Prólogo

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Mirando en perspectiva, ya parece muy lejano aquel día en el que todo se fue a la mierda.

Y fue tan gradual, que apenas nos dimos cuenta.

Primero, unos pequeños casos aislados en otros países.

Que son las sales de baño; que es una nueva droga de diseño. Un ritual pagano.

Los medios diciendo que los medios exageran, con la excusa de tapar todo.

Los blogs personales e independientes estallando de rumores, haciendo arder las redes sociales, llenas de historias de terror y de ultratumba.

¿Quién se iba a creer semejante verso? Algún gordo nerd que se la pasaba en la computadora, consumiendo cine de clase B y masturbándose con hentai.

No estábamos en yanquilandia, donde los locos ya venían preparándose para un apocalipsis zombie, mientras el resto se reía de ellos.

Estábamos en Buenos Aires, donde el clásico del domingo, los culos en la televisión y la suba del dólar eran más importantes que unas noticias delirantes sobre tipos que volvían de la muerte, canibalizando por doquier.

Y es que era ilógico.

Pero fue pasando.

Tal cual como en las películas de clase B que miraba aquel gordo nerd.

Los muertos se levantaban, caminando lentos, torpes, casi perezosos, intentando atrapar a los vivos.

Si te atrapaban, te hincaban el diente en donde podían.

Y así te contagiabas. Una mordida que infectaba, levantándote fiebre, matándote... y reanimándote.

De otra forma era difícil contagiarte. Si te entraba sangre o algún otro liquido corrupto por una herida profunda, capaz te pegabas el virus. O, como un idiota, que le pego un mordiscón a un zombie intentando defenderse, y le salió peor.

Después de eso, lo más común era la mordida.

Tal cual, calcado, a las películas de clase B que miraba el gordo nerd.

Como si un científico diabólico, o un desquiciado similar, hubiese querido vengarse de la humanidad desatando una plaga con la que fantasearon muchos escritores y fanáticos.

O quizás, los que pensaron que podía pasar algo así eran muy visionarios.

La cuestión es que la situación actual es esa.

Estamos amotinados en un edificio, pero se acaban los suministros, y hay algún que otro problema de consorcio.

Así que, lo mejor es salir y tratar de abandonar esta nueva Buenos Aires zombie...

Buenos Aires ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora