fuerte.

Adam me había llevado a el salón, me había puesto una manta calentita y me había dado en un vaso una tila. Bebí de mi tila ignorando el calor que sentía mi boca al beberla.

–Bella ¿que ha pasado?– No contesté.– De verdad cariño cuéntame–.

Lo miré dejé la tila en la mesa de café que teníamos enfrente y empecé a contarle desde lo que vi en el despacho de Zayn hasta lo que pasó cuando bajé.

–Que hijos de puta los dos– Dice tranquilamente.– Todo se va arreglar, ese loco no se va a volver a acercar a ti y con Zayn me encargaré yo de hablar–.

Asentí y apreté más contra mi cuerpo la manta que tenía en mi cuerpo. Ya estando un poco más tranquila, subí de nuevo hacia arriba.

Cuando entre a la que era mi habitación vi a Zayn pegando y amenazando a Roderick mientras que todos los gorilas observaban. Abel le decía que tenía que parar ya que ya era suficiente y es cuando entre yo.

–¡Para ya!– Grité.

Sabía que estaba mal todo lo que había hecho Roderick y ya Zayn se había encargado de darle su merecido, es más me asombré al ver todavía vivo a Roderick, pero ya era bastante no quería más violencia. Roderick estaba completamente loco y necesitaba ayuda psicológica por lo que no quería que siguiese golpeándolo hasta matarlo.

–Desagradecida te he salvado de este capullo dos veces– Me agaché a el suelo para ver a el irreconocible Roderick preso de los golpes.

–¿Y cuántas veces te he salvado yo de tu mierda de vida?– Contraataque y se quedó callado.

Separé mi vista de él y volví a Roderick, me miró y acarició mi cara. Luego su mano calló pero sabía que estaba vivo porque todavía respiraba.

–Abel llama a una ambulancia y que cuando se ponga bien lo ingresen en el mejor psiquiatra de enfermos mentales no peligrosos, Zayn cargará con todos los gastos–.

–¿¡Perdona!?– Gritó pero lo miré amenazante por lo cual se cayó.

–Y vosotros– Me dirigí a los guardaespaldas que habían.– Cogedlo y esperar a la ambulancia fuera y no le hagáis ningún daño más–.

Miraron a Zayn y este asintió. Por lo que Abel me dio las gracias con la mirada y se retiró a llamar a la ambulancia. Los guardaespaldas hicieron lo que les pedí, dejándonos por último solos en la habitación.

–No van a ser las cosas como tú siempre digas– Me dice y lo encaro.

–No quería más violencia, quería estar tranquila sin tener que aguantar...– Me pare.

Un dolor punzante en mi cabeza se hizo presente por lo que mis manos fueron ahí intentando que el dolor cesase. Pero no conseguí nada. Sentí las manos de Zayn coger las mías. Mi visión se volvió doble y luego se nubló. Sentía las voces a mi alrededor pero no podía contestar.

–Bella ¿que te ocurre?– Preguntaba Zayn y negaba.

–¡Dios mío!– Grito Zayn. Y mi respiración se volvió pesada.– Bella dime algo por favor reacciona–.

Sentí como el corazón me dio un punzada, sabía que algo dentro de mi no iba andar bien y mis sospechas eran ciertas.

–¡Voy a perder a mi hijo!– Grité.

–No vamos a perder nada tranquilízate mi amor, te prometo que todo saldrá bien– Negué una vez más.

Luego caí hacia delante y Zayn me sujeto. Sentí algo blandito seguramente Zayn me pusiese en la cama. Mi vista se volvió oscura y caí desmayada en un gran sueño.

Secuestro | Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora