Tenía el frasco de los tranquilizantes en la mano. Y seguía dudando, no quería hacerlo por mi padre pero nunca saldré de aquí, nunca disfrutaré de mi vida y para estar detrás de la sombra de Zayn, esta era la mejor solución, no quería seguir siendo su jodido juguete, su maldita muñeca de trapo.
Gruño y me levanto de la cama, tirando de mi pelo. Voy hacia el baño, con la botella que el empleado me ha traído en la mano y las pastillas en el otra. Me miro en el espejo, veo mi ojo algo morado y mi espalda me escuece un poco por los marcas de la correa aún presentes. Aparto el pelo un poco de mi cara. Pienso en todo lo que me ha hecho Zayn y mis fosas nasales se dilatan. Hecho unas once pastillas en mi mano y me las meto en la boca, después bebo agua.
Esta es la mejor solución, solo quisiera despedirme de mi padre pero tampoco puedo hacerlo. Asi que solamente me miró a el espejo, esperando mi fin.
ZAYN.
Había pasado una hora y unos minutos desde que discutí con Bella. No la he vuelto a ver y sé que no quiere verme. No se que cojones me pasa con ella pero le he dicho muchas veces que no me contradiga, pero es tan jodidamente cabezona que no me hace ni puto caso. Aprieto la barandilla de el balcón y bufó enfadado.
–¿Pasa algo Zayn?– Dice Abel.
–Bella es lo que pasa– Digo e intento relajarme.
–¿Que ha pasado?–.
–Abel sabes que odio que me contradigan y sabes que ella lo ha hecho– Me giró y le miro a la cara.
–La gente te puede contradecir cuando no lleves razón, Zayn–.
–No me calientes la cabeza tú también–.
–Y no la llevabas y lo que ella ha dicho tiene razón, mi hijo tiene todo el derecho de estar aquí conmigo, ya que soy su padre–.
Ruedo los ojos, odio equivocarme y no no lo iba a reconocer y menos delante de ella, sería humillante.
–Zayn, tienes que pedirle perdón, conociéndote estoy seguro de que no has sido delicado con ella– Respiro pesadamente.
–¡Joder! ¿por que siempre tienes razón?– Me separo de él y voy hacia la puerta para salir de balcón.
–Porque tengo madurez– Ruedo los ojos y me dirijo hacia mi habitación.
Giró la manija pero la puerta no se abre, ¿por que se encierra?. Con fuerza golpeo la puerta.
–¡Bella, abre!– Gritó fuerte. No contesta ni abre.– ¡He dicho que abras!
Espero unos segundos pero más de lo mismo. Ya muy enfadado, golpeo más fuerte la puerta. Mi mandíbula se aprieta y le pego una patada a la puerta.
–¡Voy a romper la puerta y cuando entre no te va a ir nada de bien!– Vuelvo a gritar.
Es raro que Abel no me haya escuchado y que Adam tampoco pero así mejor, no tengo que dar explicaciones. Hecho mi cuerpo hacia atrás y luego hacia delante, estiro mi pierna y pego una patada. La puerta se rompe y consigo entrar.
Miró la habitación y no hay rastro de Bella, hasta que mi fijo en el cuarto de baño y tiene la luz encendida. Voy hacia allí y abro la puerta con nada de delicadeza, Bella se va a enterar. Al entrar completamente mi cuerpo da un vuelco, mis ojos se abren completamente, mis manos sudan y tengo un nudo en la garganta. Bella está tirada en el suelo no se si viva o muerta pero al lado de su mano se puede ver el bote de pastillas con muy pocas de ellas derramadas en el suelo. Me acerco y miro el bote, son tranquilizantes. Tiro de mi pelo nervioso y la cojo en mis brazos, su cuerpo no hace ninguna fuerza, está inconsciente, porque todavía está respirando. Esto ha sido por mi culpa no debería de haberla tratado así ¡joder, soy gilipollas!.
–¡Bella!– Grito mientras mis lágrimas van bajando por mis mejillas– Despierta por favor, te devolveré con tu padre si lo haces– Digo desesperado.
–Está todo bien pequeña, venga vamos despierta, ¡despierta!– La sacudo.–¿Por que me haces esto?– Mis manos va atrás de su cuello y la abrazo atrayéndola hacia mi pecho.
No puedo reaccionar a si que lloro mientras la abrazó fuertemente. Me he quedado en shock, ella no puede haber hecho esto, ella no puede dejarme, ella tiene que vivir. Y pensando esto último reacciono.
Vale, tengo que quitar esas pastillas de su organismo. La pongo de nuevo en el suelo pero esta vez de lado para que al hacerla vomitar no se trague su propio vomito. La pongo como he dicho y le introduzco mis dedos en su boca. Al principio da arcadas pero no llega a vomitar, así que se los meto mucho más con todas mis ganas porque no permitiré que ella muera antes acabaría yo con mi vida. Siento como hace un ruido extraño. Saco mis dedos y lo hecha todo, empieza a toser y a llorar a la vez, la incorporo y la abrazo con todas mis fuerzas. Ella abre sus ojos.
–¡Ni me dejas vivir, ni me dejas morir!– Me grita.– ¿Que quieres que haga?–.
Me siento lo peor de este mundo, la miro y vuelve a cerrar los ojos, sé que quiere dormirse pero no puedo hacer que haga eso. La levanto y le hecho agua en la cara. Se espabila un poco.
–¡¿Que ocurre?!– Grita Abel y se dirige hacia Bella.
–Se ha tomado no se cuantas pastillas– La cara de Abel cambia y quita el pelo de la cara de Bella.
–¡¿Ha vomitado ya?!–.
–¡Sí, sí lo ha hecho!– Grito y la cojo en mis brazos porque sus piernas son incapaces de estar de pie.
Solo puedo notar mi culpabilidad porque todo es mi culpa. No puedo perderla, después de querer luchar por ella tanto. Tendría que cambiar.
[...]
Bella estaba descansado en la habitación, era ya de noche. Abel y yo estuvimos desde que paso eso con ella procurando que no se durmiese y que estuviese bien. Bella solamente hablaba de lo sucedido con Abel porque a mi ni hablarme quería, en ese rato que ha hablado no ha parado ni un segundo de llorar. Abel me ha hechado la bronca y ha pasado miedo de perderla igual que yo y no se que mierda me pasa. He dejado a Adam vigilándola aunque no tiene mucho trabajo ya que ahora se encuentra dormida y para mi tranquilidad, sana y bien. Llamamos a el doctor y nos dijo que ya que estaba fuera de peligro, había que vigilarla y animarla.
Ahora mismo me encuentro enfrente de todos y cada uno de mis empleados y guardaespaldas, para saber quién cojones se atrevió a darle esas pastillas a Bella. Me moví de un lado a otro observándolos. Todos estaban con la cabeza agachada y con miedo, nada nuevo.
–Solo lo diré una vez– Hablé.– ¿Quien le dió las pastillas a Bella?–.
Después de varios segundos en silencio mi paciencia se estaba acabando, quería saberlo ya.
–No os recomiendo hacerme buscar por mi cuenta– Más silencio.– ¡Hablad de una jodida vez!–.
–Fui yo– Escuché una voz masculina y tubo toda mi atención.
Salió de detrás de algunos empleados y se puso enfrente mía. Tenía el pelo algo canoso y era ya algo mayor.
–¿Cómo cojones le das esas pastillas sin mi consentimiento?–.
–Pensé que había que obedecerla, ella es su mujer. De saber que se intentaría suicidar jamás lo hubiese hecho–.
Asentí con mi cabeza y me giré. Cogí el arma que tenía detrás de mis pantalones y me giré. Apreté el gatillo dándole justamente en el pecho, su cuerpo calló impactando en el suelo. Todos los demás empleados gritaron de susto, menos los guardias.
–Ahora os diré una cosa muy clara a todos– Apunte con la pistola.– Si no queréis acabar como él, no le deis nada que pida Bella sin mí consentimiento ¿¡esta claro?!–.
–Si señor– Dijeron en voz baja.
–Y ahora recojed este estropicio–.
Señale a el cuerpo sin vida de el empleado y salí de la cocina donde los empleados estaban. Y ahora me dirigía a mi habitación donde pueda estar al lado de ella.
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Secuestro | Z.M
Fiksi PenggemarDecía que me quería, pero no lo decía cuando me pegaba, me violaba, ni cuando me raptó. Decía que le tenía que obedecer en todo lo que él quisiese, que tenía que cumplir todas sus duras reglas, pero al final decía que me quería. ¿Esto era amor, odio...